♡!14

588 84 20
                                    

Chuuya's pov.

Y finalmente terminó mi angustia. ¿Los exámenes? Terminados. A la mierda todo, estaba muertísimo y aún así usé mi habilidad–bastante deteriorada— para poder volar hasta casa.

Estaba solo, en completo silencio y dentro de mi fantasía en la que rompía todo y mataba a los profesores por haberme jodido la existencia—por motivos legales eso fue una broma.

Estaba tumbado en la cama, con el estómago rugiendo pero sin fuerzas para levantarme a preparar lo que sea. Hasta poner a calentar agua parecía una tarea que requería una ingeniería. Igualmente, tuve que mover mis perfectos músculos para contestar al teléfono, era mi hermana.

—¿Kouyou?

—¡Chuuya! ¿Cómo estás? ¿Qué tal los exámenes?

—Estoy agotado. Ha sido una foll- una ida de cabeza—corregí. Soy un amante de la literatura corrompido.

—Seguro que te ha salido todo genial. ¿Quieres que vaya algún día?

—No hace falta, estoy bien—apresuré a decir.

—Parece que no quieras que vaya—fingió tristeza y yo reí.

—No es eso, sólo una forma de decir "Espera un poco más y vienes a mi graduación".

—Esa es buena—ambos reímos y continuamos hablando de nuestras cosas como por diez minutos hasta que decidió romper el hielo de una vez por todas.

—¿Y no has encontrado a nadie que te llame la atención?

—No mucho, la verdad. Mucho capullo—dije pudiéndome referir a cualquiera, todos eran muy, en fin, propios.

—No te quiero meter prisa, pe...

—Ya, ya, no me agobies más. Todo estará bien. Si no encuentro nada, búscamelo tú. Lo que sea, a este nivel me conformo con cualquiera.

—¿Tan mal están por allí? Voy a tener que rescatarte.

—Oh, por favor, no lo repitas mucho.

Tras una larga y compleja conversación en la que hablamos de tantas cosas que se quedaron en nada, me levanté para prepararme al menos un sándwich. Me encontraba hambriento y mi cuerpo ya no podía soportarse a sí mismo. Mi mente muchísimo menos.

Busqué algunos vegetales y atún para prepararme un sándwich que, a mi gusto, estaba más que delicioso. Punto menos a aquellos que decían que no me valdría por mí mismo por no saber usar una sartén.

Mi teléfono volvió a sonar y lo descolgué rápidamente.

—¿Diga?

—¡Chuuya~! ¡Qué educado eres cuando quieres, chibi!

—¡Dazai!—dije con rabia— ¡Por qué mierdas me llamas un viernes! Déjame en paz.

—Hmm, vale. Pero antes, recuerda que mañana a las cuatro te quiero en mi casa—y ante mi posibilidad de queja, colgó.

Había gente cretina y luego estaba Dazai. Su nivel era incalculable y me preguntaba cuánta gente podía estar sintiéndose como yo. Además de ser un idiota, le encantaba serlo. En este tiempo aprendí que sus bromas a Kunikida son algo rutinario, como la fuente de su serotonina. Claro que, pobre Kunikida, aguantar a un crío como Dazai no es nada fácil.

Lancé el móvil lejos de mí y me abalancé sobre mi sándwich, por fin terminado y listo para ser saboreado. Empecé por un leve mordisco y terminé casi a los minutos. Estaba agradecido con mi propia comida, la mejor almuerzo-merienda que había tenido en mucho tiempo.

Hechos para estar juntos. [Soukoku/Shin Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora