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Atsushi's pov.

—Chuuya-san—dije somnoliento frente al pelirrojo que entró rápidamente—. Qué temprano.

Como mucho eran las ocho de la mañana, por lo que era sorprendente, es decir, ya no teníamos que ir obligatoriamente a clase.

—¡¿No vas a preguntarme qué pasó?!—dijo poniendo ambas manos en su cara y dejándose caer como una pluma en el sillón. Le acompañé a su lado.

—Algo me llegó a decir Dazai.

—¡Agh! ¿Qué te contó?—dijo entre la molestia y la curiosidad.

—Que te entró el celo en su cuarto—tosió exagerando. ¿Akutagawa se tragó a Chuuya?

—Vale, sólo conoces la punta del iceberg.

—¿Hay más?—asintió sin decir nada y supuse que me tocaría averiguarlo—. ¿Has descubierto que le amas?

—¡CLARO QUE NO!—casi sentí la rabia en sus palabras—. ¡Ni muerto! Tampoco imagines de más, por dios.

—¡Ahh, ya sé! ¿Al fin le dijiste que te ayudara?

—Exactamente eso. Amarle... Qué cosas tienes—dijo ahora riendo.

—Pues harían buena pareja.

—Atsushi, déjate de bromas. Oye, ¿y Akutagawa?—señalé a la cocina y sentí que le dio un infarto al percatarse que el pelinegro nos miraba atentamente desde la cocina.

—¡Joder! ¡Qué susto! ¿Qué haces ahí mirando?—él se encongió de hombros y yo solté una carcajada.

—Desde luego... ¡Ni una sola palabra de esta conversación!—le dijo señalándole con el dedo índice.

—Confíe, Chuuya-san—mi novio hizo una inclinación con la cabeza.

El pelirrojo iba a responder pero le sonó su móvil y se disculpó marchándose hacia su habitación. Yo me levanté también y abracé a Akutagawa por la espalda.

—¿Qué tienes pensado hacer hoy?–dije dulcemente con intención de que dijera algún plan conjunto.

—Vigilar a Chuuya-san—perdí toda mi alegría y descolgué mis brazos de su cintura.

—¿Para qué tienes que hacerlo?

—Me lo ha pedido Dazai-san.

—¿Estás saliendo con él acaso?—me di cuenta de mi error y mis celos tóxicos entonces, por lo que retrocedí lentamente poniendo una de mis manos en mi boca—. L-lo siento, ignora lo que dije.

Hubiera esperado a ver qué me decía, pero tan rápido como reaccioné desaparecí por el pasillo, encontrándome con un Chuuya confuso, y me encerré en mi habitación.

—¡¿Atsushi?!—escuché desde el otro lado a Chuuya—. Oye, tú, ¡¿se puede saber que le has hecho?!—no le veía pero me imaginaba su cara de enfadado y sus gestos atrevidos causados por el enojo.

Estaba llorando de la vergüenza o del miedo. Me sentía vulnerable frente al amor, la primera vez que alguien me mostraba cariño y afecto de manera constante y yo me quejaba por una tontería como que me dejaran de lado. Claro que, yo no quería desarrollar una dependencia emocional. Entonces, ¿cómo lo hacía?

A su vez me fue inevitable llorar por la vergüenza de haber sido capaz de sentir celos de una manera tan infantil como lo fue. Estaba aterrado solo de pensar en qué pensaría Akutagawa de mí después de mis palabras. Al mismo tiempo, sentí como si hubiera perdido todo mi sentido común, pues sabía la necesidad de aprobación que tenía el pelinegro de Dazai.

Hechos para estar juntos. [Soukoku/Shin Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora