—Soy el bufón del castillo. Quisiera hacerle un pedido especial. Dicen que tu asado cura el alma, espero que también pueda curar el cuerpo. El rey cayó enfermo recientemente, y ningún medicamento conocido y ninguna magia sanadora, ha podido ayudarle. Creemos que con una buena comida suya tal vez podamos hacer algo. —Ahh, es el bufón...con razón esa ropa rara que parece el tipo del comodín de las barajas con las que jugaba al truco con mis amigos.
—Pará, me estás jodiendo que se enfermó. ¿Qué chota se agarró? —Uso mi vocabulario tranquilo, si igual, los bufones ni pinchan ni cortan dentro del castillo...no estoy seguro, pero creo que sí.
—Pues, recientemente, el rey viajó hacia el reino de Vajhina-Mojhada, en el extremo sur del continente con fines diplomáticos para tener un aliado con quien contar en los tiempos de guerra. Ese reino está rodeado por un bosque en donde habita una extraña bacteria que causa una enfermedad que llamamos "La gripe de Vajhina-Mojhada". Normalmente, no suele ser tan grave y afecta a muy pocas personas, pero esta vez resultó ser bastante diferente. —Ah, son unos pelotudos entonces, si saben que hay una enfermedad, ¿para qué mierda se arriesgan?
—¿Y no tenían otro reino que visitar? Porque ustedes se arriesgaron, cuando se fueron para allá. Si sabían de esto, al pedo fueron.
—Es el único reino en todo el gran continente de Vergagrueza con el que no tenemos una alianza estrecha. Nos interesó fortalecer esa relación, y aprovechar el comercio, ya que Vajhina-Mohjada es un gran productor y exportador de fíon. Nos gustaría poder contar con eso. —Y si ustedes ahora se están preguntando, ¿qué putas es un fíon? Les cuento un poco. La gente que usa magia, gasta energía mágica por cada hechizo que tira. Cuando se quedan sin esa energía mágica no pueden usar más sus truquitos raros, asi que necesitan tomarse una botellita de este fíon, que es una bebida rara que parece vino, para poder seguir tirando magia.
—¡Orskol! El bufón del Rey. Escuché todo. Debe ser todo un honor para mi compañero cocinar por segunda vez para él. —Y se apareció el dragoncito mogólico. No sé que estaría haciendo por allá atrás, con la otra pibita de mierda, ni quiero saberlo.
—Lymfort, el chef de los dioses. Es raro verlo aquí abajo en este lugar, pero no podría esperar menos de un restaurante con tanta buena popularidad. Por cierto, señor parrillero, ¿cuál es su nombre? Si su comida sale bien, le pediré al rey que construya una estatua de usted en el centro de la ciudad.
—Por supuesto, yo Don Parrillero, me llamo...
—¡Insecto de mierda! —Y una vez más, la pendejita esa anda rompiendo las pelotas. Me pregunto yo por qué no se irá con su madre a garchar cuantos tipos vea y me dejará de hinchar los huevos de una puta vez.
—¿Qué mierda querés vos? —Me acerco hasta ella con mi mejor cara de orto, solo para verla corriendo por ahí, escapando de una simple abejita de mierda. La concha de su madre. Tanto espamento por un bichito de mierda que ya no tenía su aguijón...creo que al darme cuenta de eso, debería entender perfectamente qué chota es la gran marca roja que tiene en el culo.
—Esa abeja me tocó una nalga. —Puta madre, que envidia siento de ese bicho.
—Bueno, espero que pueda prepararme esa comida, señor. El nombre puede esperar, la salud del rey no. Me pondría muy triste si algo llegara a pasarle. —Bueno, me gustaría poder darle alguna buena noticia, pero con estos dos pelotudos que tengo por compañeros, no vamos a avanzar mucho.
—A ver, pedazo de conchudos, hijos de puta, la recalcadísima puta que los re parió... —La puta que los parió...ese insulto queda muy buen tirándoselo a la pibita esta, Freixla, y va a quedar muy bien tirárselo a los hijos que ella tenga—...a ver si se ponen las pilas de una reputísima vez, que el wachín que nos gobierna necesita de nuestra comida. ¡Vamos loco! —Fua mierda, en seguida los dos rajaron a cocinar. Pero, pará un cachito. ¿Qué chota le cocinamos? Bah, si, un asadito tradicional.
Lymfort se va a preparar las entrañas, la Frei...la pelotudita esta, se encarga de la ensalada, y yo me voy a hacer una tirita de asado, un par de chorizos, y algo de vacío y lomo para tener la parrillada completa. El fuego está prendidito, aunque el humo está teniendo una forma y color bastante raras, a ver si alguien piensa que me estoy fumando alto porro.
Ya que estoy al pedo, hasta que la parrilla agarre un poco más de temperatura para poder meter la carne, les aviso por qué me resulta tan difícil decir el nombre de esa pelotuda. Se escribe Freixla, algo no tan complicado. Ja, pero agarrate con la pronunciación chota que tiene: Efreieixaila. ¿No se podrá haber llamado María, la concha de su madre? Que ganas de cagarme la vida.
Ah, el fueguito está listo. Mandando carnecita. Lomo, el que tienen las elfas es tremendo —¿seguimos hablando de lomos, no—, vacío, como mi billetera a fin de mes, y los chorizos, los que te morfas enteros con gusto.
En cuestión de, mas o menos media horita, estaba todo listo. Pero lo que dijo el comodín para mi chinchón, me sorprendió bastante, la verdad.
—Ustedes tres, ¿les gustaría llevarle el asado personalmente al rey? Él estaría muy encantado de que ustedes lo visiten con esa deliciosa comida.
—Entonces empezá a mover el culo que vamos para allá. —Cerré el negocio rápido y me tomé el palo junto a ese cahivach...eh, digo, el bufón del castillo.
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Soy un parrillero argentino que se convirtió en rey
HumorContinuación de "Soy un parrillero argentino que llegó a otro mundo". El reino se ha vuelto mundialmente famoso debido al gran restaurante parrilla de Don Parrillero, pero de pronto, el Rey fallece a causa de una enfermedad misteriosa y no posee her...