Capítulo 5: Thirza, la arachne

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Sé un rey, me dijeron, va a ser divertido, me avisaron. La concha bien puta de su madre, estoy hace no sé cuantas horas aca sentado como un pelotudo, aburriéndome. No pasa un carajo, lo único que hay, son los cargosos de Lymfort, y la otra pelotudita...que aviso desde ahora, por decreto real, por lo menos, mientras está dentro del territorio de Pyjanegra, no se llama mas Frei...así, como se llamaba, ahora es Fernanda. Mas sencillito para mí. 


Ah, y no avisé antes, pero los puse a laburar a los dos dentro del castillo. Lymfort, es el nuevo ¿bufón?, creo que así era. Bah, el boludo ese vestido como comodín de bajara española que se dedica a entretener al rey, aunque no me entretiene nada porque se la pasa todo el día coqueteando con la chica dragón del harén real. Con respecto a 'Fernanda', es la nueva administradora de aquél grupo de chicas. Ese harén.  Repitiendo el oficio que ochocientos años atrás, tuvo su madre, ja. 


—Majestad, tengo un aviso para darle. Llegó una chica al castillo diciendo que quiere postularse para formar parte del harén real. ¿La dejo pasar? —Uno de los caballeros que hay por todos lados acá adentro, llegó a donde estoy para romperme las pelotas con otra trola nueva...veamos que tal.


—Y no la hagas esperar, boludo, traela para aca.


Apenas unos minutos después aparece ella. No sé realmente como describirla. Era, ¿una araña? En efecto, eso era, una araña pero que en lugar de su cabeza, estaba el cuerpo de una mujer de la cintura para arriba. Eh, como decirlo, es como una mujer centauro, pero que la mitad caballo, se cambió por una mitad araña. Espero que me hayan entendido, sino váyanse a la puta que lo parió. 


¿Insisten con una descripción mejor? Agarren una araña, le arrancan la cabeza con violencia, buscan a una mina que esté bien buena, le arrancan las piernas con brutalidad a ella. Después le mandan plasticola, a la cintura, y pegan a la mina esta al cuello de la araña. Listo, ya tienen la cosa esta. 


—Me presento, mi nombre es Thirza. Pertenezco a una raza conocida como arachne. Somos el resultado de que un mago intentara combinar una araña y un humano en una sola criatura para tener un guardaespaldas diferente, que lo pudiera proteger bien de acuerdo a sus necesidades. Creó a cinco como nosotros, pero los desechó debido a que no cumplían sus expectativas. Se retiraron a una cueva y ahí se instalaron como su nuevo hogar. De a poco ellos cinco se fueron convirtiendo en una comunidad pequeña y ahora somos una raza que vive en cuevas subterráneas por todo el mundo. Pocas veces salimos a la luz. Yo quise salir de las cuevas, viajar y conocer un poco de mundo, por eso vine aquí, porque trabajando en su harén real, sé que podré financiar mi viaje, al menos, por este continente. —Tiene una cara bonita y una voz muy tierna pero, ¡concha de su madre!, siempre sufrí aracnofobia, y me ponen justo a una mina mitad araña adelante mío.


—¿Y tenes sangre noble o relación con la nobleza? —La madre de 'Fernanda' ya me explicó que las prostitutas del harén real, solo pueden ser nobles, familiares de nobles, o estar relacionadas con la nobleza de algún lugar.


—Soy la hija del actual rey del imperio arachne, ¿eso sirve? —Qué mierda, esta mina es una princesa. Fuerte, el asunto. 


—Entonces, ¿me concederá poder sumarme? —Ella estaba con una sonrisa en la cara, lo que sí no sé, es si era una sonrisa de "sé que este rey es buena onda y me permitira trabajar como su puta" o si es una sonrisa sádica como de "si no me acepta, lo hago pollo". 


—Mirá, che, la posta es que el harén real ya está completo, asi que no pueden sumarse más chicas, pero sos mitad araña, asi que podes trabajar como costurera. Tejiendo trajes para mí, estandartes, y otras cosas que necesitemos. —Las arañas crean telarañas, ¿no? Y si usara esa tela para tejer otras cosas, podría serme útil.


—Lo siento, señor, pero mi mitad araña es una tarántula. Las tarántulas no tejen ni producen telarañas. Pero puedo aprender a hacerlo como los humanos normales, con aguja e hilo de lana en mano. —Bueno, me decepcioné un poco, pero me convenció con aprender a hacerlo al modo clásico. 


—Bueno, bienvenida al castillo. El caballero que te trajo hasta acá, la va a guiar hacia la sala donde trabajan las costureras, preséntate a tus nuevas compañeras y empieza a trabajar. —Ella finalmente se fue con esa cosa mitad mujer y mitad araña. Bueno, fue una linda forma de comenzar mi reinado, traumándome con una criatura rarísima. ¿Qué mas tenes Pyjanegra que pueda traumarme? ¿Será una sirena travesti o una súcubo monja?


En seguida entra otro caballero con otra cosa rara al lado. Bueno, esto lo reconozco un poco mejor, ¿una sirena? 


—Majestad, me encontré con esta sirena travesti que desea sumarse al harén real. —Puta madre, ¿para qué mierda pensé eso? 


***


Uf, estoy muy cansado. Mis piernas no dan más. Desde que el Rey Parrillero II, tomó la corona no he tenido un descanso. Para variar, ahora, tengo que irme desde un tercer piso, hasta un segundo subsuelo, donde está la sala donde trabajan las costureras para que esta arachne empiece a realizar su nueva labor. 


A veces no comprendo por qué decidí convertirme en caballero, si yo era más feliz estando solo, alejado de todo, en mi granja con mis animales, mis cultivos, mi perro y mi esposa. Supongo que este debe ser el precio que he de pagar por abandonar mi felicidad. 


—Thirza, hemos llegado. Aquí se encuentran las costureras, a las cuales se les sumará una más, tú. Que disfrutes de este maravilloso oficio. —digo, intentando mantenerla animada, ya que parece estar algo triste. 


—Muy bien, ¿entonces sólo entro, me presento y ya empiezo con mis tareas? —pregunta ella, con timidez. 


—Exactamente. —Tras mi respuesta simple y rápida, ella entra a la sala y decido quedarme afuera un rato por si llega a necesitar de algo, pero rápidamente empiezan los gritos y todas las costureras salen corriendo y gritando. 


—¡Ah! ¡Una araña! —Ay, no. Ahora tengo más trabajo, calmar a estas mujeres, y seguramente, levantar el autoestima de la arachne. Que vida de mierda. Aunque, admito que, si se me apareciera repentinamente, una mujer con seis ojos y ocho piernas, también me asustaría y saldría corriendo. 


En fin, las cosas raras que viven por todo este mundo. 

Soy un parrillero argentino que se convirtió en reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora