El despertar fue horrible, y no precisamente por la resaca.
¿Me dolía la cabeza? Bastante.
¿Tenía ganas de vomitar? Pues unas pocas.
¿Me alarmé cuando noté un brazo rodeándome la cadera? Demasiado, aunque también fue un alivio darme cuenta de que se trataba de Jax y de que estaba en la caravana. Alivio que duró poco porque los flashbacks de la noche anterior llegaron como fogonazos a través de la neblina del nuevo día.
"Que ser solo amigos para tenerte cerca quizás fue una mala idea. Tal vez deberíamos ser algo más".
Oh, dios mío.
¿Qué había hecho?
Gemí por lo bajo, pero Jax seguía dormido.
Dormido y abrazado a mí. Podía notar a la perfección sus dedos sobre mi estómago, cálidos y suaves. Y aunque no se movían, dentro de mí todo se revolvía.
Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, y lo cierto es que le había confesado lo que más anhelaba. Las ganas que tenía de mandarlo todo a la mierda y el error que a veces pensaba que había cometido.
Pero no era simplemente decir la verdad. Era una verdad sin tapujos, sin miedos... porque pensándolo sobriamente, ¿a qué nos llevaría intentar tener algo?
A estar meses, quizás años, separados. Cada uno haciendo su vida. Porque si algo tenía claro por mi parte es que quería volver a casa, estudiar una carrera y conseguir tener un futuro estable.
Y Jax quería viajar, conocer mundo, experimentar...
Éramos tan diferentes que a veces me preguntaba cómo narices nuestros caminos llegaron a cruzarse.
Pensé, entrando despacio en pánico, cómo actuar. ¿Debía tratar de huir de aquella cama y actuar como si la noche anterior no hubiese pasado? ¿Hacer todo lo contrario y lanzarme al estúpido abismo de un futuro impreciso que me daba miedo? ¿Cerrar los ojos y tratar de desaparecer?
Decidí que, por lo menos, ir hasta el baño y cepillar mis dientes podría ser un buen comienzo. Huir además no serviría de nada. ¿A dónde iría, yo sola, en un país extranjero y sin conocer el idioma ni tener dinero? Pero cuando comencé a revolverme en la cama para alejarme, la respiración de Jax se volvió más imprecisa, y su brazo me aferró más fuerte por la cintura para atraerme a él.
Sentí cómo mi trasero se desplazaba por la cama hasta que encajó a la perfección delante de su...
—¿Cómo te encuentras?
Sus labios hicieron cosquillas en mi oreja. Notaba mi coleta deshecha, alejando el cabello de mi cuello y dejando el acceso libre a su boca.
Tragué saliva, sintiendo una repentina dificultad por respirar.
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Una Perfecta Despedida ©
Teen Fiction· Última parte de "Una Perfecta Equivocación" · · Contiene escenas +18 · Todo empezó cuando Olivia manda por error un mensaje al chat grupal donde está toda su clase, diciendo con qué chico se casaría, a quien besaría y a quién mataría. Éste último...