· C u a r e n t a & S i e t e ·

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· O l i v i a ·


Heeijin y Carla me mandaron miradas cruzadas y cargadas de picardía, pero me dio igual. Isa y Angelo también nos habían hecho un par de bromas al regresar a la recepción del hotel donde nos habíamos encontrado, pero les habíamos hecho caso omiso.

Él y Jax habían tenido allí la reunión porque era donde se quedaban, pero tenían cita en los juzgados a la mañana siguiente. Su idea era no contárselo a nadie. De hecho, ni siquiera Tony lo sabía, pero...

—¿Crees que debería decirle algo a mi padre?

Mastiqué los restos de mi rollito de primavera antes de volver a mirar a Jax y asentirle como si estuviese en problemas. Yo misma lo estaba por no haberle dicho nada, y muy seguro que Tony no daría una buena regañina al saberlo todo, pero... merecía la pena.

Delante de nosotros Angelo e Isa compartían unos tallarines, y Heeijin y Carla habían pedido Gyozas. Todos parecían felices y esperanzados.

Nosotros éramos los únicos rígidos del ambiente. Porque Jax tenía juicio al día siguiente.

Y quizás, porque Angelo e Isa estropearon nuestra reconciliación, si es que así se podía llamar.

Llegaron mientras nos abrazábamos, con un par de cafés que no fueron suficientes por romper el momento. Después fuimos en busca de nuestras amigas y Jax y Angelo nos pusieron al tanto de todo. A pesar de ser un fin de semana importante y de haber conseguido un permiso para que Jax viajara, no era seguro conseguir ganar a la compañía.

—Y Chloe está que rabia —Confesó Jax.

Genial.

Que se jodiera.

—Pues qué bien —se me escapó.

De acuerdo. Quizás no se me escapó, pero...

Jax me observó con una sonrisa ladeada y no pude evitar darle un codazo.

—¡Vamos! No puedes ignorar que quería salir contigo.

Sonrió de medio lado y tomó otro rollito de primavera. Imbécil...

—Puede que lo haga.

Imbécil por dos.

—¿Quieres hacerla rabiar, piojosa?

Su propuesta, de primeras, me sorprendió. Después me intrigó. Así que me incliné sobre él y pregunté:

—¿Qué propones?

Jax desbloqueó su teléfono. Me mostró como sus redes principales estaban bloqueadas todavía por la empresa hasta que pudiese ganar la demanda, pero la red de videos se mantenía libre.

Tocó la pestaña de crear un nuevo vídeo... y me miró.

—Es lo que se me ocurre... Pero saldrías del anonimato.

Quizás fuesen los rollitos de primavera. Tal vez la euforia. O el momento. ¿Quién sabe? Pero sacudí la cabeza hacia él, y Jax dio grabar.

Todo sucedió en cuestión de segundos.

El tomó mi mandíbula entre sus dedos e hizo girar mi rostro de una forma sexy y tranquila. Nuestros ojos volvieron a encontrarse y compartimos una mirada que calentó mi estómago. Apreté los labios y su mirada se posó en ellos.

Entonces me besó.

Al principio Jax no se movió. Se recreó en aplastar mi boca con la suya, en saborear el momento, pero nada más yo le di pie con el primer movimiento, me sentí invadida con su presencia. Y me encantó.

Una Perfecta Despedida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora