1: "iniciativa".

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Los gajes del oficio a veces son de lo más enloquecedor, en especial para cierto albino, que lidiaba con su grupo de trabajo – menores a él  – y sus discusiones inmaduras. En la enorme oficina de reunión, yace él sentado donde correspondía, con sus manos entrelazadas y tapadas por las mangas largas de la yukata acompañado de un gesto inexpresivo.

Un castaño había empezado con las suyas en medio de la reunión, robándole toda la paciencia a un rubio de gafas. La discusión entre ellos dos no duró mucho, puesto que se adhirió un pelinegro de menor estatura, la batalla ahora era física, el de vendas accidentalmente había sido empujado contra el menor tirándole su dulce favorito de la mano, eso fue suficiente para que él atacara. Claro que por la diferencia anatómica los puñetazos en el pecho solo eran cosquillas para el de abrigo, levantaba sus manos tratando de calmar al de boina, tal escena era una burla completa para otros miembros; exactamente solo una mujer, tapaba su boca con la mano conteniendo la risa por la reacción adorable de su amigo.

– vamos, Ranpo-san, ¡te compraré otro!

El nombrado detuvo sus golpes, con una mueca infantil bufó, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, dudando si creerle o no.

– No quiero que el mejor detective de todos me odie, por favor.~

Bingo, fue suficiente para que el de menor tamaño sonría engreído y asienta, retirándose de la oficina tomando de la muñeca al castaño, casi imprevisto. Antes de cruzar la puerta, este dió la vuelta, elevando su voz.

– ¡Tenemos cosas más importantes que hacer! Era un chocolate a precio ilimitado. – salió de su boca, demandante como siempre. Traspasó para fuera de la sala y se oían sus pasos agresivos acompañados de murmullos, posiblemente del más alto. La misma mujer que anteriormente se burlaba, enserio su rostro y admiro a todos momentáneamente.

– Al menos nos hizo un favor y se lo llevó. Presidente, ¿Para qué nos necesitaba?

Retomó la reunión, el mismo albino que ahora era atención de los ojos, suspiró tocando su cien, levantándose del asiento y caminando hasta uno de los pizarrones que se hallaba en frente de la mesa. Unas fotos ya estaban pegadas sobre este, formando un patrón con rostros conocidos y desconocidos.
La mano salió de la larga manga, guiando a todos sobre las fotos.

– Estos son peligrosos mafiosos – habló con su voz ronca como siempre – la mitad de ellos, me ha llegado información, de que fueron capturados exitosamente, la otra mitad de las mafias no tiene actividad. La única con la que he podido tener información de actividad, es la mafia portuaria.

– ¿Eh? ¿O sea que solo existe la Port Mafia ahora?

– No se descarta la posibilidad, pero otras mafias están inactivas como dice el presidente. – habló el de gafas, acomodando estas y dirigiendo sus palabras al joven de cabello blanco. – ¿El jefe de la Port ha tenido actividad?

El presidente se queda en silencio por un breve momento. Para terminar asintiendo entre inseguridad, alguno de ellos no quedó conforme con la respuesta.

– ¿Y cuál es nuestro deber? Si es que tenemos alguno... – un tímido pelinaranja levantó la mano, una vez la mirada seria de su mayor se posaba sobre él, se estremeció.

– Varios departamento de policías nos han pedido ayuda con interrogatorios y capturas. Aún no dí una respuesta a ellos, ya que no a todos ustedes se les da el interrogatorio, será trabajo dividido.

– ¿Capturas? ¿Hay más malos para capturar? – un pequeño rubio de rostro sonriente ahora se asomaba por la puerta, había llegado tarde a la reunión pero pudo oír lo necesario. El más alto asintió, dándole paso para que pueda sentarse, procedió asumiendo que el adolescente escuchó lo necesario.

alianza ✧ Fukumori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora