14: vita sexualis

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"── Rintaro, si un día me muero... ¿qué harías?"
"── Tú no vas a morir antes que yo, Akiko."
"── ¿Por qué no? Todos aquí me odian, me tienen miedo, alguno me matará..."
"── me encargaré de rebanar sus cuellos antes de que lo piensen. Nadie te hará daño, Akiko."

"─ te hice daño yo esta vez, como lo siento."

El pelinegro jugueteaba con su bisturí, tomando un pequeño respiro mientras reposaba su espalda sobre un gran asiento de cuero. Susurraba incoherencias, habia una pequeña fogata de chimenea cerca de él, a lo lejos se encontraba el ruso con ushanka leyendo unos libros. ¿Por qué estaba tan tranquilo si él se supone que estaba al mando de todo? No es que le importase, pero cree que trabaja de una forma muy vaga a comparación del mafioso.

── nunca nadie antes me habia retenido por tanto tiempo como su... Prisionero.

── no eres un prisionero aquí, Ōgai. Eres mi invitado, míralo de esa manera.

── Tienes razón, somos como familia ahora.

El más alto dejó de prestarle atención a su libro, deshaciéndose de este para reposarlo sobre la mesita de luz a su costado. Se levantó, caminando lentamente hasta el mayor e inclinándose de forma que quedaban enfrentados.
No había un sentimiento de terror de por medio, o algo que hiciese a los dos intimidarse uno a los otros, más bien parecía que entre más se acortaba la distancia; más placentero era para el alto.

── me gusta tu forma de pensar, pero debes saber que no confío en tí. No confío en quién eres, porque sé todo de tí... Sin embargo, eres una perfecta haz bajo las mangas.

Mori elevó una ceja, serio e inexpresivo. Se cruzó de brazos, algo inquieto por el poco espacio.

── ¿Qué obtienes diciéndome mentiras como estas? ¿Creés que caeré fácilmente creyéndome tus estupideces de "le diré mi plan y que sea el cebo"? Sé bien lo que quieres hacer, Dostoyevski. Ambos somos los malos en esta historia ya escrita.

Se escuchó una muy sostificada risa por parte del ruso.

── somos iguales en varios aspectos, incluso nos vemos iguales. ¿Deberíamos hacernos una prueba de ADN?

El médico niega repetidamente con su cabeza.

── solo he tocado a Elise-chan y con suerte un adulto más.

Rió, buscando incomodar al ajeno con su comentario, pero no parecía más que insatisfecho.
Antes de retomar el tema pero con más espacio personal, se escuchó un estruendo. Ninguno reaccionó de forma precavida, más bien se asomaron a la chimenea cerca de la entrada, Mori fue el primero en abrirla para inspeccionar por curiosidad.

Habia un largo pasillo oscuro, de la misma poco a poco se acercaba una diminuta figura femenina regañadientes.

── Elise-chan, ¿qué hacias? Te dije que no toques nada, no tengo la tarjeta para pagar tus gastos.

Junto a ella, traía de la oreja arrastrado en el piso al bufón, que estaba encintado por completo tratando de zafarse, parecía entretenido jugando con la peligrosa máquina de matar.

── ¡estaba coloreando en la cocina y este tipo asqueroso arrebató mis crayones! ¡No sé dónde las escondió, las metió en su sombrero y no me las devuelve! Dile que me devuelva mis crayones o lo hago papilla de payaso.

Fyodor elevó una ceja, acercándose hasta el estruendo. Se inclinó un poco, escondiendo sus brazos detrás de su espalda, Elise lo observó atenta.

── Elise-chan, ¿podrías soltar a Kolya? Te conseguiré muchos colores a cambio, pero si no lo sueltas... No habrá quién trabaje para mí, ¿o tu lo harás? ──La rubia se queda pensativa un momento. ¿Trabajar para él? Tan solo imaginar la orden que es capaz de darle le dió escalofríos en su pequeño cuerpo. Hizo lo pedido, pero sin quitar la cinta que rodeaba al adulto corrió rápidamente a la oscuridad del pasillo, sus pasos se desvanecían entre el sonido de las goteras.

La carga de lo sucedido había quedado sobre los hombros del pelinegro mayor, quién observó un poco más el cuerpo del albino tirado en el suelo retorciéndose para librarse de la cinta. No hizo ningún gesto, suspiró y ae agachó tomando uno de sus bisturí escondidos, cortando con cuidado el material.

A su costado, estaba el ruso atento a los movimientos del médico, le causaba cierta intriga desde hace cuánto llevaba con armas y por qué no los usó para defenderse.
Por qué él estaba actuando tan sumiso a las ideas de Fyodor, era algo que le comía la cabeza. Sus orbes rojizos como la sangre estaban fijos sobre ambos masculinos discutiendo, el silencio abondaba en él, una señal aterradora para el albino más alto.

── ¡Fedya! ¿Entonces cuál es siguiente plan? La Agencia está como loca buscando a su viejo canoso.

Mori lo miró curioso, ambos rusos empezaron a tomar algo de distancia, pero no lo suficiente como para ser inaudible.

── tenemos a la cabeza del grupo y al líder, por ahora me preocuparía por Osamu. Tenemos que confundir al grupo hasta conseguir disolverlo por completo... ¿No que están con la mafia? Es una carta perfecta para dividirlos.

Dividir. Mori oía todo a la perfección, necesitaba hablar con el presidente y comunicarle todo pero sabía que sí lo hacia, su cabeza corría riesgos extremos.
Se retiró en busca de su habilidad, necesitaba darse prisa. Sentía los ojos de los rusos sobre su espalda.

Como me gusta actualizar tan rápido jejejsjsjs (1 año de desaparecida)

alianza ✧ Fukumori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora