13: ramen

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Dos días habían pasado desde la completa desaparición del jefe más importante entre las mafias, el rey de la noche y la amenaza portuaria no había dado señales ajenas a su existencia desde aquél incidente en el tren. Sus empleados y trabajadores más fieles sentían una angustia de no poder ubicarlo, sentían el desbalance en la ciudad, la hermosa ciudad que él "amaba" como a su pequeña "hija" de cabello rubio.

En un pequeño barrio en la gran dichosa ciudad de Yokohama, un adolescente rubio de aspecto granjero y granjero para denominar, hacia una pequeña patrulla para reubicar a su presidente, uno de los jefes desaparecidos. El pequeño Kenji tenía un deber, salir a recorrer por lo más lejos de la ciudad durante el día pero se iba oscureciendo a medida que se alejaba. Habían limitaciones a menores normalmente en un trabajo promedio, pero para este chico no las había, no es que él pudiese negar ayudar para encontrar a quién le dió un nuevo hogar, sino que no entiende ni puede descifrar con total exactitud la situación, no es ni estúpido ni despistado, Kenji ha demostrado ser uno de los más valientes y valiosos miembros de la Agencia de Detectives por sus variados factores como detective, ignorando la edad que lo ha estancado en varias cosas.

Atravesó una variedad de tiendas, entre ellas de ramen, algo cansado hizo una mueca para retroceder e ingresar a una de ellas. Tenía hambre, demasiada. Estaba bastante vacío, un señor quien parecia el chef estaba parado en medio de la barra lavando unos platos profundos, parecía haber hecho un festín hace poco. Elevó su vista, encontrándose con el niño sentado ya cerca de él apoyado sobre la barra, con una inocente sonrisa.

── ¿Qué se le ofrece, jóven? ── dejó a un lado el plato húmedo, para proceder a secar sus manos mientras seguía observando al niño frente a él. El rubio se limitó a hacer un ruido con su garganta, pensativo.

── ramen por favor, simple ── el mayor le asintió, desapareciendo muy lentamente al dirigirse al despacho de la cocina, dejando en total soledad al rubio despreocupado por su estado actual.

El pequeño tarareaba con una sonrisa, hambriento y ansioso por probar el ramen. Los fideos con caldo se habían vuelto una adicción para él, le daban tanta energía.
Su concentración estaba tan centrada en imaginar a la pasta en diferentes preparaciones que no se habia percatado la compañía ajena, un chico a un par de asientos más estaba haciendo espera con él.
Lo observó un poco discreto, llevaba una larga melena bicolor, estaba vestido de una forma bastante elegante para los ojos del granjero. No le dió muchas vueltas, pero algo se le ocurrió.

── ¡Oiga! Disculpe, ¿no ha visto a este hombre cerca de la zona?

Inmediatamente el contrario volteó confundido, era fácil de leer aquella expresión. Más fácil fue de leer, cuando abrió los ojos sorprendido al ver la foto que el niño le había demostrado. La vista ajena analizó de arriba a abajo al granjero, hubo un incómodo silencio hasta que el adulto habló, tenía una voz no muy delicada pero suave según el adolescente.

── no soy de la zona, disculpa... ── un pequeño "oh" se escapó de los labios del rubio, decepcionado. No sabía qué podría servir para traer de regreso a su jefe, el desconocido no pudo evitar sentir lastima, se notaba tenso también, pero bien disimulado── ¿Es tu papá?

Papá.
Él se habia olvidado qué se sentía tener un papá o una mamá, había olvidado el sentimiento de protección y cuidado... Eso se había vuelto su responsabilidad tan rápido.

── No, no. Es mi jefe, ¿nos vemos iguales?

El adulto negó un poco la cabeza, sonriendo levemente. Reincorporó su cuerpo de forma que mirase al frente, ignorando al chico pero aún dirigiéndose la palabra.

── Espero lo encuentres pronto, pequeño.

── ¡El ramen está listo!

El rubio volteó hacia el señor, quien llevaba un tazón de fideos y palillos en una bandeja. Los apoyó sobre la barra, frente al adolescente que devoraba la comida con sus ojos y sus labios babeados.
Antes de tomar los palillos y empezar a degustar, dirigió su última mirada al chico que ya había desaparecido de su asiento, una duda lo empezó a torturar. Quedó sorprendido, pero más por el delicioso sabor salado y dulce de su tazón, encantado.

...

── ¿Por qué tardaste tanto, Kenji-kun? ¿encontraste algo?

── ¡Sí! Un restaurante de ramen a cinco kilómetros de aquí que hace muy deliciosa comida.

Yosano suspiró, rascando el puente de su nariz. Sonrío sucesivamente, mostrándole una foto y apuntando dicha imágen para empezar a hablar.

── este tipo es uno de los organizadores que tienen al presidente y Ranpo, de seguro al jefe de la mafia también. Hemos tenido una reunión en tu ausencia, gracias a los datos de la Port Mafia y Kouyou-san pudimos descrifrar que él está en esto. Estamos contactando con Guild o lo que queda de ella para pedir refuerzos, Dazai está encargandose de eso.

Kenji observó más de cerca la foto, luego a Yosano, y así repetidamente hasta poder decir algo.

── ¡Oh, no!

alianza ✧ Fukumori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora