2: "sentimiento".

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El estruendo causado por las bombas, el llanto, los sollozos de los militares, el lamento y la súplica de los jóvenes, la risa de los triunfadores, la sangre oscura que recorría el mentón del hombre, que le manchaba el atuendo.

Los heridos, los cadáveres, era una pesadilla, tratando con todos los hombres, tratando con la joven niña que lloraba por su "pasatiempo", cruel y frustrante, al igual que abusivo. Una risita se escapó de sus labios, estaba perdiendo la cordura, estaba al borde de la locura. Tomó de los hombros a la de cabello corto, en frente suyo había un cuerpo, cuerpo que la pequeña se negaba ayudar.

"─ en esto vas a triunfar, solo para esto servirás. "

Sus palabras eran como la cuerda floja, una cuerda que la niña estaba cansada de cruzar. El cuerpo de ambos fue separado por las manitos temblorosas de la misma, lo empujó con tanta fuerza y sentimiento que el pelinegro cayó, lo tomó desprevenido.

La pequeña enfermera salió corriendo de aquél lugar, dejando al médico confundido y perdido en sus pensamientos peligrosos.

...

─ ¿Por qué lo haces?

- Porque así funcionan las cosas, así es el balance.

La habilidad del pelinegro contraatacó, Fukuzawa ya no tenía una imágen inofensiva de la niña rubia, sino que, ahora era una vil arma mortal ansiosa por cortarle su cabeza.
La katana pasó rápidamente por el costado de la chica, dónde se ubicaba el mafioso, pero una jeringa enorme defendió la postura.

Entre ellos la misma chica de pelo corto observaba todo, sin expresión, ya no podía sentir lo mismo, ya no tenía brillos en sus ojos.

Fueron arrebatados, esos ojos luminosos, ahora veía el mundo de otra forma.

El sol se puso, la sangre chorreaba por el rostro cansado del pelinegro, su mandíbula larga a hilos rojos, mientras que el albino sostenía con poca fuerza el puño y el cuello, golpeando los nudillos contra la mejilla de su ex amigo.

Amigo, así lo llegó a considerar, pero no eran más que usos, beneficios para él mismo. Juraba que aquellos besos, que aquél roce en sus pieles eran únicos y especiales, el tacto suave y delicado que le empeñaba su compañero le ilusionaron como nunca. La palabra clave de: "Te amo" fue otro engaño. Fukuzawa ya vió la verdad monstruosa en Mori, y ya no había vuelta atrás, eran diferentes, era su deber traspasar aquella espada en su abdomen.

Pero no podía, su cuerpo se echó a un lado del azabache, ambos jadearon, uno a penas y podía respirar de los golpes recibidos, y otro luchaba con si mismo para no perderse en sus sentidos.

Elise ya no estaba disponible para Mori por el cansancio que el mismo se cargaba, la niña había desaparecido en su silla de ruedas por la ansiedad, todo para el mafioso estaba en ruin. Volteó como pudo, distinguió la mirada quebrada del peliblanco, conectaron pupilas, ambos muy heridos, rotos tanto por fuera como por dentro.
Mori entendía la furia del guardaespaldas, pero así es como debían funcionar las cosas, como Natsume-sensei hubiera querido, ¿No?

Sus dedos se entrelazaron por un descuido del espadachín. Ese tacto que antes amaba, esperaba y anhelaba con su vida, ahora lo repudiaba, lo quería muerto, lo quería aplastar como una cucaracha, pero sabe lo imposible qué es.

Los párpados pesados del pelinegro se cerraron, dejándolo en una oscuridad inconsciente.

(...)

alianza ✧ Fukumori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora