11: detención.

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Las barreras de metal hasta parecían ser su nuevo objeto adicto a la fobia para el pelinegro de boina, la humedad que lo rodeaba era tan repugnante y asquerosa que su cuerpo no se atrevía a sentarse sobre el suelo, como mucho reposar sobre sus pies.
Su codo se apoyó sobre la pierna con la que reforzaba su cuerpo, la misma mano de este brazo sostenía su rostro. Tenía hambre, estaba aburrido y extrañaba al presidente.

La luz era poco reflectiva, habia una pequeña ventana dentro de su celda, pero bastante alto para él y diminuta como para dejar ingresar ruido ajeno. A su lado habia otra celda vacía, y suponiendo los comentarios hechos por los secuestradores pronto iba a ser alojado por el presidente. Solo deseaba con el alma que se encuentre bien.
No recuerda bien cómo llegó ahí, lo más probable es que haya sido noqueado ya que al despertar en una habitación encadenado dolía su nuca. De cierta forma está más agradecido de que haya sido él y no Kyoka, porque temía por su vida frente a la presencia del de ushanka, el aura que transmitía lo hacía ver más superior a él.

Soltó una bocanada de aire, sus ojos naturalmente se mantuvieron cerrados en todo momento, a excepción cuando oyó una de las entradas abrirse y sucesivamente los pasos de dos personas, el eco era masivo. En poco tiempo se asomaron dos cuerpos masculinos y más altos que él; un albino que ya reconocía como Nikolai Gogol y... ¡el presidente! Su shock fue corto, pero rápidamente reaccionó acercándose a los barretes e inspeccionando su estado físico, no parecía lastimado, sintió un alivio en su pecho.

─ ¡Tranquilo, tranquilo! nadie morderá a nadie, ¡estoy muy aburrido así que me quedaré a platicar con ustedes dos!~─el mismo peliblanco tenía "arrestado" al mayor, abrió la celda disponible a su lado y con unas palmaditas en la espalda lo obligó a entrar. Fukuzawa sólo respondía con gruñidos leves y quejas en murmullos. Quitó las esposas una vez cruzó los barretes, y ágilmente lo encerró, utilizo una llave con un pequeño llavero llamativo─ lo tengo que diferenciar con algo... ¡o me olvidaré cómo sacarlos para ejecutarlos!~

su propio comentario lo obligó a soltar una risita, ni al espadachín o al detective se le hizo gracioso, más bien tenian un rostro de preocupación y mueca. Gogol carraspeó su garganta ignorando el fracaso por animar el ambiente. Fukuzawa fue el primero en accionar, pero dándole igual la presencia del enemigo. Se acercó a los barrotes intentando llamar la atención del pelinegro, ahora ambos estaban reunidos y era visible el buen estado físico, una preocupación menos para él.

Ranpo lo miró con una sonrisa infantil figurada en su rostro, no era necesario que hablasen si podían comunicarae a través de gestos poco predecibles, ese era el punto de conexión entre ambos. Fukuzawa correspondió la sonrisa, casi con un pequeño hilo de despreocupación, pero sentía que entre más y más pasaban ahí, más peligraba la ciudad y sus suborbinados.
Era hora de entender la posición de ambos, y Gogol lo recalcaba a no más poder. Sentía un pequeño y genuino disgusto por tenerlos a ambos encerrados, si debían perder debía ser de una forma justa, pero todo tenía que ir acuerdo al plan de Ōgai. Cosa que le daba un poco de desconfianza, prefería seguir órdenes del ruso.

─ ¿Son padre e hijo? qué bonitos, ¡¡muy tiernos ambos, seguro su mujer es hermosa también!! ¡no detallaste esa parte cuando me hablabas de él, Ranpo-kun!

─ ¡Nikolai, cállate!─respondió el de boina con total frialdad, sus manos se situaban sobre sus caderas. Lo miraba desafiante, por lo contrario Gogol soltó un fuerte “¡gwaah!” con gestos excéntricos.

Fukuzawa rió despacio, casi en susurros, pero era audible para su compañero. De alguna forma, tenerlo ahí, era mucho más fácil todo, su pecho se relajaba más y más con su presencia, y adoraba esa sensación.
Un flashback lo atacó de repente, el asqueroso rostro del mafioso lo devolvió a su enojo. Sus manos ocultas entre las mangas se cerraron como respuesta inpulsiva.

alianza ✧ Fukumori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora