Capítulo XXI

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꧁Cita Medica

Washington D.C.
03 de enero de 2022
12:40 P.M.

Marco

Estaciono el Aston Martin en el aparcamiento subterráneo de la agencia y las camionetas con mi seguridad imitan la acción, bajo adentrándome en el ascensor privado que me lleva hasta el último piso, en donde se encuentra el área administrativa.

Me adentro en la oficina de Melissa sin llamar a la puerta y me la encuentro muy cómoda despidiéndose de un tipo un poco más joven y bajo que yo, se estrechan las manos, Melissa le regala una sonrisa al cara de Gasparín, este la corresponde detallando a mi novia con cara de adoración y anhelo.

—Hasta luego señorita Couture —se despide el cabeza de fósforo.

—Hasta luego Robert, yo me pongo en contacto contigo después de evaluar tu currículum —dice ella emanando la amabilidad que la caracteriza.

—Esperaré con ansias su llamada —responde él y en su tono distingo un trasfondo que nada tiene de profesional y me hace fruncir el ceño poniéndome a la defensiva. Se da la vuelta y se encamina hasta la única salida que yo me encuentro obstruyendo con los brazos cruzados sobre el pecho. —¡Señor Amery! —exclama con una excesiva felicidad al percatarse de mi presencia. —Es un gusto y un gran placer conocerlo.

—Si, ¿Y para quién no? —digo reparándolo de pies a cabeza. —Tendrías que sufrir de daño cerebral para no sentirte de ese modo —no sabe que decir a te lo que acabo de soltar y se mueve ansioso. —¿Ya te ibas? —enarco una ceja y el asiente, me hago a un lado y le señalo la puerta. Sale prácticamente corriendo y cierro la puerta tras él.

—¿Estás de malas? —pregunta Issa cuando dirijo mi mirada hacia ella.

—No —meto mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón de vestir, centrándome en no preguntar por el que se acaba de ir.

—¿Entonces por qué el ceño fruncido? —señala mi frente e imita mi gesto, me limito a negar con la cabeza y ella se acerca hasta posarse frente a mi, se pone de puntillas, porque pese a traer tacones de diez centímetros no logra alcanzarme del todo.

—¿Quién es el jodido fantasmin que acaba de salir? —no me resisto las ganas y termino haciendo la pregunta que quemaba por salir de mi garganta. La tomo por las caderas y la atraigo hasta mi cuerpo con un gesto rudo.

—Es uno de los candidatos para ser mi asistente —dice ella como si nada.

—¿Y yo por qué no sabía que necesitabas un asistente?

—No me pareció necesario decirte —se encoje de hombros. —Pero puedes ayudarme a elegir el mejor candidato.

—De acuerdo, definitivamente Gasparín queda descartado —digo y ella rueda los ojos.

—¿Por qué?, Su currículum es muy bueno.

—Si, pero tiene cara de enfermo ¿Viste lo pálido que estaba?, Parecía que se iba a desmayar en cualquier momento.

—Solo es su color de piel, no seas idiota.

—Pues le hace falta un bronceado, está más blanco que el fantasma de un mimo.

—Ya, no seas grosero. Además mi tez también es muy blanca ¿Yo también necesito un bronceado?

—No, tú eres perfecta tal y como estás —tomo sus labios con un beso. —Ya, dejemos de hablar de Gasparín y su miedo al sol. ¿Ya estás lista? Nuestra cita con la ginecóloga es en una hora.

La Excepción A Mis ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora