Capítulo V

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꧁Lluvia꧂

Washington D.C.
26 de septiembre de 2021.
03:20 P.M.

Marco

Decidí buscar a Issa para ir a comer, porque entre más rápido sea la inauguración de la agencia, menos tendré que verla, hoy opte por conducir uno de mis autos deportivos, tenía tiempo sin hacerlo y ¿Qué mejor forma de volver a conducir que un exclusivo Bugatti Centodieci?, valuado en más de diez millones de dólares, con un motor W16 de 8.0 litros, con una salida de 1600 caballos de fuerza, una ratio de poder-peso de solo 1.13kg por caballo de fuerza otorgándole así la capacidad de alcanzar los 200 kilómetros por hora en 13.1 segundos.

Muy en el fondo esperaba ver la admiración de Issa hacia el auto, no por su capacidad, porque dudo que conozca de autos, pero si por su estética, ¿Y qué obtuve?, no obtuve nada, mientras todos los estudiantes veían mí auto con admiración y deseo, ella solo lo vio como si estuviera acostumbrada a ver un auto de esta magnitud todos los días, ni siquiera al subir recibí un alago de su parte, estoy acostumbrado a recibir halagos de chicas hacia mis autos, pero por lo visto Melissa Couture no es normal.

Ha estado callada desde que preguntó a donde la llevaba, así que decido romper el silencio:

—¿Por qué tan callada? —le pregunto.

—Oh, perdón —me responde y de reojo observo que me mira directamente. —Solo pensaba a donde podríamos ir a comer.

—Solo dime tu restaurante favorito —le digo.

—No tengo —responde encogiéndose de hombros. —Mi chef preferida es mi nana y como ella no trabaja en ningún restauran, por ende, no tengo restauran favorito, pero mi mejor amiga si y ciertamente la comida es muy buena, así que vamos a The Platery.

—De acuerdo —respondo. —¿Necesitaremos reservación? —pregunto.

—No, cuando voy con Dinna, nunca reservamos —asiento y me pongo en marcha hacia el lugar.

Cuarenta minutos después me encuentro aparcando frente al restaurante y justo detrás de nosotros se estacionan nuestros chóferes, bajan de sus respectivas camionetas, procedo a bajar del auto para abrirle la puerta a Issa, ella baja, cierro la puerta del auto, activo la alarma, le ofrezco mi brazo y nos encaminamos hacia la entrada del restaurante, tomamos asiento en una de las mesas de la terraza, Mike y el guarda espaldas de Issa se sientan en una mesa cercana a la nuestra.

Casi de inmediato se acerca una chica a tomar nuestra orden, nos entrega las cartas y aguarda hasta que decidimos lo que vamos a ordenar, la primera en pedir es Issa:

—Para mí un pollo salteado con verduras —la chica asiente y anota. —Y para tomar, una naranjada natural.

—Y para mi salmón con salsa de mostaza y para beber, una limonada —pido así, sin más, Issa se me queda viendo como esperando algo.

—Por favor —le dice Issa a la chica, la chica asiente e Issa le sonríe —Eres un grosero —me dice cuando la mesera ya se ha ido.

—¿Yo? —me señalo con el dedo índice, ella asiente y yo enarco una ceja. —¿Por qué?

—Porque solo das órdenes y nunca dices "por favor" o "gracias" —responde.

—Está haciendo su trabajo, no me está haciendo ningún favor —me defiendo y ella rueda los ojos —le pagaré.

—El dinero no lo es todo, Marco.

—No estoy acostumbrado a decir eso —le hablo con la verdad.

La Excepción A Mis ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora