~22~ 🍽 Pasantias, Miedo 🍽

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Justo como lo había dicho Jun Shiomi, las pasantías para los alumnos de primer año estaban a nada de comenzar, en su mano se encontraba un papel con las indicaciones y el lugar que le tocaría.

Suspiro y se acercó al sitio, al parecer le había tocado junto a algún chico desconocido de su mismo grado, aunque no era muy social fuera de su grupo de amigos, se presentó al igual que él una vez estuvieron juntos y entonces se adentraron al lugar, a leguas se podía notar el lado competitivo del chico junto a la ligera altanería, orgullo, y prepotencia, ni le había agradado del todo pero no había nada que pudiera hacer al respecto.

Le era fácil tomar el ritmo de movimiento en cocina y de mesera, había trabajado de eso un tiempo y su habilidad en el habla al cliente era muy efectivo, para ese momento agradecía mentalmente al chef que le enseño desde cero todo lo que conllevaba el servicio de hostelería y demás.

Una semana completa había trabajado sin descanso alguno. Las técnicas culinarias establecidas en ese lugar eran completamente diferentes a las que siempre trabajó en su hogar, y aunque había trabajado y utilizado alguna en un momento de clases eso no se comparaba con esa ocasión.

Había tenido que aprender de cero todo ese cambio culinario, trabajando de día y ensayando de noche, lo necesario para seguir el ritmo en todo momento.

Estaba cansada pero no se rendía, cada terminó de día laboral, estando en su lugar de descanso, hablaba del día lo más entusiasmada que podía, si bien era bastante agotador, no sentía ese peso gracias a su gustó por él.

El peliblanco al otro lado de la línea, escuchaba atento a la chica, era agradable volver a los viejos hábitos con ella.

Después de cada llamada la pelinegra retomaba su estudio en las técnicas de la cocina indu, para su mala fortuna le había tocado ese restaurante de comida tradicional.

Al término de la semana al fin pudo respirar, dejo lo que se necesitaba para aprobar, su gran aporte necesario. Agradecía a todos los dioses existentes que la segunda semana de pasantía era en un restaurante, a pesar de ser reconocido y muy concurrido, de comida mexicana, sonrió en satisfacción e ingreso esa mañana, dispuesta a disfrutar y aprender lo que necesitaba para aprobar finalmente.

Pronto, y no pasados del medio día ya tenía el ritmo con el que los demás empleados trabajaban. Reconoció al chef que le dio el recorrido y lo que haría en cocina, era el chef que había visitado su lugar de trabajo hace un par de años atrás, y que le había tocado atender como parte del entrenamiento que tomo, siendo el causante de su subida de puesto a mano derecha del chef principal, un logro del que podía sentirse orgullosa y bastante agradecida.

Se sentía afortunada y con una gran suerte, la semana se le pasó volando, había logrado un cambio en el restaurante y a pesar de tener por ahí un pequeño conflicto había logrado salir victoriosa.

Mentiría si dijera que fue fácil y para nada cansado, después de todo, trabajar en un restaurante de comida tradicional mexicana en un continente completamente diferente a su origen era más agotador que trabajar en uno en su tierra.

Para el último día, tras cerrar el lugar y antes de irse los cocineros de ahí le dieron una pequeña despedida y un agradecimiento por su ayuda, había sido la temporada donde más gente asistía y un par de manos extras era lo único que necesitaban, o al menos, eso le dijeron cuando se empezaban a despedir.

Una parte de la noche la paso ahí, junto a todos aquellos mientras terminaban de limpiar y acomodar para volver al trabajo a la mañana siguiente sin necesidad de mucho tiempo.

Dado la hora uno de los chefs fue y le dejo directo en su lugar de descanso, por la mañana del día siguiente regresaría a la escuela, así que mientras descansaría lo que pueda.

SPICES (Akira Hayama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora