~44~ 🍽 Una decisión 🍽

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Decir que la primera semana fue sencilla sería mentir, estaba siendo más difícil de lo que creyó. Y no por el hecho de enseñar a alguien, sino porque lo tenía frente a ella casi por 6 horas seguidas y este le seguía a todos lados.

No es que sintiera algo por él, claro que no, solo tenía a una persona en la cabeza que podía derrumbar su actual fachada de chica seria y profesional, que residía en Japón, pero le era incómodo. Porque con solo verle le recordaba todo lo que en aquella institución había vivido, los momentos especiales, las risas que había ocasionado, pero sobre todo, el tiempo perdido que se había ido en aquella etapa de enamoramiento unilateral.

No podía culparlo, es más, no culpaba a nadie, ni a ella, ni a la chica que se hizo llamar su amiga ni a él, a nadie, simplemente lo consideraba ahora como un desafortunado final de amistad.

Pero vamos, eso la había incitado a tomar el avión que cambió su vida para mejor, conoció nueva gente, nuevos amigos que ahora consideraba familia y se había vuelto a enamorar.

No le importaba si solo era ella la del sentimiento, estaba bien, porque después de todo, no podía obligar a nadie a nada. Así como lo hizo con Andrew si se daba que bien, si no se daba, ya llegaría alguien más.

La segunda semana fue más relajante, el chico ya no estaba detrás de ella y empezaba a tomar decisiones que iban de acuerdo al plan que se iba llevando ese tiempo.

La reunión tan esperada se llevó a cabo y con la participación de ambos chicos se había logrado el mejor resultado, la colaboración de aquellos famosos con la siguiente línea de ropa de temporada para mujer y hombre, se habían ganado el derecho de estar presentes para las siguientes juntas de ese tipo.

Eran un equipo increíble, su padre estaba orgulloso de todo lo que ambos habían logrado hacer en aquellas primeras dos semanas de trabajo conjunto.

Para la tercer semana el chico ahora solo trabaja en las tardes cuando ella no estaba, si bien a veces tenía sus dificultades y necesitaba llamar nunca le detuvo.

Ella se sentía mejor, más tranquila y más libre, sabiendo que había alguien con el conocimiento y talento suficiente para llevar el cargo que ella se había ganado por sí sola y del que había estudiado por días y noches.

Los días que iba a trabajar con aquellos chefs o los días de competición donde su padre le había inscrito o alentado a participar eran cubiertos por Andrew, el padre del chico tras ser internado y tratado iba mejorando cada día.

Recordaba que la última vez que le visitó el señor le agradecía mientras lloraba por aquella oportunidad, por recibir a su hijo y darle la atención médica que necesitaba, fue un día que descanso cuando le fue a ver, lo recordaba tan bien por ese día lloro junto al hombre que hablaba de su fallecida mujer y decía lo mucho que ella estaría orgullosa de su hijo y lo agradecido que estaba con ella por ayudarle.

El mes pasó tan rápido que no tuvo tiempo de darse cuenta de ello, había pasado varios días perfeccionando un plato para la próxima competición de finales que no había prestado atención al tiempo que llevaba en esa cocina ni al trabajo.

Si bien cuando salió de aquella habitación se encontró con su padre de brazos cruzados y mirada seria solo le sonrió y estiró feliz, había terminado y eso solo significaba una cosa, la victoria inevitable de la chica, aunque eso en ese momento no pensó, su padre sólo suspiro en derrota y negó con la cabeza viendo a su hija.

Los siguientes par de meses fueron buenos, su relación con Andrew no era la mejor pero al menos charlaban de temas fuera de lo profesional, a veces se encontraban en la casa de la chica donde su padre estaba trabajando por las noches o solo porque el señor invitaba a cenar al chico.

El padre del rizado se encontraba ya en casa tras dos meses y medio de tratamiento y hospitalización, cosa que tenía al joven de buen humor.

—¿Iras a dar la plática?— escucho a su espalda haciendo que solo asintiera mientras guardaba sus cosas

—Si, es lo último que haré antes de irme— dijo cerrando la maleta —Se lo debo al chef que me residió— se encogió de hombros y dio vuelta mientras bajaba la maleta al suelo —La plática es un día antes de salir así que tengo tiempo, saliendo de ahí solo llego a dormir y por la mañana al aeropuerto

—No creí que me dejarías solo tan pronto— comentó ganándose la mirada burlesca de esta

—Si bueno, en Japón aún hay cosas que debo hacer y arreglar, además, te enseñe yo, tienes el conocimiento apto para seguir sin mi tutela— tomo asiento en la cama, no podía creer que solo estaba a 4 días de volver a ver a sus amigos

—Tal vez, pero me acostumbre a ti— se recargo en el marco de la puerta esperando por la reacción de la chica que miraba su móvil viendo la fecha

—Si mala decisión en eso— resto importancia al comentario y puso de pie, la hora de la cena estaba cerca —Mañana te daré todo lo que vas a necesitar, por ahora ve a casa y descansa, te espera más trabajo en unos días

Había una cosa que Andrew aún no podía creer y era la poca importancia que la chica le daba a todo los comentarios que hacía, comentarios que iban con otra intención, porque si había algo que había notado la primera vez que le vio fue el cambio que esa niña de cabellos negros tuvo, ya no era la chica bajita de cabello alborotado y lentes redondos que había conocido, ya no era regordeta ni vestía simple, era diferente, era poco más alta y delgada, los lentes, que ocasionalmente portaba, eran tan aptos a su rostro que le hacían ver tan inocente, linda y sobre todo madura, era completamente otra chica.

Y eso le había gustado, le había gustado desde que la vio en la oficina y ni el tiempo de ser rechazado por esos tres meses le habían importado para detenerse, es más, no quería hacerlo, pero debía, porque sabía que la chica ya tenía a alguien, o eso siempre demostró.

Ya le había lastimado y sabía que ya no merecía la pizca de cariño que ella siempre dio. Es más, no sabía por qué seguía haciéndolo, tal vez y solo era por costumbre o porque aún que ya sabía las cosas quería seguir intentándolo, seguir y seguir hasta lograr, pero ahora con la chica lejos veía eso muy imposible.

Por la mañana siguiente en la oficina la chica se encontraba saludando y agradeciendo a todos aquellos con los que trabajó y deseaban buenos deseos al viajar a otro lado, ella era de esas chicas que se ganaban el corazón de la gente a la que conocía, como lo hacía ni siquiera ella lo sabía pero simplemente era así, siempre se daba y nunca se quejó de ello, es más, hasta le gustaba hacer más amigos.

Ese día se quedó todo el tiempo en la oficina, ya sea charlando con su padre o simplemente trabajando. Dejo todo listo para el otro y al terminar el día laboral salió de ese edificio.

Por la mañana siguiente se encontraba en su habitación arreglándose para la conferencia que daría ese día, estaba nerviosa porque era la primera que daría en toda su carrera como cocinera, si bien ya había hablado frente a mucha gente siempre se ponía nerviosa y se llegaba a trabar en lo que decía, su padre había tratado de relajarle pero era una misión bastante difícil.

—Solo mantente tranquila hija, lo harás bien, solo habla y todo irá excelente— alentó el padre mientras le arreglaba el cuello de la blusa que portaba —Eres buena en ello, solo tente más confianza

—La tengo, sé que lo haré bien, pero eso no me quita los nervios— movió las manos y suspiro tranquilando un poco su respirar —Debo irme o se me hará tarde

Tras recibir un pequeño beso en la frente y un abrazo de su hermana salió de la casa con dirección a la escuela en la que sería la conferencia, no podían culparla por el nerviosismo. Daría una conferencia a gente más grande que ella.

No tardó mucho tiempo en hacerse en el llegar a la escuela donde daría la conferencia, el tema de esta: Una historia en el páramo

Estaba nerviosa, emocionada y ansiosa por lo que haría frente a tanta gente mayor.


27 Feb 24

:]

SPICES (Akira Hayama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora