~29~ 🍽 No es tiempo de llorar 🍽

85 10 0
                                    

El camino a su residencia se sentía tan largo y los minutos tan eternos que sentía que había caminado por horas para cuando ya estaba en la entrada del lugar, se limpió la cara, carraspeo para limpiar su garganta y suspiro queriendo sacar los sentimientos por ahí, levanto la mirada y entro, para su fortuna la mayoría estaba reunido alrededor de Erina quien nuevamente probaba la comida de todos.

Saludo a voz alta y se dirigió inmediatamente a su cuarto sin esperar respuesta, cuando al fin sintió la seguridad que ese espacio obscuro le otorgaba una mano le impidió el cierre total de su puerta, dio un brinco por la acción y giro encontrándose con alguien que a simple vista se veía que le escaneaba.

—Ryo— exclamó en susto al ver al chico —¿Qué haces aquí? ¿Alice está contigo?— miro a los lados del chico buscando a la mencionada, recibiendo una negación de respuesta —Entonces, ¿qué haces aquí?

No tuvo respuesta a su pregunta, es más, no dijo nada más pero el pelinegro ya estaba dentro de su habitación, recargado en la puerta cerrada viendo fijamente, se sentía nerviosa por tal mirada, así que solamente se limitó a servir un poco de te qué tenía al chico dejándolo en la mesa de centro.

—Hable con Akira— empezó a contar sabiendo que el otro esperaba la información de su estado, era fácil saberlo —Más bien, discutimos... — nuevamente no recibió respuesta pero tampoco la pidió —Esta con Central...

La reacción del otro fue pararse recto dispuesto a salir, entendiendo las acciones del alto se puso de pie e impidió su ida del lugar, sujetando la manga de este jalo hacia el lado contrario. Adentrándolo más al cuarto.

Tenía la mirada baja pues las lágrimas batallaban por salir, odiaba sentirse tan débil como en ese momento estaba, después de todo, era el peliblanco del qué se trataba. El chico solo le miro, nuevamente le veía llorar, solo que esta vez, no era por felicidad, ni siquiera le veía el rostro como esa noche estrellada qué recordaba.

La chica jamás se mostró vulnerable, nunca desde que le conoció, era lo contrario a Alice Nakiri, tal vez por eso le agradaba tanto, no lloraba con facilidad, no se cautivaba fácilmente, no explotaba de la felicidad por algo ni se enojaba rápidamente, lo había notado, pero eso era diferente solo con una persona que ahora le hacía llorar.

Le había tomado un estimo parecido al que le tenía a su señorita, después de todo. Era de las pocas personas que le trataban de igual y no con miedo, rechazo o admiración. Fue la única que se dispuso a conocerlo sin estándares ni títulos, le ofreció una sincera amistad que jamás creyó que podría encontrar, no fuera de los muros de la casa Nakiri.

Dejo de verle poco después de que ella le soltara, tomo asiento en la cama mientras ella solo miraba a la ventana mientras le contaba lo que había pasado. La morena solo quería eso, desahogarse sin recibir respuesta, y agradecía qué fuera Kurokiba quien le escuchara.

A los minutos se tranquilizó y terminó de contar todo lo pasado, agradeció y pidió al chico que no dijera nada de lo sucedido o dicho mientras limpiaba su rostro y a los minutos ya se encontraba nuevamente sola en el cuarto.

Recogió las tazas del té y ante el inicio de ansiedad qué empezaba a sentir se puso a limpiar lo más que podía el cuarto. No tenía tiempo de llorar, no después de todo eso. Se sentía mal sentimentalmente pero no era para tirarse a la cama y encomendarse a la soledad.

Debian de derrotar a Central, es lo único que tendría en mente, y si llegaba el momento de enfrentarse al Moreno lo haría.

Al menos eso quería.

[...]

Los días restantes en clases ignoro al otro, debido al cambio de personal los integrantes de los equipos fueron cambiados, para su fortuna ya no estaba más con él, debía actuar lo más natural qué pudiera, sin levantar sospechas de que hay algo malo pasándole, como lo había estado haciendo, solo que esta vez, era más difícil de ocultarlo que tiempo atrás.

Las siguientes purgas volvieron a empezar, solamente que en esa ocasión, tras presenciar y alentar a su amigos, los partícipes conocidos de su persona ganaron los encuentros, causando una extrema satisfacción.

Aunque Yukihira ya empezaba a cuestionarle sobre el moreno peliblanco al qué dejo de ver, queriendo saber sobre lo que pasaba, solos recibió una sencilla y corta respuesta de no saber nada al respecto.

Si bien seguía sin poder sentirse bien hacia lo posible por siempre sonreír a todos, Kurokiba había estado más cerca que de costumbre, al principio Alice había cuestionado su cercanía, recibiendo solamente una nula respuesta del chico dejo de insistir en saber, cosa que le sorprendió bastante.

El final del día, una celebración por las victorias de sus amigos se estaba llevando a cabo en la residencia de la estrella Polar.

Celebración qué se llevó a cabo con el nombre de "Séptimo festival de la Lengua Divina" cosa que le causo gracia debido a que siempre presentaban platos que recibían bastantes correcciones.

Era divertido verlos hacer ese tipo de cosas. El cómo convivían y divertían juntos, por momentos recordó el pasado fuera de los terrenos de la escuela y de todo Japón, sacudió la cabeza y siguió mirando a todos formarse y ofrecer la comida a Erina, quien aceptaba con rendición.

Estaba sentada en una mesa aparte de donde se encontraba los Aldinis, Yukihira y Hisako, quienes igual que ella venían la escena. Era bueno tener amigos como ellos.

Siguió degustando de su platillo express, no tenía mucha hambre así que solo picoteaba el plato, reviso repetidas veces su móvil por algunos mensajes que ignoro y cuando estaba por acercarse a los gemelos a charlar el timbre de la residencia se escuchó.

Frunció ligeramente el ceño. Pues ya era algo tarde para recibir visitas, decidió ignorar un poco ese hecho, pues anteriormente habían tenido al antiguo director ahí, supuso que sería él así que solo se acerco a los chicos en espera de saber quién tocaba y que se confirmara su pensamiento.

A los pocos segundo una figura masculina de color negro se asomó por la puerta, respiro hondo y solo presto atención a lo que pasaba, de manera lenta pero firme se acercó a Erina y la posicionó detrás de ella como la mayoría de los chicos hacía.

—director— hablo Isshiki-sempai a este deteniendo el paso que el otro emprendió para acercarse a su hija —¿Qué lo trae por aquí?

A veces se sorprendía y realmente admiraba a Isshiki, su forma de poder mostrar tal sonrisa como la de ese momento lo hacía ver tan genial, que deseaba poder tener de esa fuerza mental y emocional para no mostrar debilidad, cosa que le faltaba en esos días.

—Vengo a ver a mi hija, ¿No es razón suficiente?— la respuesta con aquella voz la hizo salir de sus pensamientos girando la mirada al dueño de la voz y cambiándola a una molesta

—Nos encontramos en plena celebración. ¿Tendría la amabilidad de retirarse?— dijo el mayor de los jóvenes

—Erina, ven conmigo— ignoro por completo al chico y dirigió solamente la mirada al lugar donde su hija estaba

Rápidamente pudo notar aquella expresión de miedo e impotencia, sujeto la muñeca de la chica mientras sus amigas le gritaban qué no fuera donde él, para fortuna de todos, la mujer mayor se hizo presente en el lugar.

[...]

La noche alegre no termino como tendría que ser pasaron varias cosas antes de que pudiera por fin poner un pie en su habitación. Suspiro cuando al fin puso tocar su cama y aunque no pudo dormir como quería pudo permanecer tranquila.

Realmente fue inesperado. El sonido qué su móvil emitía era diferente al que las demás notificaciones al llegar tenían, al prenderlo en la bandeja de notificaciones vio un link y un nombre qué al leer quiso soltarse en llanto. Encendió por primera vez en un tiempo su laptop y tras unos movimientos logro acceder al link qué en el mensaje le había llegado.

Al hacerlo un rostro se mostraba en pantalla, las lágrimas no tardaron en salir y la sonrisa enternecida del extraño apareció.

Tal vez ese día no termino tan mal después de todo...


22 Feb 24

:]


SPICES (Akira Hayama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora