29. La Finca - Parte I

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Charlotte Harrison

Si me tocasen el pulso cada que Marcus se me acerca, descubrirían que ese hombre me tiene enamorada como una tonta. No lo planeé, ni siquiera me planteé enamorarme de él cuando todo esto comenzó.

—No juzgo a mi amigo —dice Oliver, cerrando su maleta —. La verdad nunca le vi futuro a su relación. Mercy, aunque no parezca, suele ser muy pero muy controladora.

—Pues no parece —contesto.

La verdad es que no lo parece.

Cierro mi maleta cuando empaco la última prenda. Según Oliver, a donde iremos estará el calor a tope, y si eso es cierto lo mejor es llevar uno que otro traje de baño empacado.

—Espero no vayamos a casa de tus padres —le digo, cuando bajo la maleta de la cama.

—No iremos, además, mis papás andan de viaje así que no estarán.

—Pero tú hermano...

—Tampoco está.

—Bien.

Me deja un casto beso en la coronilla. Las culpas siguen apareciendo a cada nada, mi subconsciente sigue recriminándome lo que hice con Marcus y lo que siento por él. Hace días, hablando con mis dos mejores amigos, me hicieron notar algo que no había notado hasta el día de hoy, y es el hecho de que si, quizás me casé demasiado joven sin conocer del todo lo que era enamorarse en más de una ocasión.

Te faltó explorar el mundo, conocer más vergas... —dijo Izan sin pelos en la lengua.

La verdad es que sí —prosiguió Nay dándole la razón.

Nada justifica lo que hice, y que lo sepa Mercy y que además de ello, tenga que convivir sintiendo lo que siento por su esposo, me estruja el pecho de un tirón.

Hace días vino para hablar con Oliver llorando sobre algo que le había pasado. Le invité un té para calmar sus nervios, y cuando soltó lo de Marcus sentí que me clavaban un puñal en el pecho.

—Y... ¿Qué más te dijo Marcus? —le pregunto, ya que no terminó de contarme sobre lo que hablaron ayer.

—Que la ama, no a Mercy, si no a esa mujer. —Añade, llevando las dos maletas al pasillo del apartamento.

El pecho se me infla, no sé si es hipócrita o descarado de mi parte, pero cuando me confirma lo que Marcus no me ha dicho, la alegría me invade de lleno en el pecho.

—¿Tú qué opinas de eso? —me pregunta, cuando cierra la puerta del apartamento.

—Yo... no tengo opinión alguna, así que no me incluyas —me río con nerviosismo.

Tomamos el ascensor, y al llegar a la recepción nos encontramos con Marcus y Mercy esperándonos: Marcus en el sofá que adorna el lugar, y Mercy dándole indicaciones a Rafael.

Salimos al frente del edificio donde ya nos espera una camioneta que nos llevará al aeropuerto. El día es nublado, con pronóstico de lluvia por lo grisáceo que se encuentra.

—Espero que te guste el calor Charly —habla Mercy con una sonrisa que se muestra un tanto apagada.

—No mucho, pero seguro lo disfrutaré —respondo.

—¿Traes contigo el traje de baño? —me pregunta al llegar a la camioneta, y yo asiento.

Marcus y Oliver suben las maletas en la parte trasera. El hombre que maneja nos indica que subamos y así lo hacemos. Oliver sube a mi lado, y Marcus con Mercy. Ésta última no lo ignora, al contrario, trata de hacerle platica sobre algo que no alcanzo a escuchar.

PERVERSOS 1° SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora