El viaje

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Estábamos en nuestra pequeña sala de reuniones como yo digo, es decir, en casa de Dani porque nunca estaban sus padres y siempre estaba la casa sola por lo que decidimos reunirnos ahí siempre que nos hiciera falta.

Todavía seguía preguntando de aquel día, en el túnel.

Vas a acabar igual que ella si sigues así...

Pero, ¿cómo me iba a quedar quieto ahora? Sabía que no querían que resolviera esto y, ¿por qué?

¿Qué cosa tan mala hay detrás de todo esto? Todo señalaba a Axel, sin saber que hubiera sido él el que me hubiera dicho esas palabras. Necesitamos hablar con él de cualquier forma lo más rápido posible.

Me habían amenazado y no me daba ningún miedo al respecto pero si es verdad, no puedo hacerle eso a mi madre. No otra vez, sería su muerte para ella por lo que temía que aquella respuesta fuera cierta.

Tenía miedo por ello ante la realidad. Las cosas se estaban poniendo muy feas y eso no me gustaba ni un pelo.

Todavía sigo con algunas heridas después de salir corriendo del túnel y caerme justo en un matorral lleno de púas y setos. Tenía en la cara algún que otro arañazo y el costado algo más dolorido por el golpe. Aún así, eso era lo que menos me importaba ahora mismo.

No sabía de quién, de qué se trataba todo esto pero realmente sabía que era muy peligroso al respecto. Puede que solo quisieran meterme miedo, siendo así lo han conseguido pero no me voy a dar por vencido después de todo.

Dani al contrario estaba bastante bien y demasiado tranquilo para mí. Sabía lo que me había pasado y que me habían amenazado pero no tenía pinta de estar inquieto por ello. A pesar de ello en su rostro había algo que me hacían pensar cosas que no eran pero me deje de pegos y fuimos directos al grano.

—Mateo, tú coge la mochila. —me ordenó, y él cogió la linterna para poder ver cuando se hiciera de noche.

Tan rápido como pudimos, anotamos lo sucedido del otro día y lo guardamos todo para irnos. La sala de reuniones era segura pero sabíamos que alrededor nuestra estaban esos seres raros espiándonos.

Dicho esto, salimos de su casa y tiramos dirección al sur. Cogimos las bicicletas, y como íbamos a pasar la noche fuera, cogimos comida para los dos de sobra y algunos utensilios para poder dormir o intentarlo.

Hacía frío y nos hallábamos todavía por un camino de tierra porque a estas horas, por la carretera era más peligroso. Yo llevaba un abrigo de terciopelo y Dani llevaba una sobre camisa bastante calentita para la rasca de la noche.

El aire fresco pasaba por mi rostro y con la piel de gallina seguimos nuestro camino sin parar.

Llegamos a una zona de bastantes árboles, y decidimos pasar ahí la noche. Dani fue con la linterna a por unos palos de madera para prender fuego y así estas más seguros y calientes durante la noche y yo me puse a instalar la tienda de campaña para poder dormir unas horas hasta seguir nuestra partida.

Estuve sacando algo de comer para Dani y para mí, cuando aparece él con un montón de leña en sus brazos y con algún que otro rasguño en la pierna.

Al instante le ayudé y teníamos leña de sobra para toda la noche. Entre risas y cachondeos, nos pusimos a hacer el fuego para más tarde cenar entre esos árboles tan altos y grandes, que realmente daban miedo.

Al cabo de una hora, dejamos la fogata encendida para mantenernos seguros por si un animal salvaje podría venir en busca de comida o algo parecido. Y decidimos dormir para partir en la puesta de sol y así que el viaje sea más corto durante el día.

Había bastantes ruidos, parecía que la naturaleza te hablaba. El cantó de los grillos, las luciérnagas volar alrededor de algunos pinos frente a los grandes árboles y muchos más animales entre estos. Era increíble lo bonita que puede llegar a ser la naturaleza y la forma en la que te lo transmite.

Dani ya estaba sobado y durmiendo y yo más tarde, más de lo mismo entre esa naturaleza llena de vida.

Pero lo peor de todo es que yo seguía jugando con fuego y en cualquier momento sabría que podría quemarme. Absolutamente deje toda la historia y a la apuesta del sol empezamos nuestra ruta hacia la dirección que deberíamos de tomar.

¿A dónde íbamos?

Al ser tan temprano, no comimos nada de desayuno, recogimos todo y nos pusimos manos a la obra como antes os decía, después pararíamos a comer en un bar o una cafetería. El camino era bastante largo por lo que esto nos llevaría alrededor de 4 o 5 días todo el viaje entre ida y vuelta.

Ahora nos habían dado una semana de vacaciones cuyo motivo no me acuerdo ahora mismo pero nos venía perfecto para el viaje que teníamos que hacer y con algo de urgencia sinceramente.

La realidad sobre la muerte de mi hermanita. 

Corazón De CenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora