¡Problemas, problemas y más problemas!

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Dormimos en casa de un antiguo colega de mi banda de aquí, a él le decían DJ, pero su nombre de verdad era Adrián y para mí era como el hermano que nunca tuve.

Él era de confianza y le conté por qué estábamos aquí y por qué de lo sucedido. Se quedó impresionado y me dio el pésame después de terminar de hablar.

Nos despertamos a media mañana y desayunamos los tres juntos.

—Quiero ayudaros mientras que estéis aquí a lo que haga falta tíos, Lele es como mi hermano y quiero que contéis conmigo como haga falta.

—Dijo DJ muy decidido.

—¿Lele? —contestó Dani flipando un poco ante el nombre y aguantando las ganas de reírse.

—Sí, —respondí yo.

En este pueblo me llaman así de mote, todos mis colegas, y la gente más cercana, por algunas cosillas qué pasó aquí en el pueblo, bastante gracioso a decir verdad.

Por eso le decía a mi hermana Lala, me parecía gracioso y me traía recuerdos bonitos de este lugar para así no olvidarlo nunca.

—A vale, respondió Dani.

—Pues claro que puedes ayudarnos hermano, —le dije a DJ contento al ver que quería ayudarnos y se lo agradecía al respecto.

Después de bastantes risas entre nosotros tres, cogimos todas las cosas y salimos de su casa cerca de la hora de comer.

Quería llevarle a mamá un regalo y fuimos directos a una tienda que había una manzana más delante de la casa de DJ. Ésta vez, fuimos con skate, Dani no tenía pero Dj, le dejó uno.

Unos matones, altos y con barba se acercaron a nosotros. Les conocía, eran los amigos de Adam, el ex de mi hermana. Mi hermana por desgracia se juntaba con esos idiotas.

Vinieron justo a nosotros y sabía que eso no traía buena señal. Era toda la banda del desgraciado de Adam, había 4 y luego estaba Adam pero él solo se fumaba un porro mientras nos miraba.

Los matones, demasiado cerca de nosotros nos dieron.

—Ey, gilipollas, ¿puedo partirte ya la cara?

—Dejarnos en paz —dijo Dj, bastante enfadado al ver que nos íbamos a llevar hoy la paliza del siglo.

—JA JA, cállate mocoso.

—¿Adam me dejas pegarle ya un puñetazo a esta panda de imbéciles o qué? —le preguntó uno de ellos a su líder, como es evidente, Adam.

Esto no va a acabar bien, pensé.

—¡NO!, déjamelo a mí, ¿entendido? –le ordenó el líder al matón cachitas con pintas de drogata claro está.

Adam se bajo de la moto en que estaba subido mientras nos miraba, al llegar a mí, me agarró del brazo y me dijo algo que me hizo temblar.

—Niñato, tienes que venir conmigo, mi jefe quiere verte y no quiero que me causes más problemas. Así que haz todo lo que yo te ordene.

—Esas fueron las palabras de Adam, ante mi rostro bastante pálido.

Me quedé en silencio y ni contesté. Mientras los matones retenían a mis dos amigos. Adam me tiró de la camiseta para que me sentara en la moto y minutos después salió corriendo de allí y no de buena forma sino conmigo.

Los chicos se quedaron asombrados y los matones después de que saliéramos pitando con la moto, vinieron detrás. Supongo que mis amigos querían saber qué coño había pasado hace minutos atrás pero literalmente me habían secuestrado de no parece tan guay.

Esto no pinta bien.

Dani

¡Joder! No me lo puedo creer,

—¿Qué hacemos ahora DJ? Acaban de secuestrar a nuestro amigo, ¡tenemos que ayudarle! –le insistí y ordené minutos que se fueron, alterado y sin saber qué hacer hora.

—Tenemos que sacarle de ahí.

Conozco perfectamente esa pandilla, siempre se ha movido por el poblado como han querido pero si van a llevarlo ante su jefe puede que sepan donde se encuentran.

—Me dijo el pensando en ese lugar del que decía que puede que se llevaran a Mateo.

—¿Y qué hacemos entonces? —le pregunté, fuera de sí ante la situación que acabábamos de vivir.

—¡Ven, corre! Tenemos que ir a mi casa. Allí lo pensamos todo mejor, tengo una idea. —respondió él ante ver que me encontraba fuera de lugar.

Dicho así, salimos los dos corriendo con el skate y enseguida llegamos a casa.

DJ abrió rápidamente la puerta y cuando entramos se puso como loco a buscar algo en el armario que tenía justo al lado del televisor, dónde allí tenía miles de papeles sin exagerar.

—¿Qué buscas? —pregunté ansioso por saber que buscaba y qué quería hacer.

—Unos planos de una casa vieja, —dijo él con alrededor de 30 papeles en la mano y nervioso por encontrarlos.

—¡Los tengo! —gritó más tarde más tranquilo.

Mati

Salimos fuera del poblado, solo había árboles y cultivos a mi alrededor, ninguna casa ni nada.

Los matones esos, venían detrás nuestra y parecían que querían pegarme un tiro a decir verdad. Soy muy consciente de qué Adam y sus amiguitos grandes me habían secuestrado pero no podía escapar de ninguna forma.

Me había atado las manos atrás y estaba muy agarrado a él por lo que si yo me caía o lo que fuera, él también.

¿Dónde me llevarían?

Estaba asustado y me puse a preguntarle a Adam preguntas continuamente. Lo que conseguí que se cabreara y en tal estado me dijo...

—O te callas o te callo yo con la pistola que tengo ahí detrás.

Eso me asustó más todavía.

Pero, ¿para qué quería el jefe de esta pandilla hablar conmigo?

Corazón De CenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora