El fin

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Enid

La mañana se hacía pesar dolorosa, insípida y yo seguía intranquila en aquella habitación blanca, en la que solo se centraba una cama y en ella estaba Mateo, acostado sobre ella y durmiendo con tantos aparatos y cosas raros por el cuerpo que ni siquiera sabía de qué se trataban

Me sentía dolida, y creo que no tendría que haberle contado nada de mi hermano ni que él era quien realmente la mató a sangre fría. 

A sangre fría

Esas palabras solo me recuerdan más y más a Laya, siendo así, mi hermano me metió en esto para vengarse de ella de alguna forma por el dolor que le había causado esta pero no tenía ni lo más mínimo que acabaría de esta forma. 

En un principio no me importa meterme en la vida de esta chica e incluso invertarme que me gustaba y todas esas cosas pero cada día que pasaba sabía que esto no iba como debería y esa chica de la que mi hermano se quería vengar a mi me alegraba los días y me hacía la persona más feliz del mundo.

Diciendo esto, realmente esa chica me hizo salir de lo más malo de donde estaba metida, en donde mi vida simplemente era robar, matar y hacer lo que mi hermano me ordenaba aunque yo supuestamente me tenía que pasar por la líder del grupo para que nadie sospechara de ello. 

Sabía donde estaba y antes me daba absolutamente igual hacer lo que hacía, pero ahora creo que todo lo bonito que tenía en mi vida se había ido, y todo por culpa de mi queridísimo hermano. 

En el momento en que supe que la había matado lo odiaba, lo odiaba con todo mi ser, saber que él mato a la única persona que me hacía sentir bien, la única persona de la que me había enamorado pero ya no podía hacer nada para salvarla.

Cada día que pasa me siento más culpable y cada vez que hablo pienso en cómo sería mi vida si ella estuviera aquí ahora mismo, y saber que ahora le puede pasar algo a su hermano es que no me lo perdonaría en la vida.

A través de esa ventana pequeña, se veía todo triste y vacío. Lleno de dolor...

—¿Dónde estoy? 

—¡Mateoo! —grité al rodearme y ver que por fin había despertado. 

—Estas en hospital Mateo, te desmayaste en mi casa, ¿te acuerdas?

—Si, puede ser —dijo él un poco aturdido y con el rostro fuera de sí. 

—Tranquilo, tu madre estará al llegar, ha ido a tu casa para descansar, ducharse y comer algo antes de venir

—Pero, ¿cuánto llevo durmiendo? —dijo él.

—Llevas alrededor de 70 horas Mateo, pero no pienses en eso ahora, ya despertaste qué es lo importante. 

Mateo

Estaba aturdido, y un poco ido desde que me he despertado. 

—Pero, ¿cuánto llevo durmiendo? —dije yo, sin saber absolutamente nada.

—Llevas alrededor de 70 horas Mateo, pero no pienses en eso ahora, ya despertaste qué es lo importante —me contestó.

Madre mía, 70 horas durmiendo, y todavía recuerdo el día en que mi hermana me dijo que tuviera cuidado y que no corriera por las escaleras. 

—Enid, la he visto, —le dije a esta mientras me miraba con alegría al verme despierto

La he visto mientras dormía, estaba con ella y me dijo que no podía quedarme con ella todavía pero que estaría a mi lado siempre. Me ha dado un mensaje para tí...

—¿Quieres saberlo? -—le pregunté 

—Claro, díme —su rostro cambió de momento al escuchar lo que le acababa de decir.

Saqué una especie de carta, de mi bolsillo, cosa que ni sabía pero que yo mismo lo hacía por sí solo. Cómo si Lay, estuviera arrastrándome del brazo para que la coja...y se la di al instante.

La tenía sobre su rostro y sus ojos se empezaron a hinchar de solo verla, sabía que lo que en ese mismo instante sentía era dolor, un dolor que nunca había sacado. 

Dice así:

Querida Enid, sé lo muy culpable que te sientes y que cada día que pasa el mundo se te cae pero debes de saber que tú no eres la culpable de nada, que yo te amaba y estaba mal por tí pero el acusante de que eso pasara fui yo y tu hermano aunque me cueste mencionarlo. 

Quiero que sepas que cada día te veo con los mismo ojos que con los que te veía cuando estaba junto a tí, y que siempre estaré detrás tuya para ayudarte y levantarte de esa oscuridad que recorre tu cuerpo. 

Desde la distancia te digo te quiero.

Nunca olvides, soy tu ángel. Laya.

Lágrimas sobre el papel es lo único que podía visualizar después de que leyera  esa carta, notaba el dolor y la culpa que le recorría por dentro.

Ahora puedo ver que Enid estaba enamorada de verdad de mi hermana y no era la culpable como ella piensa.

Justamente entró mi madre por la puerta.

—¡Hijo, que alegra! Estás despierto.

Se abalanzó en mi y la tenía justo en mis brazos, notando su corazón, que es ella, sientiendola, la única mujer que quiero a mi lado, la única persona que siempre voy a tener.

—Lo siento mucho mamá, te quiero.
—es lo único que le dije mientras sus lágrimas se derramaban sobre mis brazos, no sé si de alegría o de saber que estoy bien, pero esa sensación era increíble.

—No pienses en eso ahora, no pasa nada hijo, lo importante es que estás bien, y estás aquí y ahora conmigo.

Minutos después de ello, mi madre me dio una gran noticia y es que antes de entrar a la habitación se había cruzado con el médico que venía a ver cómo seguía y al ver que estaba despierto, le ha dicho que esta tarde me podría ir a casa, y hacer vida normal, que solo a sido un susto.

No sabes lo feliz que me puse al escuchar esas palabras de mi madre. Enid, seguía ahí, a nuestro lado, como si ella fuera mi hermana, como si mi hermana estuviera en ella.

Por un momento la ví, vi que mi hermana estaba en ella, que ella sería como mi hermana, sería mi fuerza para seguir adelante y eso me hacía sentirme bien y seguro.

POR LA TARDE...

Ya estábamos preparando mis cosas para salir de aquel sitio tan espeluznante, mientras Enid y mi madre me hacían la maleta con la ropa de estos días anteriores, yo me cambié de ropa y con na que terminamos salimos por esa puerta pensando que no volveríamos nunca.

De vuelta a casa, seguro y feliz de estar con las personas que quiero, nos paremos en un restaurante para comer y sabía que estaba en familia.

La familia es lo mejor, y sé que siempre tendré a mi hermana a mi lado, haciéndome feliz día tras día.

Hasta que este sueño de despierte y vuelva a amanecer...

Corazón De CenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora