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Nayeon tenía sus brazos alzados, y sus manos siendo tomadas por ambas adultas. En un momento, cuando iban caminando por el centro comercial, con su mano derecha tomó la mano de su madre, y con la mano izquierda la mano de su profesora. Las personas desconocidas fácilmente pensaban que eran unas madres paseando con su hija, aunque no fuera así.

Las adultas al principio se miraban un poco incomodas, pero ya luego paseaban y actuaban naturalmente como si hicieran esos paseos todos los días.

A petición de la menor, se estaban encaminando al tercer piso del centro comercial donde estaban los puestos de comida y varias mesas esparcidas por el lugar.

Se pusieron en la fila en una de los puestos de comida donde había, en su mayoría, comida chatarra. Al llegar a su hora de pedir, ordenaron una pizza mediana además de papas fritas y empanadas, acompañado por tres bebidas siendo de Coca-Cola. Y aunque, según la niña, se comería todo lo que habían pedido, Mina conocía bien a su hija; la menor comería dos trozos de pizzas y un poco de papas fritas, luego de eso quedaría satisfecha y ella tendría que comerse el resto.

Buscaron una mesa cercana para poder escuchar bien cuando las llamen para ir a buscar sus pedidos. Las mayores se sentaron una frente a la otra, y la menor se sentó en la silla que quedaba en medio.

— ¿Vienen seguido a comer acá? —Preguntó curiosa Sana, duda que le había quedado desde que pidieron y el que los atendió reconoció a Mina y Nayeon de inmediato.

— Siempre que podemos, como una vez cada mes. —Resolvió la duda Mina.

La menor asintió sonriendo. — Cuando mamá tiene día libre. —Agregó Nayeon. Se le pasó una idea por la cabeza, y ansiosa miró a su madre expectante. — ¿Puedo ir a jugar? —Apuntó con su dedo índice una zona donde había varios juegos donde también estaban otros niños jugando. Mina lo pensó, no estaba tan lejos de donde ellas estaban sentadas, de hecho, estaba solo a dos mesas. Finalmente asintió, ante este gesto, Nayeon salió corriendo emocionada hacia los juegos.

— ¿Nayeon suele invitar a comer a todas sus profesoras o soy la primera? —Preguntó divertida. Jamás en los años que ha estado trabajando con niños había sido invitada a comer junto con ellos. Mina miraba a su hija que se tiraba por el tobogán. Sonrió divertida y negó con su cabeza.

— No, eres la primera. —Miró a la profesora, recibiendo una sonrisa dulce de su parte. Apartó la mirada un poco tímida. — Es raro, ella suele ser tímida con los demás, debe tener un plan en su ingeniosa cabecita. —Volvió a mirar a su hija, la cual ahora jugaba con unos bloques.

Iba a seguir la conversación, pero su nombre fue gritado desde el puesto de comida donde pidieron. — Uh, iré a buscar la comida. —Mina asintió gustosa. Se paró de su asiento, encaminándose al lugar, tomando las dos bandejas donde estaba la comida y bebidas que degustarían felices.

Regresó a la mesa, dejando las bandejas en el centro. Nayeon, desde su lugar, miró la comida y volvió a donde estaban las mayores. Se sentó en su silla correspondiente, lista para comer.

Empezaron a repartir la comida entre ellas, Mina acomodando la comida y dejando en el centro la pizza mediana. Cuando todas estaban comiendo, Nayeon decidió preguntarle cosas a su profesora, intentando llevar a cabo su plan.

— Uhm, Profesora —Habló luego de tomar un sorbo de su bebida. — ¿Tiene pareja? —Sana elevó su mirada hacia la niña, mirándola sorprendida por la repentina pregunta. Y aunque pensaba que al negar la pregunta se acabarían ese tipo de preguntas, solo hizo que la menor le entrara más curiosidad. — ¡Genial! Podría ser novia de mi mamá. —Dijo tranquila comiendo un trozo de pizza. Mina justo estaba tragando cuando su hija dijo aquello, haciendo que se atore repentinamente. Por el contrario, Sana abrió levemente su boca, aún más sorprendida. No era una propuesta que recibiera todos los días.

La pelinegra empezó a calmarse, recuperando el aire. Mientras tanto Sana intentaba decir algo, aunque no sabía exactamente el qué. — Y-Yo... —Realmente había quedado sin palabras.

— Nayeon, no puedes decir esas cosas de la nada. —Su cara estaba volviendo a su color natural, ya que antes estaba como un tomate.

La menor levantó la mirada, mirando a ambas adultas de forma expectante. — ¿Por qué? A mí me gustaría que fueran pareja. —Dijo de nuevo de forma calmada e inocente. Nuevamente miró a Sana, decidiendo seguir. — Mi mamá es bonita. —Sí, para Mina era un buen momento para que la tierra la trague.

— ¿Ya probaste las papas fritas? —Dijo nerviosa Mina, intentando cambiar de tema.

El silencio reinó en la mesa, con un ambiente tenso y curioso, sobre todo era curioso para Nayeon al no recibir una respuesta de su profesora. Mientras comía mirando expectante al par de adultas que se dedicaban miradas rápidas nerviosas. Sana se dio cuenta que la menor aun le seguía mirando buscando una respuesta.

— Aunque tienes razón, —Habló Sana, recibiendo la atención tanto de Mina como de Nayeon. Miró directamente a la pelinegra, segura de su respuesta. — tú mamá es bonita. —La doctora se sintió de nuevo como si fuera una adolescente, sus mejillas ardían y sin poder evitarlo bajó la mirada avergonzada. La niña sonrió satisfecha con la respuesta.

La tarde transcurrió de forma divertida, el ambiente tenso se había convertido en uno cómodo y divertido, sobre todo por las conclusiones curiosas de Nayeon a distintas dudas que se le venían a la mente. Caminaron por el centro comercial, entrando a distintas tiendas y terminando en el cine del establecimiento, viendo la película "Sing", disfrutando de los momentos de espectáculo en la película.

La noche llegó, las luces iluminaban las calles que se iban quedando solitarias de a poco, las estrellas brillaban en el cielo junto a la luna, un lindo paisaje tranquilo y cómodo.

Caminaron hasta donde estaba el jardín, que claramente ya estaba cerrado. Mina acomodó a su hija en su silla correspondiente del auto, asegurándose que el cinturón quede bien puesto. Cerró la puerta y miró a Sana, era hora de despedirse.

— Gracias por la salida. —Agradeció con una sonrisa Sana.

— Fue un gusto. Ah, lo siento por lo que dijo Nayeon cuando estábamos comiendo, a veces es demasiado directa. —Se disculpó avergonzada, rascando su nuca en muestra de ello.

— No pasa nada, está bien. —Se miraron por unos segundos, solo admirando los detalles de la otra. Mina fue la primera en hablar nuevamente para despedirse.

— Debo irme. Buenas noches, Sana. —Se despidió con su peculiar sonrisa.

— Buenas noches, Mina. —Miró como Mina daba la vuelta y subía al auto. Cuando este empezó a alejarse, se encaminó a su propio vehículo. Al estar en su coche frente al volante, las palabras de su alumna llegaron a su mente.

"Podría ser novia de mi mamá".

Y la idea no le parecía tan mala, al contrario, le gustaba. Ese pensamiento hizo que sintiera sus mejillas calientes, sacudió su cabeza para distraerse. Se enfocó en el volante, poniendo las llaves donde debían ir y prendió el auto para poder dirigirse a su departamento. 

My Little Bunny [Adaptación 2na]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora