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Se cubrió con su abrigo de lana blanco, además de colocarse unos zapatos del mismo color y sus calcetines. Lo único distinto en su ropa era su pantalón negro.

Iba a caminar por la playa, aprovechando de disfrutar la noche junto al sonido de las olas, nunca estaba demás aprovechar que ya no había nadie por el lugar, ni niños corriendo y gritando a la vez.

Mina cerró la puerta de su cabaña; Nayeon había pedido ir a la cabaña de las Yoo para poder jugar con Jeongyeon un poco más, quedándose dormida al final allá, así que la mayor tendría la cabaña sola por esa noche, debía aprovecharla, ¿no?

Aunque de cualquier forma no haría demasiado, solo saldría a caminar tranquila y luego pensaba aprovechar a tomar un vaso, ya que no había copas, con vino, algo que hace rato que no tomaba.

— Buenas noches. —Habló una voz detrás de ella, una que conocía claramente. — ¿Ibas a caminar?

— Sí, de hecho, sí. ¿Qué haces por acá?

— Pues lo mismo, iba a caminar para allá. —Apuntó detrás de ella. Era algo raro tomando en cuenta que la cabaña de Mina era la que estaba un poco más alejada de las demás, y por donde apuntaba Sana es por esa misma dirección de donde estaba su cabaña.

Mina enarcó una ceja curiosa. — ¿Y vienes hasta acá para empezar tu caminata? —Sana abrió su boca intentando hablar, pero no dijo nada; Mina le había pillado.

— La verdad es que venía a preguntarte si querías venir a caminar conmigo. —Confesó avergonzada.

La pelinegra solo le sonrió. Bajó los tres escalones que había en la entrada, posicionándose al lado de la rubia y sintiendo su mano ser tomada por esta, entrelazando ambas para empezar la caminata cómodamente.

Muchas de las cabañas ya tenían las luces principales apagadas, además de que mayoría ya estaba durmiendo.

Caminar por la playa en silencio, disfrutando la brisa y solo el leve ruido de las olas era una buena forma de relajarse para algunos.

Caminaron hasta alejarse un tanto de las cabañas, llegando a unas rocas, deteniéndose frente a una que estaba a la orilla del mar y era un poco grande. Subieron por las otras  más pequeñas hasta lograr subirse a la que querían finalmente.

Al estar arriba de esta se sentaron en ella, Mina balanceando sus piernas en el aire al no llegar sus pies al suelo ni un poco.

— A todo esto, ¿Y Nayeon? —Preguntó Sana.

— Uh, está donde Tzuyu y Jihyo —Soltó una corta risa negando con su cabeza. — Quería irse con Jeongyeon a jugar. Son inseparables. —La rubia asintió. Ella misma era testigo en cada clase que esas dos estaban siempre juntas; donde iba una, iba la otra. No eran las únicas; muchos de los niños al tener ya a sus amigos elegidos, iban siempre con ellos cuando pudieran.

— Soy testigo de eso. —Asintió sonriendo. Solo esperaba que las menores mantengan su amistad por más tiempo. Pocos mantenían sus amigos que tenían desde Pre-Kínder y Kínder, pero quien sabe si alguno de los niños de ese curso mantendría esa amistad por mucho más tiempo.

Miró a la pelinegra y mordió su labio inferior nerviosa. Quería aprovechar ese momento para declararse finalmente, pidiéndole luego de un buen mes con varias semanas un noviazgo, ¿Qué mejor que en la tranquilidad de la noche?

Tragó nerviosa y decidió empezar a hablar. — Minari, —la mencionada le miró expectante.— sabes que me gustas, y este mes realmente me ha gustado lo que tenemos. De igual forma, me preguntaba si quisieras que avancemos un poco más. —Y una vez más confirmaba que no le iba bien en las declaraciones.

— ¿Me estás proponiendo noviazgo? —Le parecía lindo el hecho de que la menor fuera un tanto más tímida en estos momentos. La rubia asintió. — ¿Estás completamente segura?

Sana asintió segura. — Completamente, Mina. —Se bajó de la piedra, y al estar ya pisando la arena, extendió su mano para pedirle a la pelinegra que también haga lo mismo, lo cual hizo de inmediato. Cuando la contraria estuvo ya frente suyo, entrelazó sus manos con las contrarias, balaceándolas levemente. — Así que... ¿aceptas ser mi novia? —Mina tenía clara la respuesta, incluso más cuando Sana movió su cabeza un poco al lado con un leve mohín en los labios.

Sonrió soltando las manos de esta para pasarlas por alrededor del cuello de la otra, acercándose mucho más a ella. — ¿Tu qué crees? Claro que sí. —Sana terminó de acercarla posando sus manos en la cintura de la pelinegra, finalmente rozando sus narices y terminar la poca distancia con un beso que ya se iban haciendo más habituales cada día.

Cuando se separaron, siguieron caminando, pero esta vez de regreso a la cabaña de la pelinegra. Un poco de vino nunca estaba demás para acabar la noche.

En la cabaña, Mina sirvió en un par de vasos un poco de vino, tampoco para un consumo exagerado. Por otro lado, Sana sacó de un bolso que su chica le había indicado donde había cosas para picar; "Su chica", sonrió tontamente solo por su pensamiento.

Se sentaron en el sillón de dos, una junto a la otra con sus vasos en manos.

Entre conversaciones, risas, y claro, alguno que otro beso; Terminaron dormidas en la única cama matrimonial que había en la cabaña, ambas durmiendo abrazadas y abrigadas por las sabanas sobre la cama.

Una noche que se repetiría más veces sin duda alguna. 


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Sana y Mina noviecitas 💖

Ya le quedan pocos capítulos a esta bonita historia.

My Little Bunny [Adaptación 2na]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora