10

1.4K 184 6
                                    


¡Señora Myoui! —Llamó Rosé con un papel en manos. Un desayuno para los niños se estaba planeando al acercarse el aniversario del jardín, además de que necesitaban que los padres llevaran una caja de donación. Mina se acercó a la profesora soltando la mano de Nayeon, despidiéndose de paso con un beso en la mejilla. Momo estaba al lado de Mina, ambas se iban a ir juntas al trabajo.

— ¡Buenos días, profesoras! —Saludó Nayeon a Sana y Dahyun, quienes le devolvieron el saludo. La niña corrió entrando al jardín para dirigirse a su sala, juntándose en el camino a Seulgi, Jaehyun y Jeongyeon.

Dahyun miró burlona a Sana al darse cuenta que su mejor amiga no dejaba de mirar a la madre de Nayeon. — No se nota que estás perdida por esa mamá, eh. —Dijo irónica. Sana chasqueó con su lengua, aun mirando a Mina desde lo lejos.

Esperó que Dahyun le moleste más, pero solo se había quedado callada. Extrañada la miró y sonrió burlona, tal parecía que no solo era a ella que le gustaba una apoderada. — Y a ti tampoco se te nota que estás pérdida por la apoderada suplente. —La más pálida apretó sus labios desviando la mirada de forma nerviosa.

— Ya es hora de entrar, ¿no crees? —Caminó rápido hacia la sala tímida. Sana sonrió victoriosa cruzada de brazos. La campana sonó, la puerta de entrada se iba cerrando y ella se encaminó a la sala donde debía dar clases.

(♡)(♡)(♡)

— Ya deja de mirarme así. —Dijo incomoda Mina. Estaba sentada en una silla abrochando los cordones de sus zapatos. En la sala también estaba Momo, la cual estaba mirando a su amiga de forma curiosa.

— Por favor, Mina, solo dime sí o no. —Rogó sentándose a su lado, juntó sus manos e hizo un mohín, intentando imitar al gato con botas, creyendo que así podría obtener una respuesta a su pregunta.

— Momo, no es importante. —Y es que, ¿Cómo iba a responder a una pregunta que ni ella estaba segura?

— ¿Cómo qué no? ¿Sabes hace cuanto no te gustaba alguien? ¡Desde que nació Nayeon! —Mordió su labio inferior intentando pensar en otra forma de recibir su respuesta. — Además... eso me distraería de mi matrimonio fallido. —Cambió su expresión a una triste, aunque solo estuviera fingiendo realmente ya que su matrimonio, aunque si había fallado luego de tres años de casada y ahora estuviera pidiendo los papeles de divorcio, ya lo tenía asumido desde hace rato.

— Agh, está bien. —La miró rendida. Momo por el contrario sonrió de nuevo. — Realmente ni siquiera yo lo sé, digo, me atrae un poco. —Bajó la mirada. Había pasado tanto tiempo desde que le había gustado alguien que no recordaba la timidez que se sentía al admitirlo. — Pero es complicado. —Se levantó del asiento, poniéndose su bata blanca y por último su estetoscopio alrededor de su cuello.

— ¿Complicado? No creo que más que mi matrimonio. —Sacudió su cabeza con horror al recordar a su esposa y las discusiones.

— Es distinto cuando eres madre, Momo, no solo busco mi felicidad, sino que también la de mi hija. —Miró la hora en su celular, y antes de eso miró la foto de Nayeon que tenía como fondo de pantalla. Sin ocultarlo sonrió. — Además, es complicado encontrar a alguien que entienda que tengo un horario apretado y que los días libres que tenga los aprovecharé completamente con mi hija. Y sin contar que cuando se enteran que soy madre huyen de inmediato. —Se encogió de hombros restándole importancia.

Ya había pasado que alguien le coqueteaba, y obviamente no ocultaría el hecho de que había una niña que dependía de ella esperándola en casa. El hecho de no ocultar que era madre hacía que rápidamente la persona que le coqueteaba huyera y no los culpaba, de hecho, lo llegaba a entender, los demás podrían pensar que su hija podía ser un estorbo para ellos.

Por otro lado, tampoco buscaba enamorarse o algo por el estilo, y si ese fuera el caso tendría que asegurarse que sería una relación seria, no una que duraría una semana.

Tampoco quería ilusionar a su hija, sabía que a la menor le gustaría que tuviera una relación "como en las películas", pero a veces las cosas eran más complicadas.

— Sí, bueno, pero creo que Sana sabe bien que eres madre, ¿no? Digo, es la profesora de tu hija. —Se levantó de igual forma colocándose su bata.

— Lo sigo viendo complicado. ¿Por qué no hablamos mejor de Jennie y tú? —Propuso. Momo hizo una mueca, no lo consideraba algo relevante.

— Lo de siempre: Discusiones sin fin, silencios incomodos, actuamos como desconocidas en la casa y frente a nuestras familias actuamos como si fuéramos un feliz matrimonio. —Mordió su labio incomoda, cruzándose de brazos. — Siento que si me quedo una noche más allá me terminaré lanzando por una ventana.

— Quédate en mi departamento. —Dijo simple, pero para Momo fue suficiente para que sus ojitos brillaran.

— ¿Lo dices en serio? —Mina asintió.

— Claro, además Nayeon estará feliz de tenerte con nosotras. —Momo sonrió en grande, estirando sus brazos acercándose a su mejor amiga. — Oye, no, no e- olvídalo. —Se rindió cuando sintió que era apresada por los brazos de la peliazul. Palmeó la espalda de Momo dándole apoyo.

Al separarse se encaminaron a pediatría para empezar a trabajar, hablando con los residentes y los nuevos pequeños pacientes en el hospital. 

My Little Bunny [Adaptación 2na]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora