Burned Lovers

༄ Capítulo 18

Jimin salió corriendo en cuanto tuvo ocasión, saliendo por la ventana como solía hacer cuando era más joven. Miró a su alrededor y no encontró a nadie, así que emprendió el camino.

Necesitaba buscar a Jungkook, hablar con él y ver con sus propios ojos que estuviese bien, que su padre no le hubiese hecho daño. No sabía que había pasado mientras estaba dormido, pero se podía dar una idea y se negaba en rotundo a que su padre fuese capaz de tocar a Jungkook o a Taehyung.

Caminó rápido entre las calles hasta deslumbrar el cartel luminoso de la tienda en la que había conocido a Jungkook. Tragó saliva y se abrigó a sí mismo con la chaqueta improvisada que había tomado a última hora de su armario, suspirando y haciéndose el valiente.

Miró a su alrededor y no vio más que a un par de gatos de colores que buscaban comida entre ladrillos y escombros en el suelo, frunció el ceño y se acercó a ellos para ofrecerles un poco de cariño.

— Estoy buscando a Jungkook. —Murmuró hacia uno de los animales—. Si me entendiesen estoy seguro de que me dirían dónde encontrarlo si no es aquí.

Suspiró frustrado sin saber a dónde ir para encontrar al chico, hasta sentir unos pasos a sus espaldas. Se levantó rápidamente y enfrentó a la persona que vigilaba sus espaldas, creyendo que era Jungkook o Taehyung.

— Jungkook, no creía encontr- —Las palabras se atascaron al deslumbrar que no era ninguno de los chicos que él conocía, alzó la mirada temeroso y se encontró con unos ojos oscuros que lo miraban atento.

— ¿Qué hace un siervo del señor como tú por estas calles, cielo? —Habló con sorna, un chico de una edad similar a la de Taehyung y cubriendo parte de su rostro con telas rotas—. Nunca pensé que un pastelito tan rico como tú caería en mis manos de esta manera; tan fácil y tan a mi alcance.

Jimin tragó saliva cuando el chico pisó fuerte el suelo e hizo que los felinos salieran huyendo del lugar. Tomó su mentón y lo alzó. El rubio trató de descifrar en su mirada lo que quería.

— No te conozco. —Murmuró.

— Oh, pero yo a ti sí, hermosura. —Sonrió—. Eres ese chico que asiste a misas junto a sus padres y que ni siquiera posa su mirada en algo tan asqueroso como yo.

No recordaba su rostro ni su voz, juraba no haberlo visto en su vida, pero tampoco es como si prestase atención a su alrededor cuando iba a la iglesia, sólo quería hacer que el tiempo pasara rápido para volver a casa.

— Ni aunque te ruegue, vas a detenerte y dejar algunas monedas en mi bolsillo. —Habló en tono grave, empujando a Jimin contra la pared—. Pues ahora, tú mismo lo harás, y con la lengua.

Jimin se quedó estático, en una especie de shock que no le permitía moverse o hablar algo. Entonces, miró sobre los hombros de su atacante mientras éste toqueteaba su abdomen y alguien habló.

— Bueno, creo que no es momento de ponerse sucio, Kang. —La voz de Taehyung se hizo eco en el lugar, Jimin pudo respirar tranquilo unos segundos hasta que el chico volteó a enfrentar al mayor.

— ¿Qué haces aquí, Kim? —Escupió con rabia—. Vete, no pintas nada aquí.

Taehyung negó sonriente.

— Te equivocas. —Se acercó a paso lento y torpe, sin el bastón, y tomó asiento a un lado de Jimin, sacando debajo de unos escombros una pequeña libreta y un lápiz—. Este es mi lugar favorito para pintar. Siempre a la misma hora y en el mismo lugar.

Kang enfureció, mirándole con recelo y furia, soltando a Jimin para sostener a Taehyung de la chaqueta y empujarlo contra la pared.

— De nuevo nos vemos las caras. —Sonrió triunfante, dejando a un lado su actitud infantil—. Fuiste tan valiente al pisotear los sueños de Jungkook que no quisiste volver a verle. —Frunció sus labios—. Es una pena, esa libreta a la cual hiciste pedazos era su vida entera. —Le miró a los ojos—. Bienvenido a la vida, cobarde.

— No eres quien para hablar. —Rehusó—. He estado detrás de ti semanas y semanas. —Le enfrentó—. Buscan tu cabeza, la mafia paga una fortuna por ella.

Taehyung sonrió.

— Si lo que necesitas es mi cabeza, aquí me tienes. —Concluyó tranquilo—. Yo no me voy a retractar como tú, pero hay algo claro. —Señaló a Jimin—. Si llegas a tocarle, sufrirás toda tu asquerosa existencia.

El rubio le miró con ojos asustados y llorosos, el chico descartó a Taehyung para acercarse a él de nuevo.

— ¿Es tu nueva putita?

Taehyung rió, apoyándose en la pared y aguantando un quejido de dolor por su pierna.

— No, es aún mejor. —Sonrió—. Es la nueva putita de Jeon y, siendo sincero, no creo que le guste saber que has tocado algo que es suyo. —Se encogió de hombros—. Ya sabes cómo es de celoso y posesivo, ha ganado músculo estos años con la pubertad, así que yo no me metería con él.

El chico iba a hablar, pero antes de eso, Taehyung se acercó a Jimin y pasó su brazo por sus hombros, empujando levemente a Kang.

— Oh, se me olvidaba decirte que es mi mejor amigo. —Sonrió, guiñándole el ojo al paralizado rubio—. Y que si lo tocas, de una manera u otra, estás muerto también.

— T-Taehyung... —Jimin inhaló tembloroso, dando leves codazos al chico más alto mientras su miraba descendía a ver cómo el atacante metía su mano en el bolsillo de su chaqueta y sacaba un arma de fuego.

— Hagamos una cosa, ¿sí? —Habló Kang, mirando a Taehyung con una ceja alzada—. Tú te vas y nos dejas a solas para seguir con lo que estábamos y, a cambio, no te vendo a la mafia.

— La mafia puede pudrirse contigo, Kang. —Suspiró—. No soy culpable de nada de lo que hayan hecho mis padres, así que si quieren acabar conmigo por el simple hecho de tener su apellido, les estaré esperando.

Empuñó el arma a una velocidad sorprendente, tanto así que Jimin se sobresaltó e intentó cubrir su cuerpo. Miró asustado como apuntaba hacia Taehyung, quien sonreía imperioso sin notar un más mínimo detalle de miedo. Alzó el mentón y se sostuvo de la pared para mirar fijamente el arma que se detenía frente a su rostro.

— ¿Qué podrías hacer si no tuvieses una pistola en mano, Kang? —Se burló—. No serías nadie, nunca has sido nadie, jamás te han querido como alguien en sí más que una cosa a la que aprovechar.

El atacante forzó su mano para tratar de sostener el cuello de su camisa y alzarlo, empuñando el arma y pegándolo a su costado.

— ¿Y a ti sí? ¿A ti sí te han tratado como algo más que una simple cosa? —Taehyung asintió.

— Sí, Kang, a mí sí me han llegado a querer de verdad. Sin palabras y sin hechos.

Taehyung continuaba hablando, en la mente de Jimin se repetía una y otra vez las palabras de Yoonji hacia los momentos vividos con Taehyung, así que no se le pudo venir alguien más a la mente.

— Yoonji... —Murmuró, pero antes de que se diera cuenta, Taehyung ya había contestado a la pregunta.

— Jungkook. —Habló firme y sin titubear, sonriendo de lado altanero y molestando al furioso chico que empuñaba un arma contra él—. Mi hermano.

Eso fue el detonante de la explosión que los oídos de Jimin cercioraron a los pocos segundos. El chico había terminado de enfurecer y el gatillo se había soltado. Sabía que Taehyung hablaba de Jungkook como su hermano en un sentido metafórico, pero había algo detrás de todo aquello que hizo enfurecer al otro chico.

Su cerebro se inundó en pensamientos, su visión se hizo borrosa, observando únicamente como Kang huía como el perro cobarde que era. Su oído se agudizó y parpadeó confuso al momento en el que unas voces inundaron su mente.

Yoonji y Jungkook corrían desde el principio de la calle en su rescate, gritando y haciéndole salir del trance en el que había estado por escasos segundos, los cuales se sintieron horas.

A su lado, Taehyung caía desplomado luego de sostener su vientre al momento del disparo, haciendo rodar su cuerpo por el polvoriento suelo.

Definitivamente, Jimin había entrado en un ataque de pánico cuando observó a Taehyung y vio como brotaba sangre de él y manchaba el suelo.

Un nuevo grito de Jungkook le hizo salir de su ensoñación y, junto a ello, la primera lágrima cayó.

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