Panem • 𝒘𝒐𝒔

dieciocho

[C]

Observo y detallo el anillo que tengo entre los dedos. El pequeño zafiro que lleva en el medio brilla con los reflejos de la luz, tiene dos giros en espiral muy bonitos que se lucen muy bien en el dedo.

Recuerdo el que Valentín tomó para él, la piedra del medio era la misma, la única diferencia es que ésta está envuelta en el alambre y el diseño de los espirales tampoco forma parte del accesorio. Sin embargo también era muy lindo, hasta creo que estuvo investigando un poco para hacerlos compatibles a nosotros.

Sonrío poniéndolo frente a mis ojos mientras vuelve a mi cabeza lo transcurrido anoche, pero la sonrisa me dura poco, porque Corina y Génesis aparecen de brazos cruzados al frente mío con caras largas y enojadas. Detrás de ellas, todas las demás me miran de la misma manera como si fuesen un ejército en mi contra.

"¿Por qué estás tan sonriente? Después del calvario que nos hiciste pasar ayer debería darte vergüenza." Espeta la primera nombrada. Todas asienten de acuerdo con ella.

"Sí, esta vez te pasaste de la raya, Clara." Dolores me señala con su dedo flacucho. "Anoche te la dejaron pasar porque volviste tardísimo, pero hoy no tenés ni idea de lo que te espera."

Creo que están contentas de que vayan a castigarme hoy, sé que es lo que todas quieren desde que empecé a ausentarme en el día por visitar a Valentín y Ruth junto con Constanza.

A ninguna de ellas realmente le preocupa lo que me pudo haber sucedido para irme como lo hice, ninguna me lo preguntó. Lo único que siempre les ha interesado es ser unas chismosas sin un poco de pudor, y lo confirmé anoche cuando Génesis salió gritando de su cuarto que vio por la ventana mi escena con Valentín, incluído el fogoso beso de despedida.

"Me imagino el calvario que pasaron, les habrá importado mucho buscarme, veo en sus caras que quedaron muy exhaustas de hacerlo." No contestan, algunas se miran las uñas, otras se susurran cosas venenosas entre ellas. "No finjamos ser cosas que no somos, ninguna acá es tan santa como para empujar al fuego a otra." Eso lo digo mirando directo a la única chismosa culpable de que esto esté pasando.

Jamás se habían puesto en mi contra, nunca ni siquiera alguna de ellas, sin contar a Génesis, me había dado una mala mueca. Mercedes, Pilar y Salomé siempre estuvieron enganchadas a mi brazo porque compartimos los votos del noviciado, y sin embargo ahora me miran con asco. Dolores y Laura, que son las monjas en las que solía confiar después de Constanza, ahora son indiferentes conmigo.

Tampoco tengo que quejarme mucho a decir verdad, sabía que una de las consecuencias que todo esto podía traerme era que me traten como a un ser repulsivo, y que se hayan enterado de la forma en que lo hicieron transformó la situación en algo peor.

"¿Después de todo te hacés la viva encima? Una irrespetuosa, eso es lo único que sos." Escupe Corina.

"Ni hablar de la cantidad de veces que ese muchacho entró acá, vaya a saber una lo que habrán hecho justo abajo del techo de la casa del Padre."

"Sí."

"Es cierto."

"Es verdad."

Todas están de acuerdo entre ellas. No todas hablan, pero las que se quedan calladas asienten al unisono de las demás.

"Encima tiene el descaro de ponerse en el dedo el regalo de ese criminal. Tetra mulier..."

Me quedo estática mirando a Génesis y procesando lo que acaba de salir de su boca.

Es ahí donde ninguna dice nada, ninguna asiente, mas tampoco la contradicen. Eso es lo que más me enoja, la mayoría de ellas aquí adentro saben muy bien por todo lo que ha tenido que pasar Valentín, incluso lo saben desde antes que yo lo conociera en persona.