diecinueve

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[C]

Me siento un poco nerviosa, hace años que no piso la calle sin llevar un velo cubriendo mi cabello. Las manos me tiemblan y el cuerpo también.

Doblo en la última esquina que me queda y la cuadra parece alargarse a medida que me voy acercando hasta la casa. Aferro los dedos a mi bolso y respiro hondo comenzando a contar cada paso que doy. Más de veinte.

Ahí lo veo del otro lado de la reja cuando llego, pasa una esponja por su camioneta sin darse cuenta de mi presencia. La última vez que nos habíamos visto fue hace unas tres semanas, la noche en la que decidí finalmente cuál sería mi camino de ahora en adelante. No tuve la oportunidad de poder hablar con él desde entonces, principalmente porque mi teléfono se rompió hace meses y no he tenido el tiempo de arreglarlo, también porque no pude salir hasta hoy.

Sé que Constanza no le dijo nada, lo que me lleva a pensar que cree que ya no quiero verlo. Pero sin embargo acá estoy, parada frente a su puerta y sin el hábito puesto.

Valentín da la vuelta para pasar al otro lado de la camioneta, y se detiene a mitad de su camino cuando dirige la vista al portón y me ve. Se queda en esa posición por segundos eternos, me analiza de arriba abajo frunciendo el entrecejo. Mira mis zapatillas, mi falda suelta algo más corta que el hábito, mi blusa sin mangas, mi pelo al aire libre como él tanto dice que le gusta. Se siente cómoda la libertad de vestirme con lo que me sienta bien, mucho más el poder usar ropa fresca, a diferencia del hábito, con el calor que comienza a acercarse.

"¿Me estás jodiendo?" Murmura con la mirada iluminada.

Clavo los dientes en mi labio inferior y suspiro antes de encogerme de hombros.

Aprieta los labios y suelta la esponja para caminar a pasos agigantados hasta la reja, abre el portón y tira bruscamente de mi brazo para estrellar mi cuerpo contra el suyo. Sus brazos me envuelven fuerte y los míos lo envuelven a él, enrieda los dedos en mi pelo y esconde la nariz en el hueco de mi cuello.

Mi corazón se acelera de manera descomunal, no puedo evitar largarme a llorar al escucharlo lloriquear a él también. Se separa unos centímetros para poder quedar cerca de mi rostro y acaricia mis mejillas con sus pulgares.

"¿Cómo?..." Sonríe chiquitito y aparta mis lágrimas. "¿E-enserio no me estás jodiendo?, ¿Me elegiste?, ¿De verdad?" Habla acelerado.

"Nunca tuve que elegir, Valen..." Dejo salir un suspiro acompañado de una risa pequeña que me libera mucho. Él apoya su mejilla en mi mano cuando toco su rostro. "Hace mucho sé que te quiero, solamente tenía que aceptar que mi vida estaba afuera y no ahí. Y pude hacerlo gracias a vos."

"Te amo, Clara... Te amo." Dice antes de cubrir mi boca con la suya.

Extrañé besarlo, aunque creí que el proceso de excomulgación sería más largo de lo que fue, en el peor de los casos habría tenido que esperar quizás hasta un año entero. ¿Cómo podría soportar un año sin sentir su corazón latir contra mi pecho cuando nuestros cuerpos están pegados?

Se niega si quiera a separarse para tomar un poco de aire, cierra el portón con su pie y me arrastra de la mano hasta adentro de la casa. Reímos en el camino por la torpeza que nos hace tropezarnos con todo lo que se nos cruza, pero la verdad es que poco nos importa a los dos.

Me hace dejar caer mi bolso al suelo y eso me da la libertad de envolver su rostro en mis manos cuando vuelve a unir nuestras bocas. Su manera bruta de besar y acariciar cuando se desespera suben un poco la temperatura de la situación. Creo que hay cosas que debemos hablar antes, aunque realmente no es algo que parezca tener mucha relevancia ahora mismo.

Panem • 𝒘𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora