Panem • 𝒘𝒐𝒔

diecisiete

[V]

Mis besos suben desde entremedio de sus pechos hasta detrás de su oreja. Chupo, muerdo, acaricio. Ella se aferra a mi nuca y envuelve las piernas alrededor de mis caderas.

Llevamos horas acá, ninguno se levantó de la cama en todo el día. Dormimos un rato, nos besamos otro rato, conversamos en el medio, volvimos a besarnos de nuevo. Es incansable, los dos tenemos los labios rojos e hinchados de haber pasado tanto tiempo haciendo lo mismo una y otra vez.

Me gusta besarla, me encanta la manera en la que su boca conecta increíblemente con la mía sin ningún desperfecto. Siento que la conozco desde hace años, que estoy acostumbrado a besarla sin parar desde hace siglos atrás.

Clara baja sus labios suaves hasta mi cuello y repite lo mismo que hice yo con ella. Besa, muerde, chupa, aprieta más sus piernas a mi alrededor mientras yo jadeo por lo bien que se siente. Mete las manos por debajo de mi camiseta y clava los dedos en mi espalda baja, luego intenta bajar para meterlas adentro de mi pantalón, pero es entonces cuando me doy un cachetazo mental por lo que sucede y niego con la cabeza aún con ella enganchada a mi cuello.

"B-basta, Clara..." Se ríe cuando me escucha tartamudear.

Quiere torturarme, quiere hacerme caer bajo su coqueteo que, para ser una novicia, le sale bastante natural. Creo que comienzo a rendirme en el momento en el que jadea en mi oído a propósito cuando aprieto su pierna, mas traigo toda mi fuerza de voluntad conmigo y me levanto un tanto brusco de encima suyo porque es la única manera de detenernos.

"No." Digo dudoso de mí en cuanto me recuesto a su lado tratando de controlar todo lo que me pasa por dentro.

Ella se acuesta en el costado de su cuerpo y pone su mano en mi pecho deslizándola con caricias que no me ayudan mucho.

"¿Por qué no?"

"Ya te dije hoy por qué, no te voy a tocar otra vez hasta que estés conmigo."

"Estoy con vos ahora..."

"Sí, pero así no." Coloco mi mano encima de la suya y la detengo porque sé que no voy a aguantar si sigue comportándose así. Agacha la cabeza un tanto avergonzada, pero yo la agarro entre mis manos al instante para que me mire y sepa que quiero lo mismo que ella. "Te juro que yo también me muero de ganas... Quiero verte, quiero tocarte, quiero comerte el cuerpo entero a besos, pero quiero que sea distinto a la primera vez. Quiero que podamos volverlo a hacer sin tener que escondernos y sin que te tengas que volver a poner el hábito después para volver a encerrarte allá." Muerde su labio ligeramente y pone la cabeza de costado, sus pestañas se sacuden cuando parpadea un par de veces mientras me observa, y me veo obligado a suspirar para retomar mi control una vez más. "No me hagas esa carita porque me pongo boludo y no me va a durar mucho el discurso y me vas a hacer quedar como un mentiroso."

Ella se ríe mostrando toda su dentadura y el corazón se me hincha por tener la preciosidad más infartante del mundo a pocos centímetros de mi cara. Infartante, hermosa y única.

"Bobo." Dice divertida empujando mis brazos lejos de ella.

Deja otro beso en mis labios y se gira dándome la espalda para acostarse, yo la abrazo por atrás enganchando nuestros dedos y beso su hombro después de deslizar mi nariz por ahí. Su olor es tan personal de ella que puedo reconocerlo a metros de distancia, me gusta saber que va a quedar impregnado en la cama después.

Siento calma escuchándola respirar, y aunque suene cursi, estar en la posición que estamos es algo que sueño la gran mayoría de las noches. Lo único que taladra mi mente es imaginar que Clara es libre, que podemos besarnos frente a cualquiera en donde sea, que ninguno tiene que reprimirse tocar al otro solo por el miedo de que ella sea castigada y juzgada por su congregación.