Me removí en la cama cuando escuché mi nombre.
–Anna, debemos irnos –dijo James en mi oído.
–Hm... –di vuelta, y lo abracé. Sentía su corazón latir rápidamente.
–Preciosa, si no nos levantamos ahora, no nos dejaran ir –dijo burlón.
–Quiero dormir –volví a darme vuelta y escondí mi cabeza con la almohada.
–Anna, si no te despiertas me iré solo.
–¿Cómo quieres que despierte si anoche me diste cinco orgasmos seguidos? Estoy hecha mierda –dije riendo. Bostecé.
–Los cinco orgasmos más maravillosos de todos –besó mis labios cortamente, y haló de las sabanas–. Vamos, levántate. El avión sale en una hora.
–¿Una hora? –abrí los ojos de golpe y corrí por mi ropa.
–Cálmate, que era una broma –dijo riendo. Entrecerré los ojos.
–Me asuste –fruncí el ceño.
–No te levantabas –se encogió de hombros. Suspiré, y me fui a la ducha– ¿Puedo ir contigo?
–Nop. Ambos sabemos que si estás ahí, no llegaremos a la hora –dije riendo.
Cerré la puerta con seguro.
–Anna, ábreme. Yo sé que tú quieres que te enjabone –dijo riendo. Rodé los ojos, abrí el grifo y me metí a la ducha.
–Anna, te llaman al móvil –dijo James después de unos minutos.
–¿Puedes contestar? –me ate la toalla al cuerpo.
–¡No hablan! –gritó. Ay Dios, ¿Qué he hecho? Salí del baño y le quité el móvil.
*Llamada entrante*
–Hola –saludé.
–...
–¿Emma?
–...
–¿Puedes contestarme? Soy yo, linda.
–¿Con quien estas? –preguntó asustada. Escuché sus sollozos.
–Linda, lo siento. Perdóname, fue mi culpa.
–¿Quién era? –preguntó. El miedo se notaba en su voz.
–Un amigo. Me vino a recoger.
–No te creo –dijo secamente.
–Mi amor, en serio lo siento –me senté en la cama.
–¡¿Quién era?! –gritó llorando.
–No llores. Mira, escúchame ¿Vale?
–Vale –se calmó un poco. Suspiré.
–Logré salir del campamento para ir a verte. Ahora me estaba duchando, y él estaba en la habitación. Le dije que contestara. Lo siento, de verdad.
–...
–¿Emma?
–¿Vas a venir? –Suspiré.
–Si. Era una sorpresa. Pero... ¿Qué más da? –reí.
–Oh. Lo siento –rió– ¿Cuándo llegas?
–No lo sé. No le digas a papá, así le daré la sorpresa a él.
–Claro –rio bajito–. Será nuestro secreto.
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Nunca te dejaré
Romance"James se encontraba parado fuera de la habitación. -¿Ya tuvieron sexo? -pregunto riendo. -Cállate si no quieres que te golpee -gruñí -Cálmate, lindura -levanto las manos y rió. -No me digas así -le pegue una cachetada. Mi mano ardió y pasar...