Capitulo XVII: El fin

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Las últimas semanas han sido preciosas. James y yo nos la pasamos todo el día y noche juntos. Compartir con los chicos, dentro y fuera del campamento se nos ha hecho costumbre. Todo lo hacemos juntos, incluyendo a Agustín. Los chicos están felices de que nos arregláramos y Karen ya me habla un poco más. Sí, es demasiado orgullosa.
—¿Qué quieres hacer ahora? —preguntó James, besando mi cuello. Sonreí como estúpida. Me encanta James, es tan tierno, atento, cariñoso y… muy bueno en la cama. Reí al pensar eso— ¿De qué te ríes, loca?
—De que… me encantas, James —pase mis brazos por su cuello y lo bese.
—Que cariñosa que estas, preciosa —me abrazó de la cintura. Volví a unir sus labios con los míos y así estuvimos unos cuantos minutos.
—Hey, parejita —dijo Gus entrando. Los chicos entraron luego riendo a carcajadas.
—Allison celebrará su cumpleaños esta noche y estamos todos invitados —dijo Isa abrazada a Thomas. Ellos estaban oficialmente juntos, igual que James y yo.
—¿Iremos? —fruncí el ceño y me senté en la cama de James.
—Por supuesto —dijo Karen, mirándome mal. Revolee los ojos y me puse de pie.
—Eres una orgullosa de mierda, Karen —besé su mejilla y salí de la habitación riendo. Karen solo sonrió y negó con la cabeza.
—¿Iremos amor? —pregunta James. Me encogí de hombros.
—Si quieres, vamos —él asintió y fuimos a mi habitación. Debía cambiarme ropa para ir a la estúpida fiesta.
—Me gusta cómo te queda esta blusa —dijo James, revisando mis cajones. Reí mientras él escogía la ropa que me pondría. Revisé mi móvil y vi un video que había enviado papá en el que salía él y Emma.
—Amor, ven —dije riendo. Mi padre en cuanto supo que estaba saliendo con James, se alegró mucho. James llegó a mi lado y abrí el mensaje.
Salían ambos cubiertos de nieve y con una sonrisa gigante.
—Los extrañamos mucho por acá —dijo Emma.
—Se están perdiendo toda la diversión chicos —dijo papá riendo, mientras grababa a Emma haciendo un mono de nieve.
—Te amo hermanita —dijo Emma, tirando un beso a la cámara. James frunció el ceño—. Y a ti igual James.
—¿Pero qué…? —dijo James, sorprendido. Reí y el video se acabó.
—Siempre que llaman y no te dice a ti que te quiere, frunces el ceño —dije riendo—. Por eso lo dijo unos segundos después y rió.
—Todos me aman —dijo, mirándose las uñas. Reí a carcajadas y me tire sobre él para besarlo.
—Yo también lo hago, James —su sonrisa se congeló y yo no supe que hacer. Yo… ¿había dicho que lo amaba? Joder.
—An… —mi rostro ardió y supe que estaba como tomate. Negué con la cabeza, sin saber que hacer—. An, mírame.
Lo hice.
—Te amo demasiado, princesita —dijo James con una sonrisa tierna. Me ardieron hasta las orejas. Sonreí de la emoción y lo volví a besar.
Demonios, amaba a este estúpido. Amaba a James, mi novio.
Oh Dios… ¡Lo amaba!
—Eres preciosa cuando te sonrojas —dijo, sin dejar su sonrisa tierna. Sus ojos brillaban y yo solo sonreía como estúpida.
—Estoy locamente enamorada de ti, James —suspire.
—Como yo lo estoy de ti, amor —nos recostamos sobre la cama y cerré los ojos. No sé cuantos minutos pasaron, pero me quedé profundamente dormida sobre el pecho de James.

—¿Qué se creen que están haciendo? —un grito hace que me despierte en menos de un segundo; Karen. La observo con el ceño fruncido. ¿Para dónde va tan guapa?
—¡La fiesta! —gritamos al unísono con James. Karen nos mira enojada.
—¡La fiesta! —Chilla de mala manera— Apúrense o llegaremos tarde por culpa de ustedes, ¡descerebrados!
—Se está acostumbrando a llamarnos así —dice James con el ceño fruncido. Suelto una carcajada y me pongo de pie—. Ven, acuéstate.
—Levanta, flojo. Por tu culpa nos hemos quedado dormidos —digo sonriendo. Se acerca a mí con una sonrisa peligrosa. Ay no.
—¿Y si nos quedamos aquí? —dice con voz sensual—. Estaríamos completamente solos en la cabaña.
—James… —digo en tono de advertencia. Su mano está en la parte de mi vientre y la otra la tiene en mi pecho.
—Vamos —dice con voz de niño—, quedémonos aquí y nos divertimos solos.
—Ya… —jadee. James movía su mano por arriba de mi jeans— le dimos a entender… —gimo. La mano de James entró en mi brasier— a Karen… —mueve ambas con lentitud, tomándose su tiempo— que si… —estoy cambiando de opinión— iríamos…
—Está bien —dice entre dientes. Retira ambas de sus manos y me siento vacía. ¿Por qué paró? Un par de segundos más y nos hubiéramos quedado aquí—. Iré a cambiarme. Te amo mucho, flojita.
Besa cortamente mis labios y sale con una sonrisa de la habitación. Le encanta hacerme sufrir.
—Te amo estúpido —grito para que me escuche.
Cojo mi ropa y me cambio con lentitud, esperando que James entre y me vea en ropa interior. No sucedió. Bien, tendremos que ir a la maldita fiesta.
Salgo de la habitación y está todo completamente vacío, incluyendo la habitación de James. ¿Dónde se habrá metido? Me encojo de hombros y salgo de la cabaña en dirección al comedor, que es donde, supongo, celebrara la fiesta.
Karen, Isa y los demás me esperan fuera.
—¿Y James? —pregunta Agustín con el ceño fruncido. Encojo los hombros.
—Creí que ya se había venido.
—Quizá pasó por aquí y no nos fijamos —dice Abril, nerviosa. Todos asentimos y entramos. La música estaba demasiado fuerte y había alcohol por todos lados. No había ni rastros de la cumpleañera. ¡Que felicidad!
—Vamos a beber —dice Karen, cogiéndome del brazo y llevándome a una mesa llena de alcohol. Creo que no beberé tanto, al menos, hasta que llegue James.
James. ¿Dónde se habrá metido?
—¿Qué bebes? —dice Thomas, hurgando en mi vaso. Me encojo de hombros y lo tomo de una. El sabor es dulce, pero logro sentir el alcohol quemándome la garganta.
—No vayas tan rápido, An —dice Isa riendo. Sonrió y busco a James con la mirada; ni rastro.

Dos horas y media han pasado desde que llegamos, y James aun no aparece. Me he tomado más o menos diez vasos a la espera de que llegue. Agustín se acerca a mí con el ceño fruncido.
—James no está ni aquí ni en la cabaña —dice cabreado. Abril se remueve, incomoda. Ha estado muy rara estas últimas horas.
—¿Quizá le paso algo? —pregunto, preocupada. Abril niega con la cabeza— ¿Por qué dices que no?
—¿Yo? eh… —ella sabe, por eso actúa raro. Agustín y yo nos paramos frente a ella—. Yo no… se…
—Dilo —gruñe Agustín. Lo golpeo suavemente con el codo. Abril solo nos mira, dudando en si nos dice o no.
—La cabaña que le prestan a Allison por el cumpleaños—suelta por fin. Algo dentro de mí da un vuelco.
Ahora que lo dice… ¿Allison dónde está, si la fiesta es de ella?
—Ay no —Agustín me mira y sé que pregunta lo mismo que yo. Me mareo. Es una broma, ¿verdad? ¿Dónde están las cámaras?
—No, no, no —es lo único que logro decir, mientras corro fuera del comedor, hacia la pequeña cabaña que le prestan a los cumpleañeros frente a la otra parte del lago.
—¡An, para! —grita Agustín, pero no puedo. Mis piernas siguen por si solas hacia allá.
James no me haría eso, ¿verdad? James me ama, lo dijo. Él no sería capaz de engañarme, no sería capaz de estar con Allison.
—¡Anna! —sigue gritando Agustín.
Corro y subo los pequeños peldaños de la cabaña. ¿Debo entrar sin más? Sé que James no está aquí, ¿Por qué he venido? Pongo la mano en el pomo de la puerta y giro; está abierta. Mi cuerpo tirita por completo, ¿Por qué?
Esta todo apagado y en completo silencio. Sabía que James no me haría algo así, ¿Por qué le he creído a Abril?
La madera cruje en alguna parte de la cabaña y decido entrar. Recorro la sala y luego el baño; nada. Llego a la habitación y la puerta está entre abierta. Dos personas están dentro de ella; un chico y una chica. Él se está poniendo la camiseta y ella está solo en ropa interior. La chica se acerca a él y lo besa, él lo responde.
—Allison —gruñe el chico.
El chico es James.
Tapo mi boca y comienzo a caminar hacia atrás, chocando con una pequeña mesita de la cual caen algunas cosas, haciendo que ambos se den vuelta a mirarme.
—Anna —dice James sorprendido. Allison solo muestra una sonrisa de superioridad. Sigo avanzando hacia atrás, mientras James no sabe qué hacer.
¿Por qué no se acerca? ¿Por qué no me dice que lo que estoy pensando es mentira? ¿Por qué no me da una explicación de lo que acabo de ver? ¿Por qué?
—Anna, detente —dice, cuando me doy vuelta y echo a correr.

Nunca te dejaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora