Capitulo X: Quiero que vengas conmigo

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Dos días. Dos días habían pasado desde que estuve con James en la cama. Aun no me atrevía contarle lo que había pasado a Isa y Karen. Era extraño verles y no decirles nada.

Trataba de evitar lo más que podía a James, pero todavía pensaba en esa mañana. De verdad fue fabulosa. La forma que me trató... como si me quisiese.

–Anna –me llamo Isa con el ceño fruncido.

–¿Hm? –le mire.

–¿Sucede algo? –preguntó Karen.

–Nada –sonreí. Estábamos sentadas en la sala viendo una película.

–¿Pasa algo con Emma? –preguntó Isa preocupada.

–No –suspiré–. Pero aun no sé cómo puedo ir a verla.

–Ya encontraremos una forma –Karen acaricio mi espalda.

–Eso espero –mire la puerta principal. James y Agustín entraban riendo.

–Hola –saludo Agustín.

–Hola –respondieron las chicas. James hizo un movimiento con la cabeza en forma de saludo y las chicas respondieron.

–¿Cómo estas, Anna? –preguntó Agustín.

–Bien –sonreí– ¿Y tu?

–De maravilla –sonrió ampliamente. Rodé los ojos. Agustín y Tom eran los que mas sonreían en esa cabaña.

–¿Saben como esta Allison? –preguntó Isa con una sonrisa.

–Esta vuelta loca –dijo Agustín riendo–. Hubieran visto su cara, chicas. ¡Golpeas muy bien! –me abrazó.

–Estupido –reí. Sentía la mirada de James puesta en mí.

–Cuando vio a James... ¡La hubieran visto! –gritó riendo. Definitivamente, a este chico le gusta la violencia.

–Cállate, Agustín –James frunció el ceño.

–Vale –asintió– ¿Cómo esta tu madre? –le preguntó. James se tensó.

–Creo que va empeorando –se tiró al sillón individual.

–¿Qué le paso? –la pregunta salió sola de mi boca. .

–Hm. Esta un poco enferma –respondió. Su mirada estaba perdida en algún punto de la cabaña.

–Oh –Respondí.

–¿Iras a verle? –preguntó Isa. James asintió y se levantó.

–Nos vemos luego –se dirigió a la habitación, y cerró la puerta.

–Discúlpenlo, algo anda mal con él –Agustín me miró de reojo.

–Iré a llamar a Emma –dije, nerviosa. ¿Agustín lo sabía?

Entre a la habitación, y saque el móvil del cajón y me tire a la cama

*Llamada entrante*

–Hola –saludó papá.

–Hola. ¿Esta Emma?

–Necesito hablar contigo –dijo nervioso.

–¿Algo anda mal con ella? –me senté de golpe.

–No. Emma está bien –suspiré, aliviada de que no sea nada malo.

–¿Qué sucede?

–Estoy preocupado por ti.

–¿Por qué? –fruncí el ceño.

–Ni tu madre ni yo criamos a una niña maleducada –su voz se volvió fría.

Nunca te dejaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora