Bajamos del avión y fuimos por nuestras maletas. James cogió la mía y la suya juntas en una mano y con la otra entrelazó nuestras manos. Eran las 09:45 y acabábamos de aterrizar para ir al departamento donde estaban hospedados mi padre y Emma. Estaba tan feliz porque los vería, pero sobre todo porque vería a Emma.
—Hm, James —llamé su atención.
—¿Pasa algo? —separé mi mano de la suya y frunció el ceño.
—Sí. Mi padre sabe que no tengo novio y… sería raro que aparezca con un novio en casa —apreté los labios. No sabía cuál sería su reacción y estaba asustada.
—Lo entiendo —asintió. Lo miré sorprendida. Pensé que se enojaría o algo por el estilo.
—Gracias, por todo —sonreí. Nos subimos al taxi y le di la dirección al chofer.
— ¿Emma sabe cuando llegaremos? —pregunto él. Se veía un poco… emocionado, por conocer a Emma. No sabía la razón, pero me gustaba.
No, no me gustaba James, sino que me gustaba que estuviera emocionado por conocer a mi hermanita.
—No —sonreí—. No le dije porque quería que fuera una sorpresa.
—Aunque te la jorobó —dijo riendo. Asentí con una sonrisa.
—Ya llegamos —avisó el conductor. Mordí mi labio mientras James pagaba.
James volvió a tomar las maletas y fuimos al elevador.
Ay no, no el elevador.
—Hm, debo hacer algo. Te veo arriba —dije nerviosa. Las manos me sudaron y las seque sobre el pantalón
— ¿Por qué? —frunció el ceño. Negué con la cabeza nerviosa. ¿Debía contarle la verdad? No, no lo creo.
—Es en el piso nueve y el departamento 34 —avise. Él negó con la cabeza y tiró de mí hacia el elevador. Marcó el piso nueve y el elevador se puso en movimiento.
—Joder —murmure.
Me apoyé en la barra metálica que pasa por toda la orilla y cerré los ojos. En estos momentos deseo con toda mi alma que esta mierda se apresure. Hizo un raro movimiento y paró. Apenas las puertas se abrieron salí corriendo.
Al fin puedo respirar tranquila.
—Se que estas emocionada, pero al menos espérame —dijo James riendo. Me di vuelta con una sonrisa e intenté ayudarle con mi maleta—. Puedo solo —me dio un beso y quedé con el ceño fruncido.
—Nada de besos —lo apunte. Asintió y camino a mi lado.
Llegamos al departamento 34 y me quede mirando la puerta. Había una nota escrita a mano
“Estoy esperando a mi hermosa hermana, por favor, si no eres ella, no toques el timbre para no ilusionarme” Con un corazón al lado.
Conocía perfectamente esa letra: Emma. Me mordí el labio y James, después de mirarme y sonreír, tocó el timbre. Se escucharon pasos apresurados dentro y luego una voz chillona.
— ¿No me estas haciendo ilusiones? —su voz sonaba tan suave y bajita.
—No, no estoy haciendo ilusiones —respondí. Abrió la puerta y su rostro se ilumino con una sonrisa— ¿No hay algún abrazo para la hermosa hermana? —arqueé una ceja. Se lo pensó un poco y se cruzó de brazos.
Negó con la cabeza. Mierda, había olvidado que estaba con James. Tomé su mano y la tire hacia mí. Enrollo sus pequeños bracitos por mi cuello y apretó muy fuerte.
—Te extrañe —murmuro en mi oído, para que James no la escuchara. Suspire.
Esto iba a ser todo un reto.
—Y yo a ti, princesa —bese su mejilla y me di cuenta que estaba llorando—. Oye, no llores —fruncí el ceño. Ella volvió abrazarme.
—Te amo, hermanita —la apreté contra mi mas fuerte y acaricie su cabello.
— ¿Papá dónde está?
—En la cocina, preparando nuestro desayuno —dijo más bajito. Asentí y me levante.
—Emma, él es James. James, Emma —presente. James le dio una sonrisa extremadamente sexy y estiro su mano.
—Un gusto conocerte, Emma —Se escondió detrás de mi y solo saco su cabeza.
—Emma, no seas maleducada. Dale la mano —me cruce de brazos. Ella frunció el ceño y tomo la mano de James, sin decir nada.
— ¿Emma? —apareció mi papá con el ceño fruncido. Al verme, su rostro cambio totalmente. Ahora sonreía.
— ¿Sorpresa? —apreté los labios. Se puso las manos en la cadera.
— ¿Qué haces aquí? —soltó una risita de emoción.
—Hola papá. Yo también estoy muy bien, gracias —cruce los brazos, haciéndome la indignada.
—Siempre hablando sola —chisto la lengua y negó riendo.
—Hola —lo abrace y él devolvió el abrazo.
—Te extrañe.
—Y yo a ti —bese su mejilla y me separe—. Papá, él es James. James, mi padre
—Un gusto, señor —James le tendió la mano con una sonrisa nerviosa. Mi padre lo miro y sonrió aún más.
—El gusto es mío. Pasen, estaba preparando el desayuno para Emma y para mi, pero al parecer, tendré que hacer para cuatro —rió.
Nos adentramos al departamento. Emma no había soltado mi mano en ningún momento .
— ¿Cómo has estado? –me senté el sillón con ella en mi regazo. Asintió y se apoyó en mi pecho.
—Emma, te traje un regalo —dijo James buscando algo en su maleta. Ella sonrió y camino hacia él—. Espera, que no lo encuentro —reviso toda su maleta y no lo encontró.
—James, lo echaste en mi maleta —puse los ojos en blanco y camine hasta mi maleta.
—Hm, cierto —se rascó la nuca. Emma soltó una risita baja. Le di la caja a James y él se la tendió a Emma.
—Te lo traje yo, tu hermana te trajo otro aparte —me sacó la lengua. Oh si, James es tan maduro.
— ¡Era una sorpresa! —golpee su hombro y el rio.
—Pues ya no lo es —se encogió de hombros. Emma rió a rienda suelta.
—Em, no te rías de mi —fruncí el ceño. Le tendí mi regalo y lo tomo. Abrió primero el de James y lo miro con un brillo en los ojos.
Hace un tiempo me había pedido una muñeca que traía zapatos, botas, tacones, zapatillas y un montón de accesorios más y James me había ganado en comprarlo. Emma me miro, tratando de no ponerse nerviosa.
— ¿Te gusto? —pregunto James esperanzado. Ella lo miro y asintió con una sonrisa. Corrió a mi lado y susurró en mi oído.
—Muchas gracias, me encanto –se alejó y yo asentí. Me acerque a James y susurre exactamente lo mismo que ella.
—Dice que muchas gracias, que le encanto. No digas nada al respecto o se ira todo a la mierda —él asintió y sonrió.
—Abre le mío —sonreí. Ella abrió el otro regalo y miro el pequeño collar que decía “Te amo, hermanita”. Se lanzo a mí y abrazo mucho más fuerte.
—Muchas gracias. Yo también te amo —volvió a susurrar. Asentí y mire a papá, quien estaba con una sonrisa y los brazos cruzados.
—También te traje algo a ti —rodé los ojos.
— ¡Menos mal! Pensé que te habías olvidado de mi —puso su mano en el corazón, haciéndose el dolido.
—Fue de parte de James y mía —sonreí. Se lo entregue y sonrió. Abrió el paquete y su sonrisa fue aún más grande.
—Lo veo, y no lo creo —susurro impresionado. Habíamos comprado suéter que decía “Soy el mejor papá del mundo” autografiado por Angelina Jolie. Papá la adoraba.
—Pues créelo —sonreí. James paso su brazo por mi cintura, pero papá estaba viendo aun el suéter que no se dio cuenta— Aléjate —susurre.
—Hm, lo siento —se rasco la nuca. Asentí confundida.
—Gracias —papá me agarro con un brazo y con el otro a James—, de verdad, muchas gracias.
—No hay de que —respondió James sorprendido. Emma abrazo a papá de la pierna y él se separó para tomarla.
—Vamos a tomar desayuno —asentimos y fuimos tras él.
—Es raro que aun no pregunte que soy tuyo —James frunció el ceño. Y como si nos hubiera escuchado pregunto:
— ¿James es tu novio? —Hecho un trozo de pastel a su boca y comió.
—No, es un amigo —sonreí. James sonrió forzadamente.
—La ayude a escaparse del campamento —dijo divertido. Mi papá se atraganto y comenzó a toser.
— ¡James! —grite riendo. Ayude a mi padre hasta que dejo de toser— No me escape, solo dijimos un mentirita pequeñita.
— ¿Qué tan pequeña? —me miro con el ceño fruncido.
—Me hice pasar por su novia —me encogí de hombros. Le apareció una sonrisa bastante grande.
—Buen truco —James sonrió por las palabras de mi padre.
—Sip —respondí. Me volví a sentar y mire a Emma, que no quitaba su sonrisa— ¿Estas feliz de verme?
Asintió.
— ¿Cuánto tiempo se quedaran? —pregunto papá. Mire a James y él respondió.
—Solo tres días, aunque si quieres podemos llamar al campamento y decir que mamá empeoro —sugirió. Mi padre abrió los ojos como plato.
— ¿Inventaste que tu madre estaba enferma? —pregunto sorprendido. Rodé los ojos. Mi padre siempre esperaba lo peor.
—No. Ella de verdad esta enferma y por eso la dirección del campamento nos dejó salir —respondió James. Papá respiro tranquilo.
—Lo siento. ¿Por qué la dejaste sola?
—No esta sola, están casi todos mis familiares con ella. Pero ya esta mejor —sonrió James. Toco mi muslo con su mano y me sobresalte. Algo estaba planeando el muy infeliz.
—Papá, ¿Cuántas habitaciones tienes? —pregunte para distraerme. Las caricias de James me enviaban a otro mundo, y estas no eran la excepción .
—La de Emma y mía, pero veremos donde se acuestan ustedes —dijo riendo. Asentí nerviosa. No quería dormir otra noche con James, las otras habían sido… moviditas.
—¿Puedo dormir contigo? —pregunto Emma en mi oído. No supe que responderle. Seguro mi padre quería que durmiera con James y él con Emma.
—Eso debe verlo papá, no se como lo haremos —asintió y siguió comiendo su desayuno. La mano de James fue mas arriba y me levante de golpe—. James, ¿Me acompañas a la cocina?
—Te digo que no se cocinar —oculto una sonrisa. Mi padre rió bajito y yo le pegue en la cabeza.
—Ahora, por favor —susurre por lo bajo. Fui a la cocina y me cruce de brazos.
—¿Qué pasa? —entro de manos al bolsillo. Lo mire furiosa.
—¿A que estas jugando?
—A nada, pero si quieres podemos jugar a las cartas. Compre unas antes de venir —dijo burlón.
Agh, como odio a este chico. Esta bien, no lo odio. Pero es… es tan pesado.
—James, por favor. Yo fingí ser tu novia, ahora tú finge ser mi amigo. No creo que cueste mucho —junte mis manos como si estuviera rezando. Me miro con el ceño fruncido y negó con la cabeza.
—Esta bien.
—Gracias —bese su mejilla. Bueno, la comisura de su labio, para ser exactos. ¿Qué? Me gustaban sus labios y no los probaría en un buen tiempo.
—Y luego no quieres que te den besos —suspiro pesadamente y salio. Uau, eso fue triste y alegre a la vez.
Alegre porque me quería besar, al menos, eso entendí yo. Y triste porque no podía decirle que me besara. Lo sé, es una locura. Hace apenas unos días creía que lo odiaba, pero no lo hago. Bueno, para mí es difícil odiar a una persona, a menos que sea Allison. A ella la puedo odiar fácilmente.
Volví a la cocina y me senté. Ya casi todos habían terminado.
—Anna, ¿Podríamos hablar de lo que paso con esa chica… Allison?
—Papá, creo que no es el mejor momento —mire a Emma. James se levanto y le tendió la mano.
—Emma, ¿Me enseñas a vestir una barbie? No se como se hace —fingió un puchero. Emma sonrió de oreja a oreja y le dio la mano—. Conversen tranquilos.
—Gracias —susurre por lo bajo. Asintió y se dejo llevar por Emma hasta la sala. Lo quede mirando hasta que desapareció de mi vista cuando se sentó en el suelo.
—Es un buen chico —dijo mi padre asustándome. Lo mire con una ceja alzada— ¿Te gusta?
—Hace algunos días lo odiaba… —deje la frase a medias. No sabia si exactamente me gustaba, pero ya no creía odiarlo como lo hacia. Tal vez le estaba tomando cariño.
— ¿Por qué? —pregunto riendo. Lo bueno de mi padre es que siempre se toma todo a risa.
—Mancho mi blusa favorita el primer año.
—Así que él fue —rió aun más. Mal padre, se ríe de las desgracias de su hija.
— ¿Sabias cuanto amaba esa blusa?
—Lo se, pero ya da igual. Debe estar hecha miles de pedacitos ahora. Vamos al tema central: Allison.
—Papá, en serio no quiero hablar de eso. Ya te dije todo hace unos días por teléfono.
— ¿Quién estaba contigo cuando me hablaste? Escuche la respiración de alguien mas —entrecerró los ojos. Detestaba su maldito oído. Podía escuchar cosas a kilómetros, yo digo que mi padre es un vampiro.
—James, papá.
—Oh. Vuelvo a repetir: Es un buen chico —palmeo mi espalda. Fingí reír y se levantó.
—¿No querías hablar?
—Me dijiste que no —beso mi frente—. Ve a jugar a las barbies —dijo divertido. Guiñe un ojo. Haría algo mejor que eso.
Tome mi móvil y puse la cámara. Sigilosamente me acerque donde se encontraban James y Emma y los fotografié. Pensaba pasar desapercibida, pero sonó el móvil cuando saque la foto así que ambos me miraron.
—¿Qué haces? Te matare si me sacaste una foto —apunto con la barbie. Mire la fotografía. James salía peinando una barbie de cabellera morena y Emma vestía a una rubia.
—Se ven adorables. Espera que la suba a facebook —fingí teclear. James se apresuro en pararse e intento quitar mi móvil— ¡Etiquetare a todos tus amigos! —dije riendo.
Corrí hasta el otro lado del sillón y mire a James. Tenía las mejillas sonrojadas. Se veía… adorable.
—Anna, juro que si la subes te matare.
—Demasiado tarde, James —dije riendo. No había subido la foto, solo quería tener un recuerdo de ellos dos jugando juntos. Eso no era tan malo, ¿Verdad?
—¡Ven aquí! —corrió hasta mi, pero yo fui mas rápida y salí corriendo.
—¡Me quiere matar! —grite. Emma comenzó a reírse y a James se le sonrojaron más las mejillas. Papá salio de la cocina con un paño en las manos.
—¿Por qué tantos gritos? —pregunto con una sonrisa de lado. Se le hacia un hoyuelo.
—An, no lo hagas —me apuntó. Enarque una ceja.
—James, tiene siete me divierte en tan solo un minuto.
—Morirás, Anna. Lenta y dolorosamente.
Emma no dejaba de reír con la situación, y mi padre no quitaba su sonrisa. Por estar viéndolos, me descuide y James casi me atrapa. Corrí hasta donde suponía estaban las habitaciones y abrí una de las puertas; era la de Emma.
—No vayan hasta allá, no quiero que vean morir a Anna —dijo riendo— ¡Ven aquí, Anna! —grito James. Cerré la puerta e intente poner seguro, pero no había.
Busque con la mirada algún lugar donde esconderme pero no hallé nada. Maldita sea, me va a matar sin saber que no la subí. Fui hasta la cama y me senté. Guarde mi móvil en uno de mis pechos.
—Te encontré —se cruzo de brazos. Lo mire con un puchero—. .
No te salvaras de esta.
—No me hagas daño —aun se escuchaban las carcajadas de papá y Emma.
—Te matare, Anna —se acerco lentamente a mi. Me pare de un salto e intente escapar— ¿A dónde crees que vas?
Tomo mi brazo y me volvió a sentar.
—James, no… —me interrumpió.
—Chss —me empujo hacia atrás. Se fue acostando sobre mí lentamente.
—¿Qué… que haces? Puede venir Emma o mi padre —dije nerviosa. Beso mi cuello lentamente.
—No lo harán.
—James —advertí. Había sonado mas como un gemido, pero yo estaba tratando de advertirlo.
—¿Cuántos me gusta tiene? —abrió mis piernas y se puso entre ellas. Mordí mi labio cuando sentí su parte en mi sexo.
—No… no la subí.
—¿Me mentiste? —mordió mi hombro suavemente. Estaba perdiendo la cabeza.
—Era una broma. Yo solo… solo quería tener un recuerdo de ti jugando con Emma —cerré los ojos con fuerza. Su mano se puso en mi pecho y saco el móvil.
—¿Por qué tendría que creerte?
—Puedes revisarlo si quieres —no quería abrir los ojos. Estaba avergonzada. Cada vez que él me tocaba me derretía y, estaba seguro que él se daba cuenta—. No la borres, por favor —murmure.
—No lo haré —beso lentamente mis labios. Pase mis manos hasta su nuca y lo profundice más. Había extrañado sus labios, aunque hubieran sido solo unos minutos, o quizás una hora.
El beso era lento y tierno. Y los besos que James me daba todos eran así. A veces creía que él sentía algo por mí, pero eso era imposible. A él le gustaban las plásticas y yo no era una de ellas.
—¿Interrumpo? —la voz de mi padre me hizo separarme rápido. James tenia los labios rojos, y suponía que yo también. Mire a mi padre y estaba sonriendo.
—Papá, yo… —iba a explicarle, mas bien a inventarle una excusa, pero no me dejo.
—No te preocupes. —con un guiño salio de la habitación. Estaba petrificada. Mi padre nunca me había visto besar a un chico, y menos que él estuviera sobre mí.
Ustedes preguntaran que como es eso de que no me ha visto besar a otros chicos, la respuesta es fácil: los novios que he tenido no los he llevado a casa. Ni siquiera con el que perdí mi virginidad.
—Creo que esta todo bien, ¿O no? —James rompió el silencio.
—No debiste haberme besado —susurre.
—¿Qué? —Pregunto sorprendido—. Que yo recuerde, tú no me detuviste
—No me diste la oportunidad.
—Entonces, lo siento —dijo enojado. Se levanto y abandono la habitación, cerrando la puerta tras él.
—¿Vas a alguna parte? —pregunto mi padre.
—Voy a comprar algunas cosas, vuelvo en un rato. Chao Emma —dijo James. Se escucho la puerta principal cerrarse.
James tenía razón, pude haberme separado. Él no tenia la culpa de nada, y yo lo había culpado.***
RECUERDA:
Después de la tormenta, siempre sale el sol.
ESTÁS LEYENDO
Nunca te dejaré
Romance"James se encontraba parado fuera de la habitación. -¿Ya tuvieron sexo? -pregunto riendo. -Cállate si no quieres que te golpee -gruñí -Cálmate, lindura -levanto las manos y rió. -No me digas así -le pegue una cachetada. Mi mano ardió y pasar...