Capitulo IX: ¡Soy virgen!

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Los brazos de James volvieron a tomarme de la cintura, pero esta vez no patalee. Solo mire a Allison con pena. Con odio. Con resentimiento. No sabia porque me había dicho esas cosas, yo no le había dicho nada para que me tratase así. ¿Y cómo sabía ella todas esas cosas? Nadie sabía lo que había ocurrido ese día, aparte de mis amigos y papá con Emma

–¿Tu estas loca? –pregunto James a mi oído. Fruncí el ceño– Yo no soy tuyo, no soy de nadie –mi rostro se relajo al escuchar eso. No me estaba preguntando a mi si estaba loca, le estaba preguntando a Allison–. A veces no entiendo como puedes ser tan mala, tan hiriente.

–James –murmuro ella. Mire su rostro, y me dieron ganas de reír. Su ojo, de seguro, se pondría morado. Su pelo... ¡Parecía una escoba con treinta años de uso!

–James nada. Tienes que entender que yo no soy tuyo, y que te utilizo solo para tener sexo –recordó él. Isa, Karen, Gusgus y Tom, se largaron a reír como histéricos

–Eso es mentira. Tú dijiste que me querías –dijo, con lágrimas en los ojos.

–¡Nunca he dicho eso! –Dijo James– Desde un principio te dije que no me gustabas, que estaba enamorado de otra persona. Si tú no me creíste, fue cosa tuya.

–Si estas enamorado de una persona, no te acostarías con otras –Dijo Tom. James lo miro.

–¿Y si esa persona no te toma en cuenta? He tratado de sacarla de mi corazón desde hace mucho, Tom –suspiro.

–Yo soy testigo de eso –Agustín apoyo a James.

–¡Tu no estas enamorado de ella! –grito Allison.

–¡¿Tu que mierda sabes?! –estalló James.

–¿Me estas gritando? –dijo Allison. Las lágrimas recorrían sus mejillas.

–Eres una perra –dijo Agustín.

–¡James es mío! –volvió a gritar. Me quitó del camino, y juntó sus labios con los de él.

–¡Suéltame! –grito él furioso. La tomó de los hombros–. No te vuelvas acercar a mi, o te juro que no responderé –la empujo. Yo miraba la escena con diversión.

–¡Esto es por tu culpa! –gritó Allison. Se abalanzo contra mí y me jaló el cabello.

Le pegue una cachetada, que resonó por toda la cabaña.

–Como vuelvas a decir una palabra más de mi familia, te mato –le apunte.

–Bastarda –murmuro. Me di vuelta, como por cuarta vez, y le golpe el estómago.

–¡Eres una maldita zorra! –grite. Volví a pegarle.

Los brazos de James me tiraron hacia él y deje de moverme. Por alguna razón, me gustaba estar entre sus brazos.

–¿Es que tu no aprendes? –preguntó Tom con el ceño fruncido.

–No dejes que salga de la habitación –dijo Isa, con preocupación.

–¡James es mío! –volvió a gritar. Agh, ¡Es que era muy estúpida!

–¡No soy tuyo por el amor de Dios! –gritó James. Me elevó un poquito, y caminó conmigo en el aire. Entramos a la habitación, y cerro con seguro

–Ya puedes bajarme –murmure avergonzada.

–¿No volverás a escapar? –preguntó.

–No –asegure. Soltó un suspiro y me bajó–. Gracias

Nunca te dejaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora