Chifuyu se pregunta si realmente dolería menos que Baji le metiera un cuchillo en el estómago y lo retorciera lentamente. Había creído que lo llevaba lo suficientemente bien, sin embargo, al ver las miradas compartidas, él clava el último clavo en el ataúd de sus pensamientos estúpidos, racionales y sanos.
Simplemente odia el hecho de que Baji esté caminando detrás de él y haya dejado a Mickey en el olvido. Odia el hecho de sentir la preocupación latente de Baji por la situación, pero sobre todo odia el hecho de odiar al chico en primer lugar.
- ¿Qué quieres, Baji? - Se giró para mirarlo. Su garganta trabajó mientras intentaba tragar el doloroso nudo.
- Evitaste que te tocara.- Pronunció con sencillez.- No hace muchas horas que tú y yo parecíamos estar bien.
- ¿Y qué? ¿Eso es importante? - Esperaba estar sonriendo, su rostro dolía, así que si debía estarlo.
- Tienes razón, no me importa... solo es nuevo en ti...- Baji lo miró en silencio durante unos segundos esperando una respuesta.- ¿Porqué lo estás haciendo?
- ¿Qué es lo que realmente quieres escuchar? - Cuestiono con cansancio, aquello ya se estaba poniendo muy triste, y claramente ellos no eran ese tipo de persona.- ¿Tengo el derecho de preguntar? ¿Por qué lo haces tú?
- Entiendo, no quieres tocar el tema. Cuando llegues a casa... quítate esa ropa mojada, te enfermarás.- dijo finalmente. Ambos asumieron que había sido una mentira mala y poco convincente.
- Por supuesto que lo haré. Nos vemos más tarde.- Chifuyu estaba sorprendido por lo absolutamente normal que sonaba su voz.
Se quedó de pies unos segundos y una punzada de dolor, tal vez se apoderó de su cuerpo al no tener respuesta, y solo bajó los ojos cuando entendió la insinuación de ese silencio, y se giró tratando de analizar lo que acababa de suceder. Todavía quería pensar que nada era real, todavía quería seguir esperando que, tal vez la vista le había jugado una mala pasada, pero no, mentir sería realmente ridículo.
Escondió las manos en los bolsillos de su abrigo y, sin más distracciones, se alejó lentamente, dejando que la lluvia lo mojara todo lo que quisiera. Tan pronto como llegó al apartamento, cerró la puerta detrás de él y se apoyó contra ella. Sí, era así de patético, su mirada estaba fija en algún punto invisible, todavía estaba tratando de analizar lo que estaba sucediendo, y eso era difícil de creer.
Tal vez debería considerar la idea de dejar ir, excepto que no quería salir adelante... no, no podía, y también era difícil de entender porque no sabía qué tipo de persona sería sin Baji alrededor, estaba jodido, pero era la verdad... tal vez por eso fue la razón de su reacción cuando lo descubrió.
Su corazón se sintió herido, y más aún cuando un pequeño sonido que provenía de su teléfono, lo alarmó de un nuevo mensaje.
- Pueden irse a la mierda.
No quería abrirlo, no importaba lo curioso que estuviera de ver de quién era el mensaje, había incomodidad de que esa persona fuera Baji y, de ser así, ¿qué diría? Nunca había sido un buen mentiroso, buen jugador si... pero lejos de la mentira.
Después de unos segundos, su cuerpo comenzó a sentirse débil, y sus piernas comenzaron a temblar por el hecho de que tenía toda su ropa mojada por la fuerte lluvia que caía afuera.
- Chifuyu, ¿qué haces aquí? - Al oír la voz, rodó los ojos por la negligencia que había tenido al olvidar que compartía un hogar con un par de personas más.- Se suponía que debían regresar juntos. ¿Qué le hiciste?
- ¡Que, que! ¡Por qué! - Respondió irritado.- ¡¿Qué crees que soy yo?!
- Chifuyu no grites.- Dijo Mitsuya desde al final del pasillo mirándolo con tranquilidad mientras se acercaba a ellos. Paso por el lado de Naoto sin mirarlo.
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Superficial | Bajifuyu
RastgeleEl amor de Baji por Chifuyu era tan puro como el de unos niños.