HONEY | Draco Malfoy

eighteen

POV: HONEY ILONA

—Dios mío,—Me senté y me alejé de Draco, empujando mi espalda contra la tabla de la cama y mirándolo,—¿Qué hicimos? No, no, no,—Me miré a mí misma, viendo mi camisón subir por mis muslos expuestos y realmente confirmar lo que acabo de hacer.

Mi aliento comenzó a aumentar cuando miré hacia abajo a Draco, sus labios ligeramente separados y brillando con mi liberación.

—¿Estás bien?—Preguntó, tratando de acercarse a mí, pero me alejé.

—No lo sé, no lo sé,—Agité la cabeza,—Estoy... no estoy enojada, simplemente estoy realmente sorprendida de cómo acabamos de hacer eso y no puedo creer que lo hiciéramos, simplemente no puedo comprenderte sentado allí ahora mismo... luciendo así...

—¿Como qué?—Sonrió y se acercó, esta vez no me moví y me encontré perdiendo cada palabra que quería decir.

—Como...—Respire, notando cómo se acercó sutilmente a cada respiración, pero por alguna razón, no me opuse.

—¿Como...?—Repitió, su tono bajó en un susurro silencioso. Puso sus manos a cada lado de mis caderas y sentí cómo el colchón se sumergía en su peso a cada lado de mi cuerpo.

—Como...—Dudé,—Como si quisieras hacerlo de nuevo.—fue entonces cuando volvió a conectar nuestros labios. Mis ojos se abrieron de par en par cuando me probé de sus labios y, en cambio, me rechazó como siempre pensé que lo haría, de alguna manera hizo que mi estómago entrara en erupción en mariposas.

—Sí,—murmuró contra mis labios.—Realmente quiero,—empujó sus piernas hacia arriba para estabilizarse antes de agarrarme las caderas con las manos y tirar de mí hacia atrás debajo de él. Él siguió sus besos por cada centímetro de piel que se había perdido antes hasta que cada parte de mí gritó.

Era Draco Malfoy.

Y eso me asustó muchísimo.

—No, no puedo, necesito tiempo para procesar, parar, no puedo hacer esto,—inmediatamente Draco se alejó de mí y me miró con preocupación.

—¿He hecho algo mal?

—No. No eres tú, es solo... no puedo pensar,—Agité la cabeza y puse mi cara en mis manos.—Creo que deberías irte. Al menos hasta que no pueda averiguar qué demonios está pasando. Lo siento.

—No te disculpes,—suspiró y se levantó de la cama,—Y si estás preocupada, no lo estés. Nos vemos en el trabajo el lunes.

—Pero yo...

—Lunes, nueve en punto,—y eso fue lo último que dijo antes de darse la vuelta y salir de mi habitación.

Tan pronto como escuché cerrarse la puerta de mi apartamento, enterré mi cabeza en mi almohada, soltando un grito apagado. No sé qué me pasa.

¿Y si nunca quiere volver a verme? ¿Por qué no pude evitarlo?

No. Esto no es culpa mía.

¿Pero lo es?

No sabía qué pensar, qué estaba evocando mi mente.

Me gustó Draco, realmente lo hice, pero sabía que no podía. Se disculpó, sí, pero aparte de mí todavía sentía que esto estaba mal y yo iba mal.

No sabía por qué era tan difícil para mí aceptar que a alguien le gustaba de esa manera.

Necesito una distracción, cualquier cosa para evitar que mi cabeza gire.

Suspiré y me levanté, caminando hasta mi escritorio para recoger mi teléfono.

[...]