Capítulo 1. Dos Mundos Colisionaron.

2.1K 312 56
                                    

.."El amor encontrará su camino a través de todos los idiomas por sí mismo"... Rumi.

Dos meses después...

Khalid se paseaba entre la élite emiratie que esa noche se había dado cita en una renombrada galería del circuito de arte de Dubai. Él siempre había encontrado consuelo entre los óleos, sin embargo, en últimas fechas no encontraba nada que conmoviera su alma o curara su corazón.

"I Can't Be By Hakan Akkus" amenizaba el ambiente, pero el hastío parecía la emoción permanente en el ánimo de Al-Ghurair.

Después de recorrer la tercera sala de exhibición no había encontrado una sola obra que lo llamara, que lo hiciera vibrar. Todo lo expuesto allí carecía de ingenio. Estaba desprovisto de pasión. Solo eran incomprensibles trazos que no comunicaban nada. Vamos ni siquiera la luz les llegaba de manera favorecedora.

¿Quién había diseñado aquel despliegue tan poco grato? Se preguntó malhumorado.

Exhaló despacio y bajando el rostro hasta tocar su esternón con la barbilla, aceptó que no era solo la muestra lo que lo tenía contrariado.

A su mente volvió la penosa confesión del embajador Almenhali: «Estoy muriendo Khalid» le había manifestado lastimeramente el hombre, esa tarde. Como cabeza de familia que era Al-Ghurair, comprendía su mayor preocupación y la amistad le instaba a proporcionarle paz antes de su encuentro con Allah. Pero esas cuestiones no se decidían en una conferencia telefónica.

Fastidiado por estar desperdiciando su tiempo abandonó la galería.

Su poderosa sombra de largas y fuertes piernas recorrió las vacías calles aledañas a Alserkal. Los majestuosos edificios eran besados por el cielo añil. Y sobre los anchos hombros de Khalid Al-Ghurair, se reflejó la amarillenta luz de una farola.

—Echo en falta tu consejo, baba... (padre...) —murmuró cuando su índice recogió el frío tacto del grueso anillo de oro que portaba en el dedo medio de la mano derecha. La sortija tenía un óvalo de ónix y grabado en letras doradas rezaba alsaqr (halcón). Ese símbolo había sido el emblema de su casa desde generaciones atrás. Debido a que él era el hijo mayor a la muerte de sus padres le había sido entregado y, lo había convertido en la cabeza de su familia a una joven edad.

Khalid detuvo su caminar y elevando su castaña mirada al cielo acarició con sus ojos los silenciosos edificios. ¿Qué le diría su padre sobre sus dudas? ¿Qué la fortuna de cada hombre está echada desde antes de nacer y que no se debe tirar piedras sobre esta? ¿O por el contrario le aconsejaría forjarse su propio destino mientras que maktub no hubiera sido pronunciado?

Cuando bajó la vista y dio un paso para continuar su camino, algo lo golpeó en el pecho.

Sorprendido, rodeó con sus gruesos brazos los hombros del frágil duendecillo que había colisionado con él, la vulnerable figura se sacudió y emitió un desesperado y agudo grito. Su oscuro cabello se movió lo suficiente y un par de claros ojos azules se encontraron con los suyos. Un fuerte estremecimiento sacudió a Khalid y soltó a la joven como si lo hubiera quemado.

—Eh, contrólese mujer —exigió tajante—. He tropezado con usted por accidente, no pienso hacerle daño.

La joven cayó de rodillas al suelo. Él hizo ademán de marcharse.

—No se vaya, por favor —jadeó ella aferrándose a la pierna de él—. No me deje... —suplicó con un inglés británico bastante bueno, sin embargo, los rasgos de la chica correspondían más a la exótica belleza de una mujer latina y no tenían mucho que ver con la frialdad de una rosa inglesa. Analizó su atuendo, ella vestía un vaquero con rasgaduras, zapatos deportivos y una atractiva blusa holgada. Un sencillo collar de oro, aunque costoso, colgaba de su cuello. Al-Ghurair reflexionó en que Dubai contaba con más extranjeros que locales, y la joven podía ser lo mismo una turista que una residente. Él apretó con impaciencia la mandíbula. La chica tenía los ojos anegados de lágrimas, por lo cual se pasó una mano por el rostro y entonces él pudo notar una húmeda y pegajosa huella roja. ¡Barak Allah! (¡Dios bendito!)

Vísteme con tu Piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora