Capítulo 15. Víveme.

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..."Desde antes que él se lo pidiera ella había comprometido su cuerpo lleno de luciérnagas con el hombre que se las había puesto en revuelo"... Ángeles Mastreta.

De pie por un lado del salón, con su cabello oscuro recogido en una alta cola de pony y su grácil figura envuelta en un caftán azul verdoso, Cayetana observaba discreta a Yalili y a su prometido Zein.

Formaban una buena pareja, la tierna belleza de la jovencita se equilibraba con la juvenil madurez del apuesto chico, quien parecía por completo encantado con Yalili. Más le valía, pensó Cayetana con humor, ese chico se llevaba una joya.

El convite había sido un éxito. Los invitados lo pasaban bien, los músicos y las bailarinas que se habían contratado les estaban entreteniendo agradablemente, la vasta comida que Nazira había preparado estaba deliciosa y el clima no podría estar mejor.

Cayetana, sin embargo, sintió su corazón encogerse.

La celebración que ocurría esa noche por el compromiso de Yalili y Zein, algún día sería en honor de la joven discreta, amable y virgen que, siguiendo sus costumbres y para honrar a su familia, Khalid desposaría.

Pese a sus sombrías reflexiones, difícilmente ella se derrumbaría. Se forzó a poner una expresión agradable en su rostro y se acercó a un grupo de mujeres con la intención de participar de su conversación. Ellas estaban inmersas en un alegre debate sobre los méritos entre dos tipos de puntadas para realizar el bordado de un ave. Cayetana intentaba escuchar con atención, bordar era algo de mucho valor en la cultura árabe; se le consideraba un patrimonio inmaterial y transmisible de madres a hijas.

—Estas muy sombría, habib —dijo aquella ronca voz tan familiar a su sangre y se volvió buscando sus ojos.

Khalid estaba impresionante en su kandura blanca y sus negros ojos chispeantes de sensualidad.

—Es una fiesta muy linda —sonrió para los demás, nerviosa. Khalid no debía acercarse a ella entre tanta gente, pero estaba visto que le importaba un carajo—. Vete —susurró ella con el corazón en un puño. Él en cambió sonrió malvadamente—. No debes estar aquí conmigo —susurró de nuevo.

—Tienes razón quiero estar contigo, pero en otro lugar. —Khalid tomó su mano y la instó a colocarla sobre el lado izquierdo de su pecho, y luego, inclinó su rostro hacía su sien—. ¿Quieres escapar de acá, conmigo? —murmuró roncamente.

Ella se mordió el labio para evitar sonreír, era imperdonable su arrogancia. Sin embargo, ella no podía resistirse a él.

—Sí.

Él la sostuvo por el codo y la llevó por un lado del salón con rumbo a la flotante escalera principal.

—¿Qué planeas, Al-Ghurair?

—Voy a llevarte a un club a Dubai, ¿te apetece?

Una sonrisa se extendió por el rostro de Cayetana y solo atinó a asentir con la cabeza.

—Ve a tu habitación a cambiarte y nos reuniremos en el garaje en veinte minutos.

—¿Qué debo usar? —inquirió dubitativa, pues no perdía de vista dónde estaban y la importancia del dress code.

—Lo que tú usarías independientemente de mí —afirmó Khalid sin la menor vacilación.

Por un momento , Cayetana fue incapaz de hacer otra cosa excepto mirarlo, empaparse de su atractivo, de su caballerosidad, y luego sonrió ante la insensatez de su reacción, para subir de prisa a su habitación.

Vísteme con tu Piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora