CAPITULO 4- RETROCEDER Y AVANZAR.

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La noche del sábado en Elixir causó sensación. La verdad es que me encuentro muy feliz por el resultado, y por lo que he visto en las redes sociales es algo que seguirá así de bien.

El domingo lo pasé ordenando mi piso, y tomandome un tiempo para mi, cocinando con música de fondo como me gusta hacer siempre que puedo.

No voy a mentir al decir que en ningún momento se cruzó en mis pensamientos un tal señor mandón. Francamente, he pensado en él mas de lo que me gustaria admitir. Es decir, no lo conozco, por lo que claramente no me atrae, pero si llamó mi atención su actitud preocupada, ya que sencillamente nadie lo ha hecho por mucho tiempo.

Tampoco he visto en las redes que alguna de las stories del sábado pertenezca a él. Por lo que solo sé que su nombre es Noah.

Mi día pasa rápido y llega el lunes.

Escucho el despertador y lo apago diciendo que solo cerraré los ojos por 5 minutos más, mientras que esos cinco minutos se convierten en 45.
Como verán las mañanas no son mis horas favoritas del día, ya que básicamente mi cerebro se despierta 2 o 3 hs después que mi cuerpo.

Tengo media hora para alistarme.

Por las mañanas soy profesora de francés en la Universidad y por las tardes trabajo en mi estudio donde me desempeño como diseñadora de interiores.

Elegí ponerme un pantalón sastre azul marino, en conjunto con la chaqueta, una blusa negra y unos zapatos del mismo color.

Decido que mi pelo queda suelto secandose con el aire, me maquillo apenas porque el tiempo me corre. Tomo mis llaves y subo a mi auto.

Cuando llego me encuentro con mi odioso ex, y aunque trato de escabullirme, no soy tan rápida.

-¡Kiana! Espera, no hemos podido hablar de lo del sábado.

Me alcanza trotando e inmediatamente después aparece un dolor en mi cabeza, que ya sé, sera mi compañero todo el día.

-No tengo nada que decir, James. No debo explicaciones a nadie- Digo pragmáticamente.

Me mira con rostro inexpresivo.

- Lo sé, solo que me resultó raro verte allí.

-Soy la dueña del lugar. Es todo lo que debes saber.

-Es que nosotros terminamos por ese tema tuyo tan raro y ¿ahora te montas un prostibulo?

Para este tramo de la conversación mi cerebro latía, pues ahora, estalla. Al igual que mis dedos ya entumecidos de tanto estar retorciendolos.

- Nosotros terminamos porque ya no funcionabamos, James. Y no es un prostíbulo, ni tampoco sé que hacias alli cuando ni siquiera es de tu maldita incumbencia- Exploto con ira.

Entrecierra sus ojos y hace una mueca de asco.

-¿Fuiste a terapia Kiana? Quizas eso pueda ayudar a despejar tu cabeza de toda esa enfermedad sexual. Yo podría esperarte, que sanes y volver a amarnos. Podemos lograrlo, cariño.

Se me rompe un poco el corazón de oirle decir esas cosas. Dolió.

Todo se está saliendo de control rápidamente.

- Mi salud mental está en perfectas condiciones. No te pido que me esperes y mucho menos que me entiendas.

-Como digas Kiana. Yo solo trato de ayudarte y tú me alejas a empujones. Solo te diré que hay muchas más mujeres que tú y no voy a arruinar mi vida contigo, lo lamento- comentó mirandome tan fríamente, con sus ojos como dagas filosas, que se me erizaron los vellos de los brazos.

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