CAPÍTULO 15- LA TORMENTA.

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Noah asiente levemente y yo aprovecho para subir a su habitación y tomar una almohada.

Cuando bajo a la sala, todavía se encuentra en la cocina y ahora tiene una mirada interrogante acompañado de su ceño fruncido, va, como de costumbre.

-Tienes mi habitación para dormir- Farfulla desde allí, creo que guardando las distancias.

-No, es tu cama- Afirmo lo obvio como una tonta- Sólo ocuparé tu sofá. Gracias igual- Murmuro sin querer comenzar otra batalla.

-Kiana, no seas caprichosa, anda ve, no hay problema, yo tengo trabajo en mi despacho- Se ha acercado solo un poco.

-De verdad, prefiero así.

-Bien, entonces tomaré el otro sillón- Señala el que se encuentra enfrente al que me encuentro.

-Esta bien Noah- Suspiro cansada.

Me recuesto, él igual, y nos encontramos enfrentados y mirándonos.

-Descansa Kia.

-Descansa Noah.

Pienso que mi alma se encuentra tranquila como la de una niña, sintiéndome tan segura con él a pesar de que sea un intransigente cuando quiere, y con esas ideas me duermo profundamente.

Cuando me despierto es casi mediodía y no lo veo desde mi posición.

Me levanto, devuelvo la almohada a su lugar, me visto con el vestido negro de escote anterior que tenía anoche y comienzo con mi búsqueda.

Se encuentra en el gimnasio de la última planta de su casa, y lo observo con detenimiento como se ejercita haciendo algo parecido al boxeo, o al menos es lo que creo.

Sobre su torso caen pequeñas gotitas de transpiración.

Sus brazos y manos se encuentran en tensión por lo que sus venas sobresalen en su piel, y las imagino rodeando mi garganta mientras me folla con estocadas duras y exigentes.

Siento un carraspeo y cuando salgo del cumulolimbus en el que estoy, me doy cuenta que Noah me está mirando con una sonrisa socarrona y yo literalmente me encuentro babeando con la imagen de él más las imaginarias.

-Buenos días dormilona- Sigue divertido, sabe que cachó.

-Bu...bueno dias- Me pego mentalmente para dejar de parecer lela ante este tipo.

-¿Desayunamos? Quiero hablar contigo.
-Bien- Uy uy esto va a traer cola.

Mientras bajamos mi mente va a mil, creo que no quiere estar con una histérica, me va a echar la patada, y tiene razón. También pienso que a él le deben caer mujeres a mansalva y yo no tengo nada especial que brindarle, en cualquiera de las opciones yo salgo de su vida y eso me da que pensar.

Cuando bajamos ya esta todo preparado, así que nos sentamos uno a cada lado de la isla y espero.

-Deja de inquietarte y fruncir el ceño.

Lo observo por debajo de las pestañas mientras giro la cucharilla en el cuenco de cereales frente a mí.
-Come Kiana, no estas tomando ni un bocado.- Sigue.

Como forzadamente ya que mi garganta se encuentra cerrada con un nudo.

-¿En qué piensas? - Estira su mano por encima de la mesada y cuando alcanza la mía la alejo por instinto.

Ya está. Parezco una niñata débil en un cuerpo de mujer.
No debería haber dejado que mi cuerpo y cabeza se encontrarán tan cómodos con él. Fue mi culpa.

-Ei. Mírame A-HO-RA - Sube la voz Noah, pero sin gritar.

Lo miro fijamente y comienzo a levantarme del taburete. No quiero esperar a que él me tenga que decir que se terminó o que me vaya, puedo hacerlo solita.

-¿Qué haces? Háblame.

-Me voy Noah, nos quiero ahorrar toda la escenita. Te facilitaré las cosas para que no tengas que decirle a la histérica problemática que se tiene que ir, y que tengas que inventarte y endulzar el discurso que hayas pensado- Respiro profundamente ya que mi voz tiembla cada vez que abro la boca- Yo sé que las mujeres mueren por ti, lo veo las noches que estás en Elixir, eres hermoso y un buen hombre, no podría dejar que desperdicies tu tiempo en un discurso para mí. No tengo nada para darte más que sexo y problemas, no soy exuberantemente bonita y no tengo en orden ni mi vida ni mi cabeza.
No soy lo suficientemente buena para ti- Me estoy dejando ir en cada palabra- Y tampoco lo seré en un tiempo, Noah.

Él me mira con una expresión indescifrable, mientras no lo dejo hablar cada vez que intenta hacerlo.

Me acerco y dejo un beso en su mejilla, como el que él me dio la noche anterior y me encamino hacia la puerta.

-Kiana, no. Espera- Me sujeta de una muñeca.

Mis ojos se encuentran anegados de lágrimas, y sé que no será fácil irme sin escuchar lo que tiene para decir.

Cuando me giro sobre mis propios pies y él ve que bajo la guardia momentáneamente, me toma entre sus brazos con una fuerza que me acongoja aún más.

-Creerás que estoy loca por decirte todo esto, cuando nos conocemos hace tan poco- Me río pero de nervios, no es gracioso, nada en esto es gracioso.

Él entiende perfectamente esta acción.

- Vamos a sentarnos- Dice bajito Noah- No se que se te ha cruzado cuando dije que íbamos a hablar, pero lo intuyo y créeme no es nada de lo que piensas.
Primero Kiana, quiero que entiendas que estoy en esto, aunque no lo creas, estoy contigo, y me interesas de una manera que no podría explicarlo, pero quiero conocerte aún más y más todos los días, hacer planes contigo, enviarte flores, que recibas de mi mensajes sucios y mensajes de cariño, que cuentes conmigo para todo, enfrentar todo lo que suceda. Es a lo que me refería anoche, esto -Nos señala a ambos- nos sucede dentro y fuera de Elixir, y no se porqué aunque lo puedes sentir no lo quieres admitir.

Lo observo, y se encuentra sentado a mi lado, hablando con sus ojos en mi, y no miente, todo en él me lo grita.

-¿Todo va muy rápido? Si, pero igualmente rápido para ambos. Yo también me encariñé contigo, y no estás loca por ello, yo creo que hay una atracción que nos uniría por una circunstancia u otra, y lo sabes.
Las mujeres abundan, pero desde hace semanas que yo solo te miro a ti, en Elixir, en la calle, en el trabajo y en cualquier lado, siempre pienso en ti. No hay nadie más que tú, Kiana.

-No puedo entender como un hombre como tú se fija en una mujer como yo. No puedo creer que el cariño sea recíproco- Susurro.

-Créelo, es asi. Y aunque tengamos que trabajar en tu confianza, quiero que comiences a verlo y a decir en voz alta lo que sientas.

-No soy una persona fácil, Noah. Sé que tengo problemas de apego- Me abrazo las rodillas.

-Que suerte tengo de que te hayas apegado a mi- Me sonríe con afecto mientras me sonrojo- Siempre tendrás cobijo en mi sea cual sea nuestra situación- Afirma y yo espero que sea así.

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