ELIXIR

CAPITULO 7- PROMESAS.

Es de madruga cuando me despierto con la sensación de que una mano se encuentra apretando mi cuello.

Me acaricio la zona tratando de reconfortarme un poco, y recuerdo que estoy en la cama de Noah, y que él duerme conmigo.

Verlo me desplaza de mis pensamientos y hace que ría un poco, cuando veo que duerme todo despatarrado, boca abajo y con una mano firme sobre mi muslo.

Me levanto sin hacer demasiado ruido, y bajo a buscar mi cartera.

Inspecciono un poco su habitación y encuentro que  hay una puerta que da a un hermoso balcón y también una escalera que sube a una terraza.

Me tomo el atrevimiento de subir y me siento alli, sacando un cigarrillo y respirando el aire que parecia faltar en mis pesadillas.

Estoy masajeando mis sienes y ocupando mis pensamientos en como manejare mi vida con James alrededor, cuando de repente siento un golpe seco.

Me sobresalto con mis latidos a mil por segundo, mientras se asoma la cabeza de Noah en el techo.

-Perdón. No quise asustarte, solo que mi fuente de calor humano se habia ido, y me preocupé.

-Estoy bien. Solo me desvele un poco.

-¿Puedo?-. Pregunta con cautela.

-Si, claro. Es tu casa-. Sonrío incómoda porque me consulte.

De vuelta sonríe amablemente para mi.

Se me resquebraja un poco el corazón, porque es un hombre tan caballeroso que la chica que encuentre para él será muy afortunada de tener un amor así.

Uno de esos amores que yo desee tener siempre, y que nunca me ha tocado.

Tengo una mezcla de sentimientos enorme estoy angustiada, nerviosa, insegura, anhelante de poder escapar y volver con una misma persona.

-¿Difícil, no?-. Pregunta, mirando al frente, donde tenemos una vista preciosa de la ciudad.

- ¿Umm?-. No entiendo a que se refiere.

- Dejar de pensar. Hay veces creo que la cabeza se encuentra totalmente despegada de nuestro cuerpo y que tiene vida propia-. Comenta aún sin mirarme.

- No puedo dejar de pensar. Necesito tener un mínimo control de mi vida, y ahora lo he perdido del todo-. Tomo mi cabeza entre mis manos y me balanceo porque necesito pensar con claridad y no puedo poner atención-. Una vez que empezaba a tener una vida como la que yo misma quería y construía.

-Tranquila. Estas bien, esto pasará y tendras la vida que elijas-. Me abraza con cuidado mientras me encuentro sentada en posición fetal.

- Tengo miedo, Noah. Maldición, no deberia estar compartiendo esto contigo-. Me genera tanta confianza que rápidamente olvido que nos conocemos desde hace una semana-. No quiero cargarte con mis problemas, demasiado ya estas haciendo por mi-. Digo con la voz clara y la mirada baja.

-Cállate. Lo hago porque así lo siento. Lo hago porque no hace falta conocerte 5 años para saber que eres una gran mujer-. Me mira con sus ojos que combinan con el cielo nocturno-. Sería un idiota si no lo hiciera. Te mereces mucho más que esto.

-La próxima trata de no mentirme descaradamente-. Hago una mueca divertida.

-Eres un hueso de roer Kiana. Eres dura y descreída pero también fuerte.

-Gracias-. Digo sinceramente.

-Pase lo que pase, siempre estaré aquí para ti ¿comprendes?-. Me dice con un sentimiento que nos invadio a ambos en un segundo-. No importa el tiempo que nos conozcamos si hace una semana o 30 años-. Continúa, adivinando mis pensamientos.

-Estas loco, ni siquiera sabes si realmente soy una buena persona o si lo merezco.

-Te equivocas. En realidad es fácil darse cuenta-. Mira al frente ensimismado en sus propios pensamientos-. La esencia de alguien es rápida de adivinar, solo hay que verlo en situaciones vulnerables de la vida, y ver como lo enfrenta, y ahi tendrás la respuesta. Y yo...te he visto.

Comprendo a lo que se refiere. En esas circunstancias es cuando más somos nosotros mismos.

-Promételo-. Hoy solo quiero aferrarme a eso. Porque sí, es una locura que nos conozcamos tan poco, pero sé que es verdadero lo que me está planteando.

- Te lo prometo Kiana. Siempre será así-. Toma mis manos y besa mis nudillos, mientras yo apoyo mi cabeza en su hombro y admiramos por un rato mas la noche que nos rodea.