Oliver
Odio la clase de situaciones en las que me llego a meter últimamente. no tengo otra opción más que ponerme nervioso y ansioso.
Nuestro Señor Satán resolverá mis problemas. Sé que nunca lo ha hecho, pero no tengo a quién más pedirle ayuda.
-Hola bonito. - dijo el rubio.
-Hola. - contesté, entrecortadamente y evitando el contacto visual.
Acaba de llamarme bonito. tal vez sufre de miopía o se habrá confundido... eso, debe ser una confusión. No hay forma de que pueda parecerle bonito a un chico como él. Qué pasará cuando sepa que soy géminis. Ese día moriré de vergüenza.
-Entonces, ¿No me dirás tu nombre?.- dijo el chico, con una sonrisa de costado.
-Ehmm.. Soy Oliver.
-Un gusto.- respondió, estirando su mano en busca de una apretón. La estreché. El apretón de manos más firme de mi vida, y si es mentira que me maten. -David. ¿Tienes planes?
-Solo leer un rato -tierra trágame ya.
Noto que sus amigos lo están llamando, por lo que veo andan en skateboard.
-No quiero irme. ¿Es muy pronto para pedirte tu número?
-De hecho, sí. pero puedes venir a una fiesta que organizan mis amigos.
-¿Darme tu número es muy apresurado pero presentarme a tus amigos no lo es?- Dijo, y soltó una carcajada.
-Si.. yo... ¿Querrás venir entonces?
-Donde sea que estés bonito.
Sentí mi rostro sonrojarse.
-Calle Mapplethorpe, primer edificio tercer piso.- respondí, mirándolo a los ojos por primera vez. Azules y profundos. Brillantes.
-Nos vemos pronto, bonito.
Si Dios forma intervino en este suceso ahora mismo empiezo a rezarle. Nunca creí que un chico podría coquetearme, y es que no soy para nada guapo, mucho menos simpático. tal vez es una clase de apuesta u broma, y es que eso es más creíble.
Me siento en una banca dispuesto a leer mi libro, pero no logro concentrarme en lo que queda de la tarde, no dejo de pensar en aquellos ojos. ..
Frustrado y embobado vuelvo a casa para echarme a dormir.
Por suerte estoy solo así que me dirijo a mi cuarto, y tan pronto como siento las frazadas, mi cuerpo cae rendido y sin más el sueño se hace presente.
Despierto al otro día con miles llamadas perdidas de Alexis. Tal vez debería preocuparme, pero decido ignorarlo ya que no creo tener tiempo para él ni nadie más que Marcy y Silvia, y aunque fue la idea de él para reconciliarse, el que está moviendo las cartas soy yo.
Creo que tener baño propio es de los pocos lujos que uno puede llegar a tener en la vida sinceramente, soy la envidia de todos aquí en casa. Suelo tardar horas arreglando mi cabello, pero en mi defensa hay miles de formas de peinar los rizos que traigo. decido dejármelo amarrado y salgo pronto a desayunar.
Veo a mamá y a mis hermanos ya arreglados, listos para irse a la escuela y yo apenas me he levantado. Lo bueno de tener horarios variados en la Universidad.
-Buenos días a todos -abrazo a Jennifer mientras me sirvo café.
-Ya nos íbamos. Desde que empezaste la Universidad despiertas a la hora que se te place ricitos- bromea mi hermana.
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Lo Imperdonable
Teen FictionMejores amigos de toda la vida Oliver, Alexis y Marcy son amigos inseparables Una noche de fiesta y drogas, uno de ellos traicionará al otro ¿Se podrá perdonar una traición?