Capítulo 28.2 Te amo (TodoBaku)

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Todoroki

– No puedo. – Respondió mi viejo.
– ¡¿Acaso no dijiste que querías afianzar los lazos conmigo?! – exigí, con voz ronca. – Esta es la forma en que podrías comenzar.
– ¿Por qué de repente estás interesado en esta información?
– ¡¿Me ayudarás o no?!
– Shoto, no es posible.
– ¡Pero, ¿por qué?! ¡¿Acaso–?!
– ¡Shoto! – haciendo uso de un tono que me era mucho más familiar. – Comunícate conmigo cuando estés más calmado. – Exhaló apesadumbrado. – Descan– colgué, lanzando el aparato a un lado, sintiendo como la frustración me consumía.

Tras dormir, mis nervios se apaciguaron, pero mi angustia, como en todos los días desde esa sombría noche, no cesaban.

Los días siguientes no hicieron más que parecerme una condena, que empeoraba cada día más.

Salvo por los momentos esporádicos en los que la muy animada kohai con la que me enfrenté para su examen de admisión, Akemi, se acercaba a mí y me escuchaba ensayar mis líneas, rara vez salía de mi habitación o interactuaba con alguien más cuando no estaba tomando clases o en prácticas, mismas que desearía haber evitado a toda costa.

Verlo a la distancia sin poder acercarme a él, o al menos escucharlo, se sentía como estar siendo abrazado por enredaderas de espinas que se apretaban en cada intento de aproximarme a él.

Y en los ensayos para la obra eran aún peor. Si bien no compartíamos escena, el solo hecho de estar en el mismo lugar, ya era demasiado estresante, sensación que sabía perfectamente que no le era ajena a los demás. Al menos, solo debía soportarlo un poco más. Terminada la obra, tendríamos tiempo libre y, deseaba poder escapar de allí a toda costa para visitar mi madre y quizás, aligerar un poco mi angustia.

Sin embargo, los planes cambiaron radicalmente en cuanto Ojiro resultó lastimado.

– ¡Todoroki, serás el nuevo príncipe! – La orden de Shinso me causó un escalofrío involuntario, combinado con la confusión de no saber qué se supone que debería de hacer disponiendo de tan poco tiempo para asumir un nuevo papel.

– Pero, no tengo la menor idea de cómo interpretarlo. – Argumento que pasó desapercibido, mientras nadie más parecía tener objeción.

Todo estaba pasando demasiado rápido.

– ¿Qué pasará con el rastreador? – el papel que se suponía debía interpretar.

– Tendremos que prescindir de él. – Continuó Shinso – Tranquilo, con unos cambios rápidos al guion, haré que tus líneas encajen con las de Ojiro – sentenció, sin que siquiera pudiera procesarlo, pues Ashido ya se encontraba dirigiéndome al camerino para que me cambiara en el traje que le correspondía al chico ahora en la enfermería.

A quien sí le quedaba impecable su disfraz era a él, que le hormaba a la perfección y le hacía parecer un temerario conquistador con aires de guerrero inclemente, pero que, pese a su semblante feroz, portaba una sonrisa pícara que, por momentos, me hacía olvidar todo el daño que le hice.

Tras unos ágiles y hábiles retoques, llevaba puesto mi nuevo traje, que, lejos de lo que creí, me calzó como si hubiera sido confeccionado para mí en primer lugar. No pensé que Ojiro y yo tuviéramos medidas tan similares.

Sin embargo, lo que más me preocupaba era que, a diferencia de mi papel anterior, Ojiro compartía varias escenas con... él, y...

Había comenzado a hiperventilarme.

¿Cómo iba a poder mantenerme en personaje mientras debía interactuar con él?

Entonces, sintetizada en una máscara literal, me adueñé de la que debía portar, para esconder detrás de ésta mis verdaderos sentimientos.

Eres Importante Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora