Akemi KaoriAl igual que Kaname y ese chico–cabra que se enfrentaron al peliverde y al gremlin que besó a Todoroki-sempai, respectivamente, conseguimos entrar en el curso de héroes. La imagen revoloteaba en mi cabeza y me causaba migraña cuando veía al explosivo, que, ahora que lo pienso, cuando no estaba con el bello bicolor, siempre le aleteaban un cuarteto de ruidosos.
¿Cómo carajos siendo tan dispares terminaron juntos?
Es aún más increíble que haya sido secuestrado y todo el alboroto que pasó después de eso. ¿Qué tiene de especial?
Mientras tanto, mi mirada desvariaba entre mi almuerzo y el precioso rostro de Todoroki-sempai, acompañado del chico que parecía un brócoli con pecas, "Midoriya" creo, otro problemático. Ahora que lo pienso, su curso estuvo involucrado en incidentes, problemas y conflictos de todo tipo. Eran un imán para el desastre. ¿Qué los hace tan especiales?
Y pensar que son los próximos a ser los míticos "Tres Grandes de U.A." al punto de destacar aún más que los actuales, que rara vez se mencionaban.
– Lo vas a desgastar con la mirada. – Un mes había pasado desde nuestro ingreso, y ya nos habíamos acostumbrado a la espaciosa cafetería.
– Es inevitable. Es demasiado apuesto para ser real. – Dando una bocanada a mi panecillo.
– ¿Por qué no te fijas en alguien, no sé, que esté disponible?
– ¿Quién? ¿Alguien como tú?
– ¡Por supuesto que no! Gritas demasiado para ser mi tipo.
– Ni siquiera sabes lo que te gusta. – Probando la leche achocolatada que, sabía bastante bien.
– Creo que mejor deberías concentrarte más en practicar. – Terminando de tragar. Detesto que me hable con la boca llena. – Se acerca el Festival Deportivo y es allí donde evaluarán si la decisión de aceptarnos en el Curso de Héroes será validada.
–Lo sé. – Realmente no estaba preocupada en absoluto. – Yo ganaré sin contratiempos.
– Esa es una afirmación muy pretenciosa, considerando que yo también competiré. – Mirándome desafiante.
– Sí, justo por eso lo digo – dando el último bocado a mi panecillo.Mientras miraba detenidamente a ese dios griego en tierra, mi vista fue obstaculizada por un par de cuernos enroscados.
– ¿Quién te dijo que podías sentarte ahí? – el chico continuó sereno con sus movimientos
– Éste es el único asiento disponible – dando el primer bocado a su almuerzo
– Hacer amigos no te hará daño. – Comentó el otro, mientras llevaba a su boca arándonos usando su don. Solo chisté. Total, ¿con qué frecuencia esto iba a pasar? Y, de pronto, pensé en el peor escenario. – ¡¿Qué tal si por verme con ustedes cree que tengo pareja?!
– Todos los que te persiguen, solo lo hacen porque no saben que escupes las semillas de sandía como un preescolar.
– ¡Cállate! – Tomando los arándonos en el aire, comiéndomelos al instante.
– Hacen mucho ruido... – pronunció el rarito de cuernos.
– Creo que me sentaré aquí. – Y una voz femenina cesó el intercambio de maniobras que el orangután a mi lado y yo sosteníamos.
– ¿Y a ti quién te invitó?
– Me parecen amigables. – ofreciéndole sus arándanos a Kaname. No puede ser que ella le vea algo a este tipo. Su cabello era rojizo y corto, pegado a cabeza. Parecía de preescolar pero muy bonita.
– ¡Muchas Gracias! Y no, no me interesa Kaname. Tengo... otras preferencias. – Dando un bocado a su taiyaki.
– Kaori, ella es Yumori Lina. Su don es leer mentes. Estuvo conmigo en el examen de ingreso, y gracias a ella, casi ganamos.
– Si no quieres tu panecillo, ¿puedo tomarlo? – Preguntándole al chico–cabra.
– Sí, pero no me leas la mente.
– ¡Hecho! – tomando el comestible. – Por cierto, su nombre es Mamura Elliot. – Mirándome de reojo.
– ¡¿Qué?! ¡¿Me leíste la mente?!
– No, se sienta detrás de ti. – No puede ser. ¿Cómo no me di cuenta?
– Como sea, ninguno de ustedes es de mi interés.
– Lo sé.
– ¡Deja de leerme la mente! – y el muy tarado de Kaname no dejaba de reírse.
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Eres Importante Para Mí
Romance"Estar con él era lo que me hacía más feliz, sin embargo, que fuéramos novios no era garantía de que nada se interpondría entre nosotros, mucho menos si la amenaza que nos separaría, terminó develando secretos que quizás era mejor jamás haber conoci...