Kaori
Debí saber que algo era demasiado conveniente en el momento en que sus líneas para la obra no cuadraban con las de las características del que se suponía era su personaje, y eso lo confirmé en cuanto vi la puesta en escena. Si bien su traje de príncipe le queda como anillo al dedo, ver las interacciones con el salvaje que hacía de Rey Dragón me confirmaron lo peor.
Mi corazón se redujo al menos dos veces su tamaño en cuanto los vi a ambos, con miradas que jamás podrían haber sido actuadas. Ni siquiera recuerdo lo que pasó en la obra después de eso. Mientras escuchaba a los aplausos de fondo me escabullí a mi habitación, lo menos que quería era ver o hablar con alguien.
Estuve todo el día en resguardada en mis cuatro paredes la excusa de que estuve estudiando para los exámenes finales, cuando en realidad quería ser absorbida por mis cobijas.
Lo peor fue que mis sospechas llegaron a su momento cumbre cuando, en la entrada de la academia, él se encontraba de pie y decidí acercarme a él. Su expresión serena y relajada, pero con un brillo que evidenciaba su alegría.
"Porque lo amo; realmente lo amo."
Hubiera sido mejor atravesarme una lanza.
Mi cabeza se bloqueó y solo quise desaparecerme.
Desde ese día, tenía una batalla sin cuartel con mi orgullo y mis sentimientos. Me negaba a admitir que, contra toda apariencia, quizás nunca tendría oportunidad. Ingenuamente me motivaba a estar con Todoroki–sempai cuando era más que obvio que sus ojos solo albergaban sentimientos por el escandaloso ese... En especial como ambos se observaban cuando creían que nadie más los veía.
Incluso el explosivo se tornó mucho más retraído y reservado después de su lejanía y, ¿Qué decir de Todoroki–sempai? Parecía costarle respirar sin el otro a su lado.
Apreté la almohada en mi cama con tanta fuerza que pensé que en cualquier momento la rasgaría hasta esparcir su emplumado relleno en toda mi pieza.
Me sentía tan deprimida como me veía.
Derrotada y patética.
Ni siquiera cuando hice el esfuerzo sobrehumano de salir de mi habitación al techo de nuestro dormitorio logré mantener la compostura, solo para terminar llorando y que mis mejillas se tensaran por mis lágrimas, frías y aparentemente indetenibles.
Como en los días anteriores, no salí de mi habitación y, en efecto, fue una causa de fuerza mayor la que me obligó a despegarme de la cama.
Lina me pidió entrar y, si algo tenía la chica, es que podía ser fastidiosamente insistente. Sin embargo, en cuanto quise gritarle, ella estaba al borde de un ataque de nervios.
– Tenemos que hacer algo! – y me sacó de mi habitación.
De alguna forma, desde que escuchamos la plática que Todoroki–sempai y el puercoespín tuvieron en el pasillo esa tarde en la que conversaron sobre un incidente con agua, la chica había estado más distraída.
Fue entonces esta noche cuando confirmé que todo ello era porque (para variar) se la había estado espiando la mente de cuanto se le cruzara en frente, cuando me confesó que había estado leyendo la del Prof. Aizawa y que este mencionó una investigación que implicaba "actividades poco ortodoxas", eufemismos para decir que algo estaba fuera de lugar y, por lo tanto, era considerablemente peligroso.
Con razón la pelirroja se la pasaba con migraña.
Escuchando su explicación y la información que había conseguido espiándolo, se estaban acercando a algo de extrema delicadeza.
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Eres Importante Para Mí
Romansa"Estar con él era lo que me hacía más feliz, sin embargo, que fuéramos novios no era garantía de que nada se interpondría entre nosotros, mucho menos si la amenaza que nos separaría, terminó develando secretos que quizás era mejor jamás haber conoci...