Capítulo V

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POV EMILIA

Nossa... Suspiré.

Okay eso fue raro, me puse súper nerviosa (aunque claro, no permitiría que lo notara nadie jamás) pero a la vez se sintió bien. Muito bem

No se qué tenía esta chica... Su aura de misterio me llama poderosamente la atención. Es como... Es como cuando esperas con ansias a que llegue algo, pero que a la vez sabes que a ese algo no lo disfrutarás tanto así como lo que te genera el momento previo a que pase lo que tenga que pasar. No se si me explico... Son ganas de querer indagar más sobre ella pero sin perder el misterio de la incerteza.

En fin... Ahora que hago?
Impulsivamente me levanté, pegué un salto hasta el baño, lavé mi cara y me retoqué el delineador todo corrido. Debía hablar con Sebastián, sé que fui muy determinante y clara con él -y no me arrepiento -pero sería inmaduro de mi parte aplicar la ley del hielo justo ahora.

Antes de salir me quité la chaqueta, pues había comenzado a hacer más calor.
Cogí mi teléfono celular y volví al cuarto de Sebas. Como no había nadie allí, seguí caminando directo a los comedores y, allí estaba. Riendo a carcajadas como si lo que sucedió hace un rato a él no le hubiese afectado.
Me acerqué rápidamente y lo llamé dándole unos toques en el hombro. Cuando se dió la vuelta, cambió su expresión eufórica a una seria.

-Sabes que tenemos que hablar, te guste o no -le dije mirándolo también severamente.

-Ahora quieres hablar? -comenzó a elevar el tono de su voz -te recuerdo que fuiste tú, Emilia, la que decidió dejarlo todo. -
Automáticamente los demás muchachos que nos rodeaban comenzaron a silbar y a chillar como grandes tontos que eran.

Tomé a Sebas del brazo izquierdo y lo llevé hacia los casilleros para estar más a solas y cortar la escena dramática que estaba haciendo.

-Dime como quedan las cosas. -le dije sin más.

-¿Cómo quedan qué? Tu me cortaste, deberías saberlo. -me contestó en tono burlón.

-¿Cómo que qué cosas? -le respondí abriendo de par en par mis ojos -ya sabes a qué me refiero.

-Ahhhh tan solo mírate -escaneó todo mi cuerpo con aquella mirada mientras seguía con la misma sonrisa estúpida de hace unos minutos, la cual de hecho, tengo ganas de borrar nuevamente con otra bofetada. -Creías que ibas a terminar conmigo tan fácil?

-No me jodas Sebastián -resoplé ya frustrada. -Estoy hablando en serio.

-Sí. Yo también estoy hablando en serio -reclamó inmediatamente.

-¿Qué pretendes entonces? -le dije con cautela, pues esto ya no me estaba oliendo nada bien.

-Tenemos, como ya sabes, un contrato por escrito, con nuestras firmas en el papel, y abogados de por medio. Al menos yo sí tengo un par, claro -guiñó el ojo.

-No podrás obligarme a seguir siendo tu novia. -le grité molesta.

-Bueno como sea, al fin y al cabo eres libre de hacer lo que quieras. -dijo mientras se aproximaba unos pasos más hacia mí -sin embargo, "si Emilia ya no es más la novia de Sebas, entonces no hay contrato". -Dijo en un tono terroríficamente perverso, citando las palabras de su manager. Luego continuó -No hay sueño. Por lo tanto, tampoco hay futuro. -ahora entonó en un tono sumamente cruel. Juro que lo único que tengo ganas de hacer es llorar y llorar até o dia nascer

-Nem, fodendo... foda-se! Caralho -maldije de la rabia.

-O... -Estaba a punto de irme porque ya no soportaba más cuando de repente volvió a hablar. -podemos hacer un trato. -elevó sus cejas.

Querías que todos lo supieran, no? | ENDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora