Capítulo XXI

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POV EMILIA

Jueves a la mañana
Andi siempre me mira con aquella sonrisa.... Gostosa .... Con aquella sonrisa que lo único que muestra es afecto. Es muy dulce conmigo, y eso me encanta. Me encanta ver, como con otros quiere hacerce la ruda. Si tan solo supieran lo tierna que es cuando estoy a su lado. Solo el cielo y las estrellas son testigo.

Aún quedé muy frustrada por lo que sucedió el día del campamento. Sebas realmente logró agotarme la paciencia al cien por ciento, pero no puedo flaquear a último momento. Debemos permanecer unidos si al éxito queremos ver en nuestros futuros. Ambos saldremos beneficiados. Yo podré demostrarle a mi padre todo el esfuerzo que hizo por mi, y a mi madre lo grandiosa que soy. Verá que puedo conseguir lo que quiero con mis propios sacrificios... Ese gustito que tiene conseguir las cosas por tus propios méritos...

Sin embargo, cada vez que pienso esto último, una voz interna, precisamente de Andi, se me viene a la mente diciéndome cosas como "no son exclusivamente tus propios méritos si dependes de ese vato, Emilia" o "no necesitas la ayuda de ese güey" . Me lo dijo tantas, tantas veces, que ya no me gusta incluso escucharlo con su voz.

Este dilema me está matando.

El campamento fue suspendido por el temporal. A la mañana siguiente del viernes, la tormenta continuó por lo que, junto con los chicos de la organización, decidimos cancelar todos los planes y volver al instituto. Fue una mierda, pese a lo que pasó con Sebas, me hubiese encantado la idea de pasar esos tres días un poco más unida con Andi. Se sentía íntimo y sumamente cómodo estar con ella. Me encanta sentir sus brazos rodeando mi cuerpo... La calidez del suyo me transmitía mucha paz... Como si se tratara de mi lugar en el mundo. Un lugar al que, si pudiera, me quedaría para siempre.

No tengo palabras para describir lo que siento cuando estoy con ella, y cuando no lo estoy. Creo.... Creo que estoy enamorada. Nunca lo estuve, ahora me doy cuenta, pero creo que, sin saber lo que se siente, puedo afirmar que lo estoy de Andi. Porque sin dudas es muy fuerte lo que me hace sentir. No solo hablo de la montaña rusa de sensaciones, sino también la sensación de permanencia, de paz. La encuentro a ella y me encuentro yo. Y juro que... Tardé tanto tiempo tratando de buscarme. Me miraba al espejo con la esperanza de encontrarme. Pero jamás lograba hacerlo. Sin embargo, todo cambió con su llegada. A muchos podría parecerles una completa estupidez lo que estoy diciendo. Sin embargo, sé que aquellas personitas que alguna vez se han enamorado fuertemente, a tal punto de que aquella persona parezca tu perdición, podrán entender todo lo que digo.

El sábado ya todos estábamos instalados nuevamente en el instituto, así que no quedó otra que retomar la vida normal. Había cuatro bandas compitiendo para ganar la final de la batalla de las bandas. Una de ellas eramos Sebas y yo, y otra de ellas era Sin nombre, la banda donde toca meu linda baterista.

A decir verdad, me dejaba un gustito amargo en la boca tener que competir con Andi. Además, nadie sabía (creo) lo de nosotras, por lo que aquello se volvía más clandestino todavía. La historia de la pobre pero talentosa niña del Brasil que canta junto con su novio, el hijo único de la futura presidenta de México, pero que sin embargo ella se enamoró de la otra niña becada, la acapulqueña Andi, una prodigio para la batería. Ambas compitiendo, una le arrebatará el sueño a la otra. Indiscutiblemente, pues ya se da por hecho que las otras dos bandas no ganarán. Podrán haber llegado a la final, pero eso no quita el hecho de que en calidad, XY y Sin Nombre son superiores.

Qué situación de mierda.

Estuvimos las cuatro bandas ensayando arduamente todos los días, a nuestros tiempos libres los usábamos para practicar, almorzábamos comida rápida en las aulas donde nos disponíamos a repetir una y otra vez la canción a presentar. A veces, nos cruzábamos en las horas tardes de la noche. Solo entre nosotros sabíamos que nadie respetaba los toques de queda. Y de hecho, esa era mi parte favorita del día. Cuando salía por la madrugada, hacía que Sebas y yo pasaramos a propósito frente al aula donde Sin Nombre ensayaba. Mi excusa ante Sebas era "para chequear a la competencia".... Pero a decir verdad, no era más que para ver por un segundo a Andi.

Querías que todos lo supieran, no? | ENDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora