⁰⁸

3.1K 414 58
                                    

Cuando Daila llegó a su casa fue a revisar la habitación de su hermana, allí la encontró durmiendo mientras abrazaba un peluche de oso que la emperatriz le regaló cuando la menor tenía cuatro años.

Acercó una silla a la cama de Kira para sentarse y así ver a la menor como si cuidara de sus sueños.

La pelirrosa renunció a muchas cosas por ella, pero no se arrepentía de nada, al contrario, estaba completamente satisfecha de todo lo que había hecho, quizás su única preocupación era el problema de habla de su hermanita, ya la habían visto médicos, pero ninguno parecía ayudarla.

- Solucionaré todo, hermana mía, haré que la voz vuelva a ti - prometió la mayor mientras acariciaba el rostro de la rubia.

El rostro de Elijah pasó por su mente, no sabía si hacía bien en darle una oportunidad, pero, esperaba no equivocarse con él, creía que era la primera prueba que el destino le brindaba, ya sea para seguir con sus planes o para detenerse.

"No, ¿detenerme?, ¡jamás! No me importa como lo haré, pero me vengaré de todas las personas que me hicieron daño, porque no hay mejor placer que ver a las personas caer en la desgracia que ellas mismas provocaron"

Con el tiempo vería si darle una oportunidad al hermano de la mujer que le destrozó la vida fue bueno o no, pero si se atrevía a traicionarla, tendría el mismo destino que su estúpida hermana.

"Si me traiciona... morirá"

🔹🔹🔹🔹🔹🔹

La mañana había llegado, y la cena de la noche anterior había sido demasiado interesante como para que lo ocurrido no se compartiera.

La gobernante de Oriente le compartía a sus damas de compañía todo lo que había pasado en aquella velada, el como fue que el príncipe Heinrey descubrió que Rashta le mentía, al igual que el cómo es que casi había una pelea entre él y el emperador.

Pero para Daila la taza de té frente a ella parecía ser más interesante de lo que decía la emperatriz, por primera vez, la joven de cabellos rosas no le prestaba atención a lo que su señora hablaba.

- El príncipe Heinrey no es como dicen - pudo escuchar que dijo la emperatriz - es buena persona, por sorpresa.

- ¡Sí! Supo enseguida que esa esclava y su sirviente mentían - dijo Laura con alegría.

- Si, es muy gracioso, pero por momentos, bastante serios también - comentó Eliza.

- Es un alivio que las mentiras de esa esclava hayan salido a la luz, ¿verdad Daila? - le preguntó la pelinaranja a su amiga de cabellos rosas.

Cuando la dama escuchó su nombre alzó su rostro, no entendía muy bien de que hablaban, pero asintió para no parecer que estaba perdida.

- Sí - se limitó a responder con su típico semblante neutro.

- Espero que los nobles que la visitaron hayan entrado en razón - dijo Laura sin darse cuenta que su amiga no había prestado atención a lo que habían dicho.

- Lo dudo - comento Artina, la vicecapitana de la guardia real, y quien mayormente cuidaba a la emperatriz - El barón Lante estuvo contando otra historia - informó.

- ¿Qué dijo?

Daila dejó de lado sus pensamientos divagantes para poder prestar atención a lo que sucedía, no podía descuidarse, no podía descuidar a la gobernante por los recuerdos del pasado, ya tenia un plan, estaba segura del que hacer, y nada cambiaría aquello.

- Que Lady Rashta era tan linda y encantadora, que Su majestad y el príncipe Heinrey casi se batieron a duelo por ella - respondió Artina.

- ¡Como odio a esa zorra! - exclamó Laura con enfado.

Secret » [Ergi Claude]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora