Chapter 21.

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Jennie tomó a Lisa por el cuello de su camisa y estampó sus labios sobre los de la rubia, en un beso agresivo y desesperado. Lisa atinó a sostenerse del borde de la encimera, cuando sintió desestabilizarse y saliendo de su estupor, le devolvió el beso a Jennie con el mismo ímpetu, sus manos subiendo a los muslos de esta, queriendo darle a entender a Jennie que deseaba que los enrollase en su cintura y esta la complació.

Jennie la besaba con tanta agilidad y determinación, que se sentía desfallecer. Arañó y apretó las piernas de la pelinegra a su antojo, mientras tanto esta investigaba cada espacio de su boca. Con cada roce de la lengua de Jennie con la suya y viceversa, el calor en ambas incrementaba de sobremanera, impidiéndoles pensar con claridad.

— Dios.. Lisa – la boca de Jennie liberó un gemido en cuanto Lisa comenzó a descender por su cuello, chupandolo y lamiendolo con esmero, consiguiendo dejar una marca, que probablemente tardaría algunos días en irse.

De un momento a otro, Jennie levantó el rostro de la rubia para alejarla del nacimiento de sus pechos, los cuales Lisa ya estaba ansiosa por recorrer.

— ¿Qué sucede? – preguntó con confusión, procurando volver a besarla.

— Mamá está en casa, puede entrar en cualquier momento – con la repentina e inesperada visita de la tailandesa, a Jennie se le había olvidado ese insignificante detalle.

El rostro de Lisa cambió de la confusión absoluta, al nerviosismo en cuestión de segundos. A Jennie sé le escapó una sonrisa burlona, que no se preocupó en reprimir.

— ¿Qué te parece tan divertido? – se alejó con el ceño fruncido; trataba de regular su respiración, pero todavía podía sentir el sabor de la piel de Jennie en su boca, lo que lo hacia mas complicado. 

— Nada, nada – la pelinegra se bajó de la butaca en la que se encontraba ya un poco incomoda y con tan sólo un paso hacia adelante, se pegó a Lisa nuevamente, agarrando su rostro con una mano, para con la otra apretujar su trasero directamente.

La rubia cerró los ojos y pensó en alejarla, pero su mente, corazón y cuerpo no parecían querer ponerse de acuerdo.

— Jennie.. alejate.. tu mamá.. – pronunció entre respiraciones cortadas, estaba realmente exitada.

— ¿Estás enojada? – la observó con una sonrisa maliciosa, besando levemente la comisura de sus labios – No parecías enojada hace un momento, cuando estabas a punto de encargarte de mis pechos – dicho esto, elevó una ceja, para luego clavar su mirada en los labios de Lisa, haciéndola poner colorada.

— Basta Jen, tú misma lo dijiste, tú mamá puede llegar en cualquier momento.

—  ¿Y cuál es el problema Lisa? te lo dije para que tuvieras cuidado de hacer algún ruido, nada más – la miró cruzándose de brazos, fastidiada.

Y como si del destino se tratase, unos tacones empezaron a resonar en el piso de la casa cada vez más cerca, alertando a las muchachas que solo atinaron a observarse, sin saber bien que hacer.

— Hija, te estaba buscando. Necesito que me acompañes a un lugar, quedé de cenar con un viejo amigo – la señora levantó la vista que hasta ese momento se encontraba concentrada en su celular y miró a Jennie, esta tomaba un vaso de agua despreocupada, mientras que con un brazo, se mantenía apoyada en el desayunador.

— Claro, no tengo nada más interesante que hacer de todas formas – encogió los hombros, como resignándose a la idea, sabiendo disimular los nervios que la asediaban.

— Bien, te doy dos horas para prepararte, estaré en mi cuarto, avísame cuando estés lista, cariño – le tiró un besito al aire y dio media vuelta, fijando otra vez su vista en el móvil, encaminándose hasta las escaleras.

 It had to be you ; [JENLISA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora