Capítulo 8. Una noche especial

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-¡No puedo creerlo, ¿enserio te ponían vestido?!

-Sí, pero me vengué años después, ambas conocieron a sus respectivos esposos en pantalones y también pintadas de la cara con bigote y barba falsa – ambos se carcajearon por esa historia. Luciana y Bruno estaban en una de las bancas del pueblo comiendo Merengón* de fresa.

-De seguro las miraron feo.

-Seh, en ese momento pensaban que estábamos locos, y no sabrás el regaño que nos dio nuestra madre. Fue la primera vez que sentimos pavor y que le tuvimos que rezar al cielo – volvieron a reír mientras comían de su postre – Muy bien, me toca. ¿Por qué llamas a mi padre "Pape"?

-Eso es muy fácil- empezó, limpiándose la boca llena de dulce al ser la primera vez que disfrutaba de tal delicia – A pesar de que mi padre murió cuando yo era muy joven, siempre lo reconocí y lo llamaba papá, sin embargo, Pedro era a mis ojos y mentalidad de niña también mi padre. Entonces empecé a llamarlo Papá Pedro, buscando distinguir a ambos, un día sin querer le dije Pape y pues... se quedó jeje.

Bruno le sonrió enternecido, observando como la contraría se sonrojaba por esa anécdota. Ella carraspeó intentando borrar su sonrojo y continuó.

-Muy bien, ahora... espero no ser imprudente, pero ¿cuál fue la visión más extraña que has tenido?

-Mhm...bueno, como ya te comenté, es necesario hacer un ritual con arena y luego esta te rodea mostrando imágenes aleatorias. Pues tuve que ver como un hombre engordaba y otro perdía el cabello – ante eso Luciana se carcajeo aún más fuerte, siendo silenciada por Bruno quien observaba detrás de ellos a los involucrados. Afortunadamente ninguno se dio cuenta, y Bruno continuó con las preguntas.

-Bien, me toca. Espero tampoco molestarte, pero, que es lo más complicado de fingir ser hombre.

- Cubrir todo lo que te define como mujer – empezó ya más calmada con ese tema, buscándole lo divertido a la situación – Tuve que engrosar la voz, cubrir mi pecho, ponerme bigote y barba cada tanto; la verdad fue una producción digna de película. Todos en el "pueblo" pensaban que era un hombre reservado como mi abuelo y hasta nos ignoraban por lo extraños que parecíamos, eso ayudo mucho a mantener el secreto más tiempo. Deberías haber visto a Pape cuando la pubertad llegó, lo bueno es que le habia preguntado a la señora Alma muchos años atrás sobre eso y pues, me ayudo lo mejor que pudo. ¿Sabes?, la forma en que algunos de mis compañeros sospecharon fue que un día sangré y pues, algunos se asustaron y otros de inmediato se dieron cuenta. Ya era la hora de salida por lo que corrí hasta mi casa y le conté a Pape todo lo que habia pasado, afortunadamente habíamos planeado huir desde hace mucho tiempo por lo que nuestro plan fue adelantado y... estamos aquí.

-Wow...

-Sí, wow. Parece una historia digna de un libro.

-Pues, al menos ahora estas a salvo – sonrío con ternura mientras le tocaba la mano, buscando indicarle que estaba de su lado y apoyándola. Ella le sonrío con seguridad.

-Por cierto...bonito vestido.

-.-

-¡Oh por Dios! ¿Qué están diciendo Dolores?- gruñó Pepa a su hija, tratando de no elevar mucho la voz ante tal escena. La mencionada suspiró y respondió.

-Está preguntando sobre su vestido, ella dice que le gusta pero que no planea dejar de usar pantalones.

-¿En serio? Mhm, la verdad es que son muy cómodos. ¿Y ahora?

-Se les acabo el Merengón, tío Bruno se ofreció a ir por más. ¿Ya puedo ir a bailar con Mariano?

-No

La visión del destino (Bruno x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora