Capítulo 7. Libertad

643 48 12
                                    

La mañana siguiente fue muy relajada, los Madrigal desayunaron como de costumbre en el patio y Luciana observaba en silencio. Su abuelo, hablaba y reía con la mayor de los Madrigal, dándole besos en el dorso de ambas manos, y ella se enternecía de alegría cada vez que los veía juntos, después de todo, creció con la romántica historia de cómo se conocieron y estaba feliz de que al final se reencontraran. También observada a cada uno de los miembros, como convivan y charlaban entre ellos, veía a Dolores hablar con Isabela sobre su noviazgo con un tal Mariano, a Camilo transformarse en varias personas e imitarlas ante la diversión de Luisa y Mirabel. Los románticos gestos de cada una de las parejas y por supuesto a Bruno charlando con Antonio y tres ratitas que estaban en la mesa. Sonrió inconscientemente, cuando era niña siempre soñó con tener una familia grande y unida como en la que estaba ahora, sueño que terminó al morir su padre y algunos años después su madre. Antonio, quién estaba frente a ella, la vio sonreír y señalo las ratitas con alegría mientras hacían algunos trucos. Ella solo saludó a los animalitos con la mano para después seguir comiendo, hasta que un grito la detuvo abruptamente.

-¡Luciano!- su antiguo nombre, que de antiguo no tenía nada al seguir en ella como herida ardiente, la estremeció. Rápidamente volteó hacia su abuelo, él levanto la ceja retándola por ignorarlo, hasta que noto como tuvo que llamarla por su antiguo nombre para que lo hiciera. Con una seña se disculpó y le pidió que se uniera a él después del desayuno. Luciana asintió apenada, recibiendo miradas de pena de los Madrigal y el recibir el centro de atención nunca les gusto, mucho menos de personas que apenas conocía.

Al terminar todos se levantaron de la mesa, Luciana se fue con su abuelo a pasear por las calles de Encanto, la mayoria de los pobladores saludaban al mayor y observaban de forma neutral a la menor. Ambos llegaron al puente y observaron el río en silencio.

-Se que las cosa, no han salido como lo planeamos. Especialmente, por Alma, Julieta, Pepa y Bruno. Tu creciste más como mi hija que como mi nieta y sé que esto puede ser incómodo para...-

-¡No! No Pape, ¿por quién me tomas? Yo más que nadie estoy feliz de que encontraras a tu familia, solo... las cosas han estado muy raras, y han sido tan rápidas, pero no es por ellos, tu bien sabes que siempre quise una familia grande, solo... al tener que haber cambiado mi identidad de golpe, y que todos me vean con esa mirada de sospecha.

-¡¿Qué?! ¿A quién te refieres?

-Tranquilo, creo que los entiendo, a ti te conocieron estas personas, han hablado de ti por años. Yo solo soy una misteriosa joven quién no se viste de acuerdo con los estandares sociales.

-Sí, pero es no te hace menos, eres parte de mi familia y ahora de la de Alma, te aseguro que en poco tiempo te dejaran de ver de esa forma extraña. Ahora solo debes disfrutar de la celebración, no se... hacer algunos amigos, tal vez encontrar a una persona que te guste... ya sabes... aquí y ahora puedes iniciar una familia.

Luciana se quedó callada, pensando en decirle lo que Bruno le dijo anoche, como lo maltrataron por su don. Al final se decidió por no hacerlo, después de todo, no quería comentar algo que probablemente el mayor le había dicho en secreto. Continuó ya más tranquila, buscando bromear con su abuelo.

-Pape, sabes que nunca me interesó formar una familia, bueno ni podía en ese momento por fingir ser hombre, pero ahora... solo me gustaría usar un vestido por primera vez – Pedro se carcajeo ante esa declaración, siendo correspondido por Luciana.

-Está bien, te dejare por ahora disfrutar del día, mientras tanto. Voy a buscar a Alma, queremos ensayar un poco antes de volver a bailar en pareja. Nos vemos luego mi niña.

Pedro la dejo sola, y Luciana finalmente pudo respirar, muchas cosas pasaban por su mente, tan rápidas como el agua que recorría bajo el puente. Poco después, una voz tras de ella la sacó de su ensoñación, era Mirabel junto con Isabela.

La visión del destino (Bruno x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora