Capítulo 11. Amor en el aire

396 35 18
                                    

Luciana estaba temblando, los brazos del mayor quemaban y su cuerpo se sentía como si un rayo la hubiera golpeado. No podía respirar, su corazón se presionaba en su pecho y sus palabras morían en su boca. Cuando Bruno le reveló sus sentimientos, se sintió en un sueño, "¿De verdad escuché bien?", el sonrojo crecía en su cara mientras trataba de analizar lo que estaba pasando.

-¿Qué dijiste? – preguntó la menor con voz temblorosa. El mayor la abrazó aún más fuerte y repitió las palabras con valor.

-Te amo.

-¿En serio?- Bruno asintió en el cuello de la trigueña para después soltarla lentamente. Él estaba parado detrás de ella mirando hacia el suelo, Luciana al sentir que la soltaban llevó sus manos al corazón mientras las lágrimas escurrían en su rostro. Rápidamente, y antes de que Bruno la malinterpretara, giró y saltó a sus brazos. El mayor se asustó mientras respondía el abrazó sin saber que hacer. Él apenas podía escuchar los susurros de la trigueña y solo cuando sintió los labios de Luciana en los suyos pudo entender lo que pasaba. Ella le sujetaba el cuello con una mano mientras que la otra estaba en su pecho, él la acercó más hacia el mientras correspondía a los labios contrarios. Una de sus manos recorrió la cintura contraria, pasó por el brazo y lo llevo a la mejilla de la joven mientras continuaban en esa danza de amor.

-.-

-¡¿Qué sucede Dolores?!- exclamaron todos los Madrigal que se mantenían ocultos dentro de casita, la morena cubrió sus labios mientras intentaba ocultar un chillido.

-¡Se están besando! – y ante esa declaración, la familia celebró de que su plan había funcionado.

-¿Quién se está besando?- Pregunto una voz tras de ellos, todos voltearon, viendo a Pedro junto con Alma bajando las escaleras – ¿Y bien?

-.-

Tras casita nuestros protagonistas se seguían besando, Luisa y Julieta se habían volteado para no interrumpir la hermosa escena entre los enamorados. De pronto, se escucharon pasos apresurados y ante ellos apareció Pedro Madrigal respirando como si hubiera corrido una gran distancia y con una mirada enojada.

-¡LUCIANA! ¡BRUNO! ¿QUÉ RAYOS ESTAN HACIENDO? – ante ese grito los enamorados se separaron, pero sin dejar de abrazarse – Se me separan en este momento.

-¡P-Pape, ¿qué pasa?!

- ¿QUÉ PASA? ¡USTEDES...ESTO ES COMPLETAMENTE INAPROPIADO!

-Con todo respeto padre – empezó Bruno, mientras se paraba delante de Luciana en un momento de valor – Creo que estas alterado y necesitas calmarte.

-Tiene razón Pedro, piensa antes de decir algo de lo que te arrepentirás – indicó la matriarca antes de que el mayor siguiera gritando. Tras respirar un poco, le indicó a Alma y a los involucrado que lo siguieren con una mirada de enojo.

Los Madrigal restantes se acercaron a la pareja, intentando darles apoyo mientras los mencionados sentían que caminaban hacía su funeral. La más afectada era Luciana, después de todo, era la primera vez que Pedro le gritaba de esa forma.

Al llegar a la habitación de Alma, ambos se sentaron frente a Pedro, él estaba con el ceño fruncido y los ojos llenos de enojo.

-Muy bien, ¿Qué es esto? ¿A qué están jugando?

-No es un juego Pape, en verdad me gusta Bruno y yo le gusto a él – explicó Luciana con la frente en alto, pero con miedo. Bruno por otro lado se mordía las uñas sin saber que decir.

-¿Y tú Bruno?- el mencionado carraspeo al escuchar su nombre - ¿Sientes lo mismo por Luciana?

Bruno se enderezó lentamente, temblando de pies a cabeza. Siempre había sido miedoso, pero por primera vez en su vida sentía que debía ser valiente o perdería la oportunidad de ser feliz. Se aclaró la garganta y con voz clara pronunció su respuesta.

La visión del destino (Bruno x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora